Benemérito patricio, médico y político nacido en Filandia, Quindío, el 16 de diciembre de 1917, en la
famosa casona histórica denominada Granada, y murió el 9 de febrero de 1990,
sus padres Luis María Restrepo Aguirre oriundo de Pácora y Mercedes Ramírez de
Sonsón; Don Luis María llegó al Quindío
en 1870 y consolidó una gran familia de 14 hijos: Roberto, oncólogo y escritor, estudió en París
con los hermanos Curie; Rogerio, odontólogo; Jaime, médico; Gerardo, ingeniero;
Elías, Moisés, José, Julio César, Leonilde, Lola, Soledad, Bertilda, Felicidad
y Carlos E.
Comenzó sus estudios
básicos en la escuela Felipe Meléndez y en el colegio del Sagrado Corazón de
Jesús de Filandia y concluyó su
bachillerato académico en el Instituto Universitario de Manizales en 1939.
En 1940 comenzó estudios
de Medicina y Cirugía en la Universidad Nacional de Colombia, pero antes de viajar a la capital se
comprometió con su prima Soledad, el amor de su vida, con quien contrajo
matrimonio el 17 de marzo de 1941; su
afán de superación lo llevaron por barco vía Buenaventura a Chile, culminando
sus estudios de médico en 1947, regresó al país a la ciudad de sus afectos y al
seno de su hogar; con su admirable esposa, compañera y amiga tuvo 13 hijos:
María Consuelo, alcaldesa
de Filandia y destacada líder cultural ya fallecida; Liliana, Bacterióloga;
Maritza, licenciada en Idiomas; Luz Sara, Fonoaudióloga; Luis Carlos, conocido
escritor, psiquiatra de renombre y valiosa figura colombiana; María Mercedes, fallecida; Roberto, escritor, académico y reputado
antropólogo colombiano; Auristela, Administradora Turística; Yuly América;
Gerardo, Neuro Pediatra que trabaja en Canadá; Marieta, Comunicadora Social;
Jorge Mario e Iván Horacio, Biólogo Marino.
Médico familiar y benefactor.
Decide iniciar la
profesión en el vecino municipio de Quimbaya, allí permanece hasta 1949 año en
el cual decide viajar nuevamente a Chile con su esposa y la pequeña María Consuelo,
con el fin de especializarse en Ginecoobstetricia. Regresan en 1951 por vía
terrestre y visitan algunos países.
Se instala en su ciudad
natal, ejerce la profesión con
dedicación permanente y se incorpora a las actividades cívicas y sociales;
además es médico de Balboa y Santuario hasta 1957, más tarde, en 1961, viaja
con su familia a Santa Rosa de Cabal, donde gana méritos profesionales y
políticos.
Política como servicio al prójimo.
Gracias a su notable
vocación de servicio al prójimo, su reconocido altruismo y la bondad de su
gestión médica, fue elegido a la
Asamblea de Caldas en 1960, como digno representante de la Colina Iluminada.
Gracias a su gestión la Asamblea aprobó una ordenanza creando la Institución
Educativa Liceo Andino de la Santísima Trinidad, en 1961, Institución admirable
en la formación de las nuevas generaciones y que se ha destacado desde
entonces. Debo señalar que el alcalde de esa época no estuvo de acuerdo con la
creación del colegio, razón por la cual el maestro Carlos E. lo puso a
funcionar en su casa, la que es hoy conocida como Casa Verde, donde actualmente funciona el Museo Casa de los Abuelos,
tradiciones del Paisaje Cultural Cafetero, orientado por su hijo Roberto.
Santa Rosa de Cabal.
Entre 1961 y 1968 se
trasladó con su familia a la bella ciudad de las araucarias con el fin de
ejercer la profesión, es nombrado médico
oficial de la cárcel, más adelante fundó la Clínica Santa Rosa y participó en
tareas sociales con las Hermanas Vicentinas en la llamada Casa del Pobre. Su
reconocida gestión humanitaria lo hizo regresar a las actividades políticas.
