Ministros caldenses en la década 1950-1970

Tomado de Wikipedia

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En diferentes ocasiones nos hemos referido a la influencia determinante de la clase dirigente del departamento de Caldas en nuestra vida administrativa, y en especial en aquel el tiempo en que los quindianos y los risaraldenses habíamos iniciado los hechos que culminaron con la autonomía de estas dos comarcas separadas de Caldas.

Para efectos del presente texto, encaminado a examinar dicho predominio caldense, lo hemos reducido al inventario de las personas que ocuparon Ministerios en la década de 1950-1970 porque en esa veintena de años se hicieron los mayores esfuerzos cívicos de las comunidades quindianas para conseguir la autonomía de la que hoy gozamos al mismo tiempo que la clase dirigente caldense cultivaba un ascendiente notorio en Bogotá.

La reciente celebración de los cincuenta años de fundación del Quindío hace propicio el momento para reiterar nuestra hipótesis de que la independencia regional se venía reclamando desde las primeras décadas del siglo XX, pero solamente fructificó con la creación formal de las juntas municipales y departamentales que abogaban por la segregación de Caldas en la década del año 50-60.

Estos reiterados reclamos venían ocasionados por el centralismo caldense que ignoraba a sus dos regiones adyacentes, Quindío y Risaralda, no solamente en materia presupuestal sino también en la subestimación de los talentos regionales que anhelaban su ascenso social y político, pero se sentían rechazados con frecuencia por la concentración manizaleña[1].

Un breve resumen de estas luchas autonomistas del Quindío tiene antecedentes en los conatos de 1906 y 1911; los debates de Valentín Macías y Eduardo Puerta en 1923; la rebelión de armenios y calarqueños en 1920 contra los controles de los guardas de renta al contrabando de tabaco (que ayudaba a las economías locales pero perjudicaba las rentas departamentales); la convención de municipios en Filandia, incluido Pereira, en 1928; la asamblea del teatro Bolívar en 1949; la asamblea del teatro Apolo en 1951; la asamblea del Club América en 1954 (marzo) que rechazó las presiones del alcalde militar de Armenia (coronel Cote); la asamblea de 1957 en el Teatro Yanuba (octubre); el primer proyecto de ley presentado en 1958 (descalificado por ausentismo parlamentario); y el proyecto de ley de 1965 que fuera el antecedente final de la ley 2 de 1966,  forjadora del nuevo Departamento.


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Un artículo reciente del historiador Vicente Fernán Arango Estrada denominado Ministros Manizaleños y Caldenses a través de la Historia[2] viene en nuestra ayuda para ayudarnos a esclarecer la suposición de que la querella autonomista del Quindío y de Risaralda se hizo a contrapelo de la clase dirigente de Caldas que venía ocupando importantes posiciones en los diferentes gobiernos de Colombia en las dos décadas mencionadas.

La relación que hace el historiador manizaleño abarca todas las épocas, desde 1900 cuando el Presidente Marroquín designó como Ministro del Tesoro al general Alejandro Gutiérrez, pero en particular desde la creación del Departamento de Caldas en 1905. La original encuesta contiene un numero de 71 personas caldenses, de diferente filiación política y formación profesional, que han ocupado alguno de los Ministerios colombianos en más de cien años.

Son 34 manizaleños de nacimiento, 5 en adopción y 32 ministros caldenses (del llamado Viejo Caldas, 1905-1967) enumerados en riguroso orden alfabético en el ensayo en cuestión de Arango Estrada. Los ministros del periodo 1950/1970, periodo que elegimos para el presente escrito (ver lista abajo), fueron 17 durante la época en que los principales y más definitivos conatos separatistas del Quindío estaban en auge.

