Editorial del periódico El Quindiano del 20 de febrero de 2018
El Quindío y el país le
deben mucho a Jaime Lopera Gutiérrez por su titánica lucha por la repatriación
de la colección Tesoro de los Quimbaya, regalada a la corona española en 1891
por el gobierno colombiano que presidía Carlos Holguín Mallarino. Las solicitudes
hechas por algunos gobernantes colombianos, especialmente por autoridades
territoriales como el exalcalde César Hoyos Salazar en su mandato en 1991, a
propósito de los 100 años del ‘regalito’, habían resultado infructuosas.
Lopera se puso en la tarea de rescatar la colección, hace unos
diez años, cuando fue elegido presidente de la Academia de Historia del
Quindío. Lucha que tenía, en principio, una mirada quijotesca por parte de las
autoridades territoriales y los académicos de las universidades regionales, y
mucho más escepticismo por parte del gobierno nacional y los académicos de
universidades de gran peso en el país.
Pero Lopera insistió. Le escribió a todo el mundo, incluyendo,
por supuesto, a la cancillería, a la presidencia de la República, al ministerio
de Cultura, a la embajada de Colombia en España, al propio gobierno español y
hasta al mismo rey Juan Carlos de Borbón, regente de la corona de España para
entonces. También tuvo acercamientos con las instituciones del sector histórico
y antropológico, pero las respuestas fueron de desaliento, de ‘cajas
destempladas’ o simplemente, de silencio.
El presidente de la Academia de Historia comprendió que el
gobierno no estaba interesado en reclamar el Tesoro, mucho más si la canciller
colombiana María Ángela Holguín ostenta en su genealogía familiar el nombre del
presidente que hizo el ‘regalito’, don Carlos Holguín Mallarino, su tío
bisabuelo.
Sin embargo, fiel a la filosofía de su famoso libro: La culpa es
de la vaca, Lopera siguió buscando caminos, con la esperanza de un náufrago y
la fe del carbonero. Hasta que halló el camino, tratar por vía jurídica que un
juez o una corte obligaran al gobierno a pedir la repatriación de la colección
del Tesoro Quimbaya. Y lo logró, aunque los abogados que impetraron la acción
ahora desconozcan ese trabajo y reclamen para ellos solitos las mieles del
triunfo. Fue Lopera, señores, y la Academia de Historia del Quindío, quienes
hicieron el mayor trabajo.
Las posibilidades de que la colección Tesoro Quimbaya retorne al
Quindío son enormes. La colección no contiene 122 sino 433 piezas, según una
juiciosa investigación adelantada en los últimos meses por el miembro de la
Academia de Historia del Quindío Jorge Hernán Velásquez. El Banco de la
República ha ofrecido su concurso para que, en caso de la devolución, albergar
en Armenia, en un Museo del Oro Quimbaya reacondicionado, esas piezas.
Ahora que Jaime Lopera ha renunciado a la presidencia de la
Academia de Historia del Quindío, debería la sociedad regional brindarle un
homenaje a este hombre, por su titánica y quijotesca labor que, sin duda,
terminará con el retorno de la colección al Quindío. De nuestra parte, doctor
Lopera, reciba nuestro reconocimiento, porque consideramos que esta es la obra
más grande que recibirá nuestro territorio, y que, con este rescate de la
colección, nacerá una nueva manera de ver y de pensar nuestra identidad, lo que
ayudará a las nuevas generaciones a defender este territorio de los Andes del
Quindío, donde habitó la gran nación de los quimbayas.
Miguel
Ángel Rojas Árias.
Miembro
de Número de la Academia de Historia del Quindío.
Director
del periódico El Quindiano
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