Me encontré en la vida con… Gabriel Mejía Gutiérrez


Distinguido ingeniero civil, funcionario y ciudadano ejemplar nacido en Pácora el 14 de junio de 1924, sus padres Daniel Mejía y Mariana Gutiérrez, seis hermanos: Daniel; Gonzalo, Hermano Lasallista, brillante físico nuclear educado en París, malogrado por su propia comunidad; Carmen Emilia; Erminia; Lucía y Martha.

Cursó estudios primarios en su ciudad natal y en la Universidad del Cauca hizo sus estudios de bachillerato y la carrera de ingeniero civil que concluyó en junio de 1951, debe anotarse que en la universidad fue admirado por sus capacidades extraordinarias de matemático.

La secretaría de Obras Públicas de Caldas lo contrató para trabajar en las carreteras de Armenia.

En 1953 contrajo nupcias con la apreciada dama Amparo García Escobar, hija de Octavio García Gómez e Isaura Escobar de García, personajes de Salamina que habían escogido Armenia como su residencia. Cuatro hijos: Isabel Cristina, casada con Carlos Mejía Duque, tres hijos; Fernando, ingeniero civil y empresario, ya fallecido; Clara Inés, economista y empresaria, con dos hijas; Aurelio, ingeniero civil, político dirigente del Centro
Democrático y columnista, casado con Patricia Arango, dos hijos, Gabriel y Marcela.

El ilustre ingeniero fue encargado inicialmente como responsable de la planta de tratamiento de aguas de Armenia.
En 1959 fue nombrado gerente, cargo que ocupó hasta el 23 de mayo de 1961, fecha en la que fue asesinado alevemente, probablemente por haber puesto un canon a los carniceros de la época.

Mejía realizó una tarea admirable que se expresó en el manejo pulcro y honorable a toda prueba de la empresa; dirigió la construcción de la hidroeléctrica de El Caimo, la optimización de la planta de tratamiento en Regivit y modernizó las Empresas siendo impulsor de su desarrollo; era un visionario porque desde esa época fue pionero de la necesidad social de las plantas de tratamiento de aguas residuales y alcanzó a conseguir los libros sobre la materia en Europa, material que estudio con cuidado, gracias a su dedicación e interés por los temas relacionados con el agua.

La excelente gestión cortada abruptamente por la mano asesina mereció que el destacado hombre público, Alberto Aristizábal Peláez, en su calidad de gerente de las Empresas, en 1982, por medio de resolución respectiva, denominara Plaza Gabriel Mejía, a la plaza anexa a la antigua plaza de mercado, hoy Centro Administrativo Municipal, lo que hoy es el Centro Comercial del Café, carrera 18 calle 17 costado noroccidental, así conocida como un referente de ciudad y de localización espacial y, desde luego, como un referente histórico.

Así debe llamarse el edificio nuevo como un homenaje de la ciudad a un gran ciudadano, como el testimonio de un nombre que hace parte del imaginario colectivo, como el nombre de un gerente honrado que murió en el cumplimiento de su deber.

A raíz de su legado de funcionario inmaculado, el alcalde Jorge Arango Mejía, en 1969, bautizó con su nombre la antigua plazoleta del concejo de Armenia, lugar situado al frente del edificio actual de Movistar, antes Telearmenia, sitio deteriorado que ha perdido su antigua condición.

Los grandes amigos de Mejía se hicieron presentes después de su temprana desaparición: Ariel Jaramillo Jaramillo, Arturo Álvarez Maya y otros, hicieron recolecta para comprar casa para la viuda y sus pequeños hijos; los compañeros de facultad de la universidad del Cauca, Ciro Medina, Hugo García, René Flórez y otros, se hicieron cargo de primeras comuniones, grados, estudios, en fin, toda clase de apoyos, solidaridad que se ha mantenido con una cercanía afectuosa de sus familias con la familia Mejía García.

Gabriel Mejía Gutiérrez en su corta trayectoria vital se destacó como un ciudadano probo y meritorio, un padre de familia responsable y un funcionario intachable; en su paso por las Empresas Públicas de Armenia dejó una honda huella gracias a su notable curiosidad intelectual y su dedicación al servicio de los ciudadanos. Es dable afirmar que Mejía hizo posible el mejoramiento de la calidad del agua y su futuro plan de poner en práctica el sistema de planta de aguas residuales se vio frustrado en su gerencia, por su desaparición temprana.

El frío cala los huesos en la cafetería del edificio Altavista y el rostro del ingeniero y amigo Aurelio Mejía, palidece por el dolor que le genera el recuerdo de su padre inmolado. Examinamos algunas fotos que guarda consigo y al unísono le solicitamos al señor alcalde de la ciudad, que conserve el nombre de Gabriel Mejía para el edificio Centro Comercial del Café.

Afuera llueve y la noche se ha hecho fuerte en la plaza Bolívar, buscando el transporte vuelvo a pasar por la plazoleta Gabriel Mejía, repleta de vendedores, pelafustanes, toda la suciedad del sector que corre por los charcos; sueño con ese parquecito limpio que sirva de descanso y lectura, sueño…

La vida y la muerte del ilustre gerente me ha conmovido: los cuyabros siempre identificamos como un sitio clave de la ciudad la plaza Gabriel Mejía, ojalá permanezca en el imaginario de la sociedad, la noticia sobre un ciudadano eficaz y honrado que sirvió bien a la ciudad y a la región, símbolo y orgullo de su familia y del Quindío.

Gabriel Echeverri González 
Miembro de Número de la Academia de Historia del Quindío

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