Mis treinta días con Bolívar

El padre Emiliano Londoño Botero atendiendo una entrevista
con Jaime Lopera  en su casa de retiros de Medellín
(sept de 2010) Archivo particular.

I

Hace ya más de diez años tuve la oportunidad de encontrarme en la vida con el padre Emiliano Londoño Botero (ver foto), un sacerdote discreto y serio que escribió una obra singular y única en Colombia: Bolívar paso a paso, es decir, el registro diario de los hechos y escritos del Libertador Simón Bolívar desde sus primeros años hasta sus agonías en Santa Marta[1].

Esta obra, en tres enormes volúmenes publicados por la Universidad Católica de Manizales en 2009, supera los calificativos que se asignan a la serenidad, la perseverancia y a la consagración de una persona. Fruto de 53 años de lecturas, fichas y pesquisas, el padre Botero fatigó —con la ayuda de testimonios escritos y verbales, de la correspondencia conocida y de los innumerables biógrafos— cada uno de los episodios diarios que vivió Bolívar en su ajetreada existencia. Este es entonces un documento inapreciable por la paciencia y dedicación que el autor puso en este recuento, descontada la admiración del presbítero por el Libertador en sus más de quinientos meses de vida.

En un manuscrito que conocimos, Londoño Botero nos enseñó el registro de todas las facetas del Libertador tales como el estadista, el guerrero, el diplomático, el soñador, el religioso, el humanista y, desde luego, sus relaciones familiares, sus amistades, antipatías y amores. Hice el mejor esfuerzo para ayudarle a publicar esta segunda parte, bastante prolija con las diferentes categorías y roles del Libertador a la manera de un complemento con la primera, pero murió sin ver la luz de este nuevo y dispendioso trabajo de hagiografía que ningún editor quiso aceptarle.

II

Recientemente, y gracias a la particularidad de la percepción selectiva, me di a la tarea de entresacar de ese libro monumental aquellos hechos y sucesos que tuvieron que ver con el paso de Bolívar por el Camino del Quindío en 1830, poco antes de su muerte. Elegí un periodo breve de treinta días, de diciembre de 1829 hasta enero 18 de 1930, y me fui hacia las páginas del presbítero Londoño Botero. Con un formato similar, esto fue lo que pasó en aquella época.

Bolívar regresaba de Lima y Quito donde había tratado de evitar la disolución de las tres repúblicas grancolombianas. Alejado de Bogotá para interrumpir una cadena de atentados en su contra (en represalia por sus conatos dictatoriales que le enajenaron la antipatía de los santanderistas), este receso en el sur le permitió a su regreso convocar el llamado Congreso Admirable de 1830 que trató, inútilmente, de evitar el rompimiento de la Gran Colombia ya puesta en marcha.

III

1829. Diciembre 18. El Libertador Presidente, procedente de Popayán, llega a la hacienda vallecaucana de Japio, propiedad de su amigo Jose Rafael Arboleda Arroyo (casado con la cartagenera Matilde Pombo y O´Donell); viaja con él su secretario el general José Domingo Espinar quien, por instrucciones de su jefe, le escribe al Ministro de Relaciones Exteriores doctor Estanislao Vergara requiriéndole que no se suspendieran las negociaciones entabladas con las cortes de España e Inglaterra.  Espinar transcribe estas palabras de Bolívar: “monarquizar la república y establecer una pacífica sucesión, es a la verdad una empresa sobrehumana”, aludiendo ahora a la suspensión de una propuesta de tal naturaleza que venía cursando entre sus allegados.

1829. Diciembre 19. Bolívar permanece en la hacienda Japio.

1829. Diciembre 20. En señal de agradecimiento por la acogida de la familia, el Libertador le regala a su amigo Arboleda Arroyo la espada utilizada en la campaña del sur de Colombia del año 1822, y a su cónyuge Matilde le obsequia el anillo de compromiso con su esposa Maria Teresa (valiosa joya que hoy se encuentra en el Museo Nacional de Colombia).

1829. Diciembre 21-23. Sale de la hacienda hacia Cali.

1829. Diciembre 24. A su llegada a Cali, Bolívar firma un decreto ratificando a Buenaventura como “puerto franco y ciudad libre”, y ordena abrir con urgencia un camino de herradura desde este puerto hasta Cali.

1829. Diciembre 25.  Pasa la Navidad (su última Navidad, en verdad) en Cali.

1829. Diciembre 26. Sale en dirección a Buga.

1829. Diciembre 27. Desde Buga le escribe Bolívar al general José Antonio Paez, Prefecto de Venezuela, quejándose por los pasquines que circulaban contra su reputación; del mismo modo insiste en que algún día se verá su desprendimiento de los honores cuando “deje la Presidencia que aborrezco solo porque juzgan que me puede servir de escala al trono”. Lo que desea, le dice a Paez, es ir a Caracas “por ver en que quedan mis minas en Aroa” con cuyos frutos el Libertador ha vivido mucho tiempo. En otra carta desde Buga a José María del Castillo, Presidente del Consejo de Ministros, Bolívar le anuncia su renuncia a la Presidencia “para siempre”, pero anticipando su interés de ir a Mérida a tratar con el general Paz todo lo conveniente a la unión y el nuevo gobierno de Venezuela. Ya la desmembración venezolana era un hecho.

