Benemérito sacerdote, valioso líder católico nacido en Salento, el 8 de enero de 1937, fallecido el 17 de octubre de 2002, sus padres Fernando Arias Hoyos y Lelia Posada Ocampo, en dicha unión 3 hijos: Gabriel; Jorge -médico veterinario casado con la distinguida dama Lucía Gutiérrez Jaramillo- y Amparo.
Cursó sus estudios básicos en la escuela de su ciudad natal y los estudios de bachillerato en el Seminario Mayor de Manizales, y en la Universidad Javeriana de Bogotá formación superior en Filosofía, Teología, Sociología y Pastoral Familiar; fue ordenado sacerdote el 17 de diciembre de 1960 por monseñor Jesús Martínez Vargas, obispo de Santander.
Regresó a su tierra en 1961 como colaborador de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, donde permaneció 2 años, con el templo en construcción para la época, era una iglesia pobre que atendía un amplio sector del occidente de la ciudad; en 1963 fundó la parroquia del Espíritu Santo, situada a un costado del parque de Los Fundadores y que bajo su maravillosa égida proyectó un excelente mensaje evangelizador para las familias del centro y norte de la ciudad.
Leer El padre Gabriel y el Espíritu Santo
En 1967 fue designado párroco de la catedral iglesia de La Inmaculada Concepción, además de sus tareas habituales, uno de los promotores de la construcción del moderno templo que preside solemne la plaza Bolívar de Armenia.
En 1975 viajó a Roma con el fin de estudiar Derecho Canónico
en la Universidad Gregoriana, formación que hizo con mucho éxito, conoció
Europa y su estadía le permitió una visión amplia del viejo continente y del
mundo de su época.
Seminario Mayor Juan Pablo II
A su regreso de Europa fue nombrado rector y merced a su
formación, inteligencia y fervor apostólico, forjó en las vocaciones
sacerdotales un inmenso amor por la tarea eclesial evangélica, por su
fortalecimiento.
Consejo Episcopal Latinoamericano
En 1988 fue designado secretario general del Celam con sede Bogotá, desempeñando con lujo de competencia durante 10 años esta inmensa responsabilidad apostólica y administrativa.
Terminada su misión eclesial, regresó a su parroquia del Espíritu Santo a continuar su extraordinario magisterio con programas y obras de fomento y afianzamiento de la fe, entre ellas debo mencionar: la fundación de las parroquias Santos Apóstoles y Nuestra Señora del Café; su interés en la iniciación de la fundación materno-infantil; establecimiento de Casas de la Familia, auxilio profesional a familias pobres; puesta en marcha de las salas de velación del Espíritu Santo.
En su excelente y formidable vínculo con la comunidad,
coadyuvó con la creación del movimiento juvenil, la asociación de Damas de la
Caridad y de las Damas Grises. Entusiasta colaborador de la Cruz Roja del
Quindío, impulsor de los cursos prematrimoniales. Conferencista en varios
países, como Cuba.
Movimiento mundial Vida Ascendente
Fue uno de los más entusiastas promotores del movimiento VA
en Colombia y América Latina y propició con su valiosa preparación teológica y
evangelizadora, un vigoroso apoyo a las personas de la tercera edad; concitó
con su esfuerzo cotidiano, con su optimismo, la presencia de Jesucristo en los
pasos finales de la existencia humana, con la mirada positiva en la
trascendencia.
Vicario general de la Diócesis
En 1999 asumió esta responsabilidad, con suma dedicación y
abnegado servicio a la iglesia regional, a los sacerdotes, a las diferentes
parroquias y, desde luego, a los programas episcopales.
Con la iglesia, al servicio del civismo
Participó en muchas actividades importantes para la ciudad
como la Asociación cardiovascular, coral ciudad de Armenia, en la fundación de
las universidades del Quindío y Gran Colombia, en la puesta en marcha del Club
de Leones Monarca, al que perteneció con fervor, en muchísimas actividades que propiciaron
beneficio social progresivo.
