John Jaramillo Ramírez, el personaje más apreciado de la remembranza histórica de Armenia, nos deja un pesar inmenso con su muerte, pero también la riqueza de su producción bibliográfica, resumida en dos obras escritas, varios artículos publicados en los plegables emitidos por la entonces Corporación de Fomento y Turismo -hoy Corpocultura- y en las entregas de los volúmenes de la Academia de Historia del Quindío, a través de sus tomos publicados con el título de ‘Ensayos de historia quindiana’.
Jaramillo Ramírez era un sorprendente efluvio de información histórica sobre su natal Armenia y en relación con los acontecimientos del departamento, así como de otras facetas de sus municipios. Era -empleando otra acepción figurativa- un manantial permanente de datos referentes a la cotidianidad histórica y la vida provincial.
Se le conoce por sus ejecutorias culturales y así será recordado por los ciudadanos, cuando el desfile del yipao fluya de nuevo por las calles o cuando se revitalicen las parafernalias de la caminata de la Familia Castañeda y del reinado popular de la Chapolera. Son organizaciones festivas estas que emanaron de las iniciativas de dos gestores cuyabros, porque con el dinamismo de Jaramillo también sobresalió el entusiasmo de Luis Fernando Ramírez Echeverri, su amigo y coequipero en la realización exitosa de tales eventos. Y para la construcción de los cuales se basaron en la información histórica, para ponerlos de nuevo en valor. Hoy, a su vez, esos actos festivos alimentan el sentido identitario del Quindío, dentro de la concepción de un Paisaje Cultural Cafetero apropiado por sus habitantes.
A principios de la década de los 80, un primer aporte a la iniciación del devenir turístico del Quindío fue gestado por John Jaramillo, en la Escuela de Administración y Mercadotecnia del Quindío, conocida hoy como la Institución Universitaria EAM. Allí, como decano y director del programa de Administración Turística, desarrolló otra faceta de su vida, la docente. Pero también contribuyó a la orientación de un camino que seguiría el departamento, en materia de promoción del destino. En ese primer intento académico de consolidar el turismo, fue también profesor de “Historia del arte, geografía turística de Colombia y América y ética y protocolo” como se reseña en la semblanza escrita por el académico Gabriel Echeverri González[1].
Su producción documental se ciñó al criterio de recuperación histórica de los sucesos familiares, festivos y patrimoniales, donde la mención de aspectos del transcurrir local fue fundamental para conocer la vida tradicional de las comunidades. Así quedó consignado en las cortas, pero agradables columnas de los boletines publicados por la entidad de la cultura y el turismo de Armenia, donde laboró, primero como asistente del director de Fomento y Turismo, en 1988, y luego, en las primeras décadas del siglo XXI, como asesor de los eventos en Corpocultura. En la celebración del centenario de Armenia fue vital su participación en la publicación de la primera producción bibliográfica, titulada ‘Libro de oro del centenario’, siempre en conjunto con su amigo Luis Fernando Ramírez Echeverri.
En el año 2003, en conjunto con Gustavo Pinzón Sánchez y Alfonso Osorio Carvajal, en su condición de jurados, eligieron las historias de un singular concurso convocado por la Corporación Municipal de Cultura, titulado ‘Historias barriales de Armenia’. Es preciso mencionar el acompañamiento de Jaramillo Ramírez en la información tendiente a la elaboración de los escritos, por parte de algunos líderes comunales que participaron en ese ejercicio de recuperación barrial, que fue publicado en septiembre de ese año, en un libro de 332 páginas, donde aparecen 16 crónicas, que corresponden a comunas y barrios de la ciudad[2].
En 2006 se conoció su obra más emblemática. Con la publicación de agradables “Croniquillas antañonas” sobre la vida doméstica, social y festiva de Armenia en el transcurso del siglo XX, el estilo fabuloso y humorístico de la escritura costumbrista de Jaramillo Ramírez, se destacó. Muchas facetas de la cotidianidad y un increíble recuento de recuerdos, anécdotas y nombres de sitios comerciales y de pobladores, dan cuenta de un aporte excepcional a la recuperación histórica de la ciudad. El libro fue publicado por la Secretaría de Educación de Armenia[3].