Destacando la importancia del cargo de Ministro (como prestador de un servicio público a la comunidad) y de sus funciones (que suelen cambiar en el periodo señalado), recordemos que este alto funcionario del Estado colombiano es, junto al Presidente de la República, uno de los principales servidores de la rama ejecutiva y su ascendiente es rotundo en todas las decisiones relacionadas con la asignación de los recursos públicos. En consideración a lo anterior (y no sobra repetirlo demasiado) hemos sostenido que la lucha quindiana para volvernos Departamento debió superar la influencia a nivel nacional de los Ministros caldenses que ocuparon ese cargo durante los años 1950-70, cuya lista es la siguiente:

Cuadro 1: Ministros caldenses y manizaleños (1950-1970)

Año
Nombre (Orden alfabético)
Cargo
1968
Agudelo Ríos, John
Mintrabajo
1950/51/57
Álvarez Restrepo, Antonio
Mineducacion, Minhacienda
1962
Alzate Avendaño, Gilberto
Minfomento
1959
Arango Londoño, Gilberto
Minagricultura
1965
Granada Mejía, Luis
Mincomunicaciones
1958
Gutiérrez Arango, Ernesto
Minsalud (no aceptó)
1950/1969
Henao Henao, Daniel
Mineducacion, Minrrelaciones (E)
1953/55
Henao Mejía, Bernardo
Minsalud
1951
Jaramillo Arango, Pablo
Mingobierno (E)
1954/1963
Jaramillo Arrubla, Castor
Mintrabajo, Minrrelaciones
1949/1950
Jaramillo Ocampo, Hernán
Minhacienda, Minminas (E)
1962/63/68
Londoño Londoño, Fernando
Minrrelaciones, Mingobierno
1958/59
Londoño Peláez, Ramón
Minsalud
1956/57
Márquez Villegas, Carlos
Minsalud
1959
Morales Benítez, Otto
Mintrabajo
1960/61
Ocampo Londoño, Alfonso
Minfomento
1957
Salazar Mejía, Jorge
Minagricultura, Minhacienda (E)

En la primera parte del siglo XX hubo, dice el autor, “un ascenso político muy marcado de Antioquia y los departamentos del eje cafetero (Caldas, Risaralda y Quindío) a la vida política nacional; ello se reflejó en la elección de presidentes de esa zona del país (v.g., Carlos E. Restrepo, Marco Fidel Suarez, Pedro Nel Ospina, Mariano Ospina Pérez) y en el alto porcentaje de Ministros de esta parte del país y su preponderancia en el Ministerio de Hacienda”[3].

Entre el año 1900 y el año 2000, según un estudio del Centro de Estudios Económicos Regionales (CEER, Cartagena, abril 2012, citado por el autor), y contabilizado por su región de origen, se especifica lo siguiente: “Caldas, con 38 Ministros, participa del 5,4 por ciento del total nacional, el Quindío; con 6 miembros, participa del 0,9 por ciento; y Risaralda con 6 Ministros participa con el 0,9 por ciento”[4]. Mejor dicho, “Caldas en términos per cápita ha tenido el doble de Ministros si se lo compara con el país en su conjunto”.

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Cabe anotar que la mayoría de los 17 Ministros caldenses mostrados en el Cuadro 1 en el periodo anunciado de veinte años, pertenecen al partido conservador y quedan pocos representantes del liberalismo. Este hecho parece conducir de nuevo a la afirmación que trazamos en otro escrito: hubo en Caldas una pléyade de estudiosos (periodistas, poetas, cronistas) que dominaron el panorama intelectual del departamento, incluyendo las porciones del Quindío y Risaralda, con destacada jerarquía como personajes elocuentes y retóricos que produjeron, por la originalidad de sus escritos, una categoría que los andinos empezaron a nombrar, de algún modo paródico, como los “grecoquimbayas” y luego los “grecocaldenses”[5].

La descripción anterior fue también la razón por la cual hablamos de un “conservatismo ilustrado” para designar esa corriente de intelectuales que vieron crecer a su departamento, pero fueron incapaces de evitar su fraccionamiento. Dentro de ese grupo se registran los políticos caldenses (Alzate Avendaño, Londoño Londoño, Silvio Villegas, Gutiérrez Arango) pero también un grupo de empresarios (Manuel Mejía, Gómez Jaramillo, Botero de los Ríos y otros) que fueron vistos como representantes de ese talante caldense –medio literario, medio comerciante— que reveló ante el país el perfil culto de los caldenses.