Inmolación de un gran cristiano
Con su frente siempre en alto, su voluntad permanente de servicio, su amor inquebrantable a la fe en Cristo, aceptó servir de intermediario para lograr la liberación del senador Ancízar López López, en manos de una cuadrilla del ELN, pero pudo más el mal y el 17 de octubre de 2002, fue vilmente asesinado junto con su conductor; su sacrificio conmovió los cimientos del Vaticano, la iglesia católica, al país todo y a la región que lloró con tristeza y desconsuelo su partida.
El columnista Juan Felipe Naranjo escribió en El Colombiano de Medellín: “(…) tenía la luz de los elegidos. Su sola presencia irradiaba de paz el sitio, la reunión, el lugar al cual llegaba. Su normalidad para ver y entender la vida, lo llevó a ser avanzada elegida por la Santa Sede en muchos de los viajes del Papa Juan Pablo II (…) el médico de almas que era, deja huellas imborrables con sus enseñanzas sobre la construcción del amor en familias jóvenes y viejas (…)[1]”.
La reacción de dolor e indignación ante el asesinato del
padre Gabriel fue unánime y las voces de condolencia fueron innumerables: del
Vaticano, secretario de Estado, autoridades civiles y militares, gobernación,
alcaldías, asamblea departamental, concejos municipales, jerarcas de la
iglesia, el cardenal Pedro Rubiano, congreso nacional, feligresía y ciudadanos.
El ilustre escritor y abogado Helio Martínez Márquez, señaló: “(…) con él ha
muerto un invaluable patrimonio cristiano, espiritual y humano. Ha muerto un
buen samaritano, que, por su prójimo, en una encrucijada siniestra, entregó su
propia vida”. A su sepelio asistieron varios obispos y arzobispos.
Condecoraciones
La ciudad de Armenia le entregó el Cordón de Los Fundadores, recibió múltiples reconocimientos de organizaciones cívicas y sociales como la SMP, de la gobernación y de entidades de la iglesia y sin ánimo de lucro, de la Cruz Roja, de la Sociedad Cardiovascular.
El padre Gabriel Arias Posada se destacó con méritos y dedicación constante al servicio de la iglesia y al impulso religioso de las familias, con inmenso corazón y con espíritu evangelizador intachable, fue el símbolo de una época maravillosa de actividad social, en torno al mensaje vivificador del evangelio.
Con una exquisita formación teológica, su educación europea proyectó su carisma con un apego extraordinario a la doctrina social de la iglesia, que interpretó y puso en práctica durante toda su existencia; ello explica su presencia bienhechora en diversos programas y actividades en beneficio de la región, su amor por la doctrina y la puesta en marcha de grupos laicos, asociaciones, grupos religiosos y sociales, en procura de un mejor ciudadano y una sociedad más feliz.
Su noble paso por la región dejó honda huella en el magisterio de la iglesia y en las tareas parroquiales; su vil asesinato, conmovió profundamente a todos los estamentos de la sociedad, que seguramente con esta semblanza, revivirán momentos atroces de la historia de Colombia, que no quisiéramos nunca más repetir.
Con la colaboración de la distinguida señora Clara Luz Jaramillo de Botero, he transitado por los pasos existenciales de un pastor samaritano, inmolado por el crimen, cuando cumplía un papel bienhechor, el sacrificio de un hombre bueno, entregado constantemente al servicio de nuestra región.
Es imposible no recordar la imagen tranquila y bonachona del
padre Gabriel que desde las alturas nos mira con la dulzura silenciosa de su
bondad sin límites. Con estas palabras quiero recordar su paso benéfico por su
tierra que tanto amó y en donde su recuerdo abona los pasos del promisorio
futuro. ¡Un pastor inolvidable, siempre presente en nuestros corazones!
Gabriel Echeverri González
Academia de Historia del Quindío (Académico de Número 1)
[1] Naranjo,
Juan Felipe. El Colombiano. 24-10-2002. Archivo personal de Clara Luz Jaramillo
de Botero.
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