1829. Diciembre 28-29 (lugar y fecha sin precisar). En esta oportunidad Bolívar establece las disposiciones legales de 1821 y 1826 sobre la educación en la Gran Colombia.

1829. diciembre 30 y 31. Bolívar llega a Cartago y se aloja en la casa del General Pedro Murgueitio, en compañía del General Jose Maria Obando quien lo acompaña desde Pasto.

IV

1830. Enero 1. Pasa el año nuevo en Cartago.

“1830. Enero 2. Bolívar escribe al General Urdaneta en Bogotá que “ninguna oposición debemos poner a Venezuela (…) en favor de una unión política que combaten interiormente con las antipatías. La Nueva Granada no nos quiere y Venezuela no quiere obedecer a Bogotá”. Y añade: “yo me iré del país, sin llevar un peso con que vivir, pero prefiero pedir limosna en un país extraño, a ser espectador de tantos horrores como nos esperan”.

“1830. Enero 3. Desde Cartago el Libertador le escribe al Doctor José María del Castillo, Presidente del Consejo de Ministros, con respecto a la separación de Venezuela: “la infamia de mi país nativo me recuerda los crímenes de Atenas; y esto, unido a los desastres que temo me despedazarán el corazón”.

“1830. Enero 4. (Fecha sin precisar). Bolívar recibe una dolida carta de Salvador Córdova, hermano del ya declarado conspirador General José María Córdova, solicitando el indulto para él y su cuñado Manuel Antonio Jaramillo; Bolívar les concede la amnistía y elogia la confesión de solidaridad de Salvador con su hermano. Córdova, calumniado por Mosquera ante Bolívar, se subleva contra el Libertador y poco después es asesinado. Este día, enero 4, Bolívar sale de Cartago con destino a Bogotá por el Camino del Quindío y, en el trayecto, mirando el paisaje desde las alturas, el Libertador exclama: “Este valle es el jardín de América” (página 624).

 “1830. Enero 5. Bolívar duerme en Salento.
  
“1830. Enero 6. Abandona a Salento con dirección a Mariquita, vía el Boquerón. A la vista del lluvioso paisaje de selvas y de palmas que recorre en su ascenso a Ibagué, el Libertador declara: “estoy en las soledades de Colombia”.

“1830. Enero 7 al 15. Vía Mariquita e Ibagué, el Libertador se dirige a Bogotá.

“1830. Enero 13.  El General Paez, jefe superior de Venezuela, convoca un Congreso Constituyente en Valencia y declara el estado de sitio en todo el país.

“1830. Enero 15. Bolívar llega a Bogotá en medio de un gran recibimiento, empañado desde luego por la separación de Venezuela.

“1830. Enero 16. Bolívar recibe al Conde Carlos de Bresson, enviado por el rey Carlos X de Francia, y al Coronel Tomas Moore, a nombre del Presidente de EEUU Andrew Jackson, quienes van a ofrecerle el respaldo de estos dos países por la gesta emancipadora.

“1830. Enero 17. El Libertador expide un decreto sobre el ejercicio de la abogacía a partir de los 25 años de edad.

“1830. Enero 18.  El Libertador renueva su gabinete y entran como Ministros los Generales de Brigada Domingo Caicedo y Pedro Alcántara Herran —quien más tarde sería Presidente.

V

Pocos días después, el 25 de enero de 1830, Bolívar expide el decreto mediante el cual se ordena abrir el camino de herradura por el paso de los Andes denominado “Quindío” siguiendo una ruta desde Cartago hasta Ibagué (página 631). En esa misma disposición se establece el primer peaje del país para pagarles a los constructores, pero además exime del servicio militar a todas aquellas personas que se faciliten para trabajar en la construcción del Camino.

No es materia de este escrito relatar los diversos y sucesivos acontecimientos que prosiguieron en la vida de Bolívar hasta su renuncia definitiva y el viaje hacia el exterior que culminó con su enfermedad y su muerte el 17 de diciembre de 1830 a la edad de 47 años en la quinta de San Pedro Alejandrino de Santa Marta. El tramo histórico descrito por Londoño Botero obedece a la necesidad de registrar cabalmente el paso de Bolívar por esta región, pero aún quedan muchos cabos sueltos que merecen una indagación mejor y más acuciosa de los especialistas.

Jaime Lopera Gutiérrez (Miembro de la Academia de Historia del Quindio) 
Armenia, octubre 2018

[1] Londoño Botero, Emiliano, presbítero. Bolívar Paso a Paso. Un registro diario de los hechos y escritos del Libertador. Universidad Católica de Manizales, Manizales, 2009 (tres tomos). Páginas 615 y siguientes.

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