Investigar y
revelar la historia de cotidianidad aportada por el Camino del Quindío
suministrará evidencias indudables en la fundamentación de la Quindianidad.
Migrantes franquearon la ruta, cruzaron lomas, planicies, pantanos y selvas, seguidos por sus familias y enseres básicos. Descuajaron enmarañadas selvas, vencieron difíciles condiciones geográficas (caudalosos y torrenciales ríos, exuberancia de animales silvestres, rigores climáticos, fastuosos paisajes y alucinantes mitos y leyendas), que se interponían y les obstaculizaba su peregrinaje, y fundaron los primeros pueblos en cercanías de la vía.
Por difíciles canalones y tupidos montes, silleros, cargueros, petaqueros y arrieros con sus recuas, trasteaban personas de diversas condiciones sociales (políticos, militares, religiosos, diplomáticos, intelectuales, artistas, comerciantes, labriegos, presidiarios, prófugos, aventureros, guaqueros), procedentes de diversas regiones, que anhelaban encontrar un sitio en esas espesas selvas donde erigir una ranchería, contadero o tambo para refugiarse de los rigores de la noche y los peligros de la espesura selvática al final de cada jornada de viaje.
Variada temperatura y fértil naturaleza, aspectos provechosos para la agricultura y la ganadería, permitieron el establecimiento de enjambres de colonos procedentes de diferentes sitios del territorio de la Nueva Granada, que se posesionaron del espacio dejado por los primeros aventureros que deambularon únicamente por la casualidad de la guaquería y la minería del oro de veta y aluvión.
El contrafuerte occidental de la cordillera del Quindío (cordillera Central), en su piedemonte, tutelado por los nevados (Ruiz, Tolima y Santa Isabel) y el paramillo del Quindío, fue el vértice de las contiguas fundaciones en la “Hoya del Quindío”.
La pertinacia social más que la riqueza material, dio paso a la fundación de nuevas poblaciones.
Su ascendencia
cultural avivaba la provisión de construcciones públicas básicas: Iglesia,
plaza principal, calles, despachos oficiales, viviendas y otras obras públicas,
que les facilitara las relaciones socioculturales, cimiento esencial del
poblamiento territorial.
Alvaro Hernando
Camargo Bonilla
Academia de Historia
del Quindío – Académico de Número 7
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