Ya como miembro de Número de la Academia de Historia del Quindío, en el primer volumen de ‘Ensayos de historia quindiana’, Jaramillo dio a conocer la ponencia con la que ingresó al organismo. En el prólogo de este primer volumen, el presidente de la Academia, Jaime Lopera Gutiérrez, anota lo siguiente, al hacer la presentación del ensayo, titulado ‘Braulio Botero, el hombre que fue una flama’: “...Y otro esbozo biográfico, el de Braulio Botero, el independiente e inolvidable creador del Cementerio Libre de Circasia, escrito por quien lo conoció de cerca por lazos familiares, donde se nos revela la historia de un hombre que supo entender su fidelidad hacia sí mismo y su contribución a los aires libertarios de su época, como un tributo a la patria”[4].
Otros dos ensayos suyos serían publicados en volúmenes posteriores. En el número 3, año 2014, se incluyó el que llevaba por título ‘El himno del Quindío’. En este aporte documental, Jaramillo Ramírez da a conocer otras intimidades históricas, como las venía informando en sus anteriores entregas. En este caso se refiere al que pudo ser el himno del departamento, compuesto por un educador marista, el hermano Ramón Celestino. También se refiere a las críticas que recibió el himno oficial, compuesto por Jorge Robledo Ortiz. Y hasta se refiere a un plagio del mismo que ocurrió en la localidad de Puerres, Nariño [5].
En la misma tendencia -que caracterizó a John Jaramillo Ramírez como un rescatador y guarda de la información más privada de la historia del Quindío- apareció un tercer artículo en el Volumen 4 de ‘Ensayos de historia quindiana’, del año 2016. Lo escribió con motivo del Cincuentenario del Quindío, con el título “Recuerdos y añoranzas de una gesta”[6]. Otra vez, en esta nueva entrega, el conocimiento de los pormenores no divulgados sobre el proceso de creación del nuevo departamento, en 1966, salió a la luz, gracias a un historiador juicioso que manejaba un gran caudal informativo sobre la historia regional y que afortunadamente compartió en sus escritos.
La producción bibliográfica y
documental de John Jaramillo Ramírez nos dejó un plus interesante. Es el
referido a la asombrosa memoria del académico, como que fue posible conocer
poemas, coplas, piezas literarias y las interesantes listas de personas,
negocios comerciales y mujeres que hicieron parte de la historia local. Sin la
importancia que dedicó al papel de la mujer, no habría sido posible conocer
esos detalles de su protagonismo público en esta región. Por ejemplo, en la
crónica titulada ‘De tronos y juglares’, en su libro de 2006, el autor
transcribió los hermosos versos dedicados a las candidatas de los famosos
carnavales de la segunda década del siglo XX en Armenia. Llevan los nombres de
Luisa, Mélida y Sofía. También, gracias a su maravillosa retentiva, se
publicaron las estrofas del ‘Himno real del carnaval en honor de su majestad
doña Sofía Primera’ y una curiosa composición poética titulada ‘Letanías a
nuestra señora, la princesa doña luz’, del Cincuentenario de Armenia, en el año
1939.
[1] (Echeverri González, Gabriel.
‘Pinceladas Volumen 2’. Centro de publicaciones Universidad del Quindío.
Armenia. 2019.
[2] Corporación Municipal de Cultura. ‘Historias barriales de Armenia’. Pixel Publicidad. Armenia. 2003.
[3] Jaramillo Ramírez, John. ‘Pieza del
reblujo’’. Secretaría de Educación de Armenia. 2006.
[4] ‘Ensayos de historia quindiana’.
Volumen 1. Biblioteca de Autores Quindianos. Centro de Publicaciones
Universidad del Quindío. Armenia. 2010.
[5] ‘Ensayos de historia quindiana’.
Volumen 3. Biblioteca de Autores Centro de Publicaciones Universidad del
Quindío. Armenia. 2014.
[6] ‘Ensayos de historia quindiana’. Volumen 4.
Biblioteca de Autores Quindianos. Centro de Publicaciones Universidad del
Quindío. Armenia. 2016.
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