Palabras de despedida de Jaime Lopera Gutiérrez como presidente de la Academia de Historia del Quindío

En sesión solmene de la Academia de Historia del Quindío realizada el 20 de marzo de 2018 en la ciudad de Armenia se dio la ceremonia de transmisión de mando del presidente saliente, Jaime Lopera Gutiérrez, al presidente electo, Fernando Jaramillo Botero, luego de haber ocupado esta dignidad por espacio de 15 años (2003 – 2018) tiempo durante el cual consolidó a la AHQ como una de las entidades de mayor prestigio en la región. 

Durante su gestión, la Academia produjo más de 300 documentos entre investigaciones, ensayos y artículos que dan cuenta de la historia del Quindío. Así mismo, impulsó la creación de los Centros Locales de Historia en los municipios del Departamento como medio para recuperar la denominada microhistoria y generar sentido de pertenencia. Mención especial merece la incansable batalla de Lopera Gutiérrez por la recuperación del Tesoro de los Quimbayas ante el Gobierno Nacional y en instancias internacionales, labor que dio sus frutos con el reciente fallo de la Corte Constitucional que ordenó la repatriación de la colección precolombina dejando como legado la necesidad de recuperar el patrimonio de los pueblos como eje fundamental de su identidad. Sus últimos aportes al frente de la AHQ se materializaron en el empeño que le puso a la conformación del Capítulo Eje Cafetero de la Asociación Colombiana de Historiadores y a la gestión que emprendió para que Armenia fuera designada sede del XIX Congreso Nacional de Historia en 2019 en homenaje al Bicentenario de Colombia. 

La ceremonia en mención se realizó en el Hotel Bolívar Plaza de la capital del Quindío, acto en el que también se despidió Gonzalo Alberto Valencia Barrera como secretario de la entidad y asumió en su reemplazo Germán Medina Franco. El vicepresidente Gabriel Echeverry González y la Fiscal María Eugenia Beltrán Franco fueron ratificados en sus cargos.  



Las siguientes son las palabras de despedida del presidente de la Academia de Historia del Quindío, Jaime Lopera Gutiérrez.

Farewell

Apreciados amigos,

Dudé mucho en escribir estas líneas de despedida pues se me antojaba que era una extravagancia echar discursos en una ocasión tan común como un cambio de directivas. Después me corregí pensando en que, de vez en cuando, uno debiera dejar escrito su pensamiento en ciertos momentos importantes como este. El único precio que ustedes pagarán por esta cuota personalista es el tiempo en que transcurren estas palabras.

Para empezar no sobra definir que, con alguna puntualidad y mucha austeridad, fuimos creciendo juntos desde 2003 cuando ingresó la historiadora Olga Corrales. Sin querer queriendo, y a medida que invitábamos a más personas a conformar este grupo, nos dimos cuenta que estábamos reclutando lo mejor de la sociedad quindiana, no solo por sus pocas o muchas contribuciones a la historia escrita o verbal de nuestra comarca sino por los sólidos valores de seriedad, compromiso y rectitud que nos acompañan. Al aumentar nuestras aportaciones (los libros, las conferencias, los videos, las campañas, los artículos periodísticos, etcétera) se fue aumentando la reputación moral de la Academia como algunos de ustedes lo han dicho aquí mismo en otras veces.

No veo inconveniente en decir que —por razones de nuestro oficio tan artesanal—todavía nos falta investigar más, escribir más, debatir más hipótesis tales como la influencia de la historia en nuestro porvenir. Creo que nos falta ser más tolerantes con las diferencias de opinión pero, hasta el momento, ninguna de ellas ha sido capaz de fracturar en forma radical la unidad de este grupo. Estimo que ya tenemos suficiente madurez para autocontrolar las pasiones. No somos perfectos y erramos como cualquier humano puede hacerlo, pero no se nos reconoce afuera como una entidad con tintes políticos y en cambio se nos respeta silenciosamente por nuestras respuestas institucionales.

Me gustaría decir que somos hoy una red de intelectuales en proceso de mejoramiento continuo, que subsiste por la misión y los objetivos que nos hemos propuesto y no por la casualidad de las circunstancias o por los mesías salvadores. Lo he dicho antes: somos un foro de hombres libres y así deberíamos serlo siempre. Pero nuestra vocación hacia la historia (pequeña o grande, permanente u ocasional) es, primero que todo, un escudo contra la falta de identidad o la búsqueda de ella. Sin ser abanderados de la tradición por sí misma, hemos aprendido a poner una mirada hacia el futuro, como lo será el enorme reto del Congreso de Historia del año entrante y los Centros Locales que venimos desarrollando.

Para hablar solamente de las últimas realizaciones, porque las demás son suficientemente reconocidas, estos Centros Locales de historia son una prueba de que creemos en la descentralización y en el poder de las comunidades para ocuparse de su propio destino. Como son poquísimos los antecedentes de este proyecto, no nos debe dar pena decir que ya nos extendimos con la idea y que otras regiones de aprestan a imitarla como alguien me dijo para Santander. En fin, ya podemos sentirnos en el panorama nacional no solo por esta iniciativa que comentamos, sino por la campaña por el regreso de la Colección Quimbaya que triunfó gracias a nuestros desvelos.

Aprecio en todos, con mucha sinceridad, su confianza de tanto tiempo; la amistad, las deferencias para mi familia, la paciencia hacia mis actos, se merecen mi gratitud perdurable. Confío en que sean virtudes permanentes en nuestra entidad. Amigos: volveré a mis apetencias literarias y profesionales, pero estaré en adelante como un soldado más de esta organización si bien imitando la ejemplar compostura del expresidente Belisario Betancur para no invadir las tareas de mis sucesores. Muchas gracias.

Jaime Lopera Gutiérrez
Presidente Academia de Historia del Quindío
20 de marzo de 2018



Publicar un comentario

0 Comentarios