Muchos de ellos fueron herederos del liderazgo intelectual de Aquilino Villegas (Manizales 1880- Bogotá 1940) un escritor y periodista que en la práctica sentó las bases de toda una generación, incluida la de los llamados azucenos [6], unos industriales y políticos locales que vieron el horizonte de la industrialización de la región con ojos más ecuménicos que locales. Pero es menester incorporar en estos grupos a otras personas afines a los caldenses que contribuyeron a esa imagen de personajes con influencia, como Daniel Henao, Otto Morales, Augusto Ramírez Moreno y Antonio Álvarez Restrepo, entre otros.


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No nos interesa por ahora intentar una definición del intelectual en el sentido como lo veía Paul Johnson —como un fenómeno propio del siglo XVII cuando los pensadores seculares tomaron el lugar de los escribas y los sacerdotes, y mucho menos como “un sirviente de los dioses”—, sino como un observador que penetra la trama histórica de un determinado momento para ayudar a transformarlo[7]. La calificación de los intelectuales (que nos entraría en el intenso debate de Sartre con Camus) alude, en este caso, a la influencia que unos letrados ejercen en los medios de comunicación, o mediante relaciones interpersonales, para convocar un grupo de ventajas en torno a los intereses de una región establecida.

En resumidas cuentas, las anteriores consideraciones son una prueba de que los intereses caldenses dentro del poder ejecutivo durante veinte años predominaron en favor de Manizales y su Departamento, en detrimento de las regiones vecinas, en especial el Quindío, que se hicieron adultas poco a poco en su causa por una segregación que encontró en aquel predominio excluyente una de las razones legítimas para aspirar a la autonomía territorial merecida hasta la fecha. 

Por: Jaime Lopera Gutiérrez.
 Miembro de Número de la Academia de Historia del Quindío.
Armenia, 25 de noviembre de 2016





[1] Por ejemplo, en 1946 se notó la animadversión contra esta región por parte del gobernador José Jaramillo Montoya: un diputado quindiano solicito la departamentalización del Colegio Rufino José Cuervo de Armenia mediante una ordenanza que se presentó en aquella legislatura. La iniciativa fue vetada por Jaramillo Montoya. No obstante, y dado que ese veto amenazaba con convertirse en un problema de orden público, la Gobernación decidió aprobarla a las carreras durante la segunda vuelta del proyecto.

[2] Arango Estrada, Vicente Fernán. Ministros Manizaleños y Caldenses a través de la Historia. Revista Impronta, órgano de la Academia Caldense de Historia. Edición 14, volumen 3, año 14, Manizales, 2016; páginas 201 y ss.

[3] Arango Estrada, Vicente Fernán. Op. cit., página 228.

[4] Arango Estrada, Vicente Fernán. Op. cit., página 229. Tomando como base el censo poblacional de 1993, Caldas se ubica en el primer puesto de Ministros con un índice de 193,7 por ciento; Quindío con el 65,1 por ciento y Risaralda con el 38 por ciento.

[5] Con mucha gracia, el historiador pereirano Alfredo Cardona Tobón decía: “Los manizaleños se han sentido de mejor familia que los de Medellín y el resto del territorio paisa porque son más blancos, fueron más ilustrados y más cosmopolitas; mientras Carrasquilla escribía “montañeradas”, en Manizales hablaban de Francia y de la antigua Grecia”. Correspondencia personal.

[6] Cabe anotar estos otros datos: el brillante y competente caldense Gonzalo Restrepo Gutiérrez fue doce veces Ministro entre 1936 y 1944 durante el régimen liberal; Luis Granada Mejía, opositor al departamento del Quindío, fue el primer Ministro quindiano en 1965; Bernardo Henao Mejía, Ministro de Salud en 1953, al parecer era armenio; y el Ministro Castor Jaramillo era de Salento cuando aún éramos Caldas.

[7] Johnson, Paul. Intelectuales. Javier Vergara Editor, Buenos Aires, 2000.

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