Volvió a la Asamblea de Caldas
como diputado por Risaralda como miembro de
la Alianza Nacional Popular en 1968. Fue uno de los promotores de la
creación del departamento de Risaralda.
Representante a la Cámara.
De 1968 a 1970 es ungido
por el voto popular al Congreso de Colombia
por el departamento de Risaralda. En diciembre de ese año, visita las
cárceles del país, cumpliendo una misión oficial y presenta el proyecto de terminación
de la Colonia penal de Aracuara, Amazonas, aceptado más tarde por el gobierno,
convierte dicha prisión en un Centro de Desarrollo Agrícola. Es dable señalar
que las dietas que percibía por su
investidura las invertía en Brigadas de Salud y drogas para los más necesitados.
Senador de la República.
En 1970 en pleno apogeo
de la Anapo, el General Rojas Pinilla le
pidió al médico samaritano que fuera suplente al Senado por Risaralda, desde
luego garantizando su asistencia, a la postre eso no ocurrió y Carlos E. es
llevado por sus electores en 1972 a la Asamblea
de Risaralda y a la presidencia del Concejo de Santa Rosa. En la Duma
Departamental fue artífice de la creación del municipio de Dosquebradas,
desmembrado de Santa Rosa.
Su bella querencia.
Regresó a su vieja
querencia, la bella ciudad de sus amores y desvelos Filandia, en 1973. Acepta
el cargo de médico de la isla prisión Gorgona hasta 1976 cuando se retira por
la gravedad de su esposa y compañera quien muere el 3 de marzo de ese año;
decide escribir “Isla Prisión Gorgona, imagen y realidad”, publicada en septiembre
de 1977, antes había escrito “Historia de la Congragación Behlemita”, “Filandia,
reseña histórica” en 1965 y “ Filandia ,hija de la Andes”, a propósito del
centenario de la ciudad, impulsado por
la Junta Cívica “Hijos y Amigos de Filandia” que preside el médico humanista,
en 1978.
Entre el ejercicio
político con Silvio Ceballos y la infatigable actividad social, continúa su
labor altruista en los años ochenta: servicio médico gratuito a los más pobres
que son casi todos y tres años como coordinador médico de la Caja de Previsión
Social del Quindío.
Enferma gravemente el 19
de enero de 1990 y fallece tres semanas después rodeado de hijos y nietos, en
la misma habitación de la hermosa casona Granada que lo había visto nacer. Su
hijo Luis Carlos Restrepo escribió “Memorias
de la Tierra” relatos de entraña familiar ,tres de ellos sobre la casa
solariega de la infancia, vida y muerte de un gran colombiano.
Carlos E. Restrepo
Ramírez fue un eminente hombre público y
un inigualable servidor de los pobres, como le dijo al académico Jorge Hernán
Delgado: “Hay que brindarle al pueblo
trabajo, salud, educación, pan y vivienda… reducir la burocracia y el
presupuesto para las Fuerzas Armadas, permitiría que el dinero beneficiara a la
gente más necesitada”. Un hombre superior que luchaba por una patria próspera y
feliz a través de su movimiento efímero que denominó Cerco; en síntesis, un
visionario superior a su tiempo.
En los últimos años de su
vida contemplaba su elegancia, su andar pausado y su sonrisa desde la silla de Café Pueblo, cuando un leve
saludo con la mano emocionaba la presencia del patriarca por las calles de su
pueblo; lo había conocido gracias a la presentación del Doctor Silvio; con los
años cuando veo subir por la misma calle a su hijo y amigo Roberto
Restrepo Ramírez, por mis ojos pasa la figura del maestro
Carlos E. ¡es la historia que pasa!. El café caliente acelera los latidos del
corazón.
Por: Gabriel Echeverri González
Miembro de Número de la Academia de Historia del Quindío
Miembro de Número de la Academia de Historia del Quindío
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