Tres desafíos para la RAP del Eje Cafetero



Por: Armando Rodríguez Jaramillo[1] Miembro de Número de la Academia de Historia del Quindío.

Esta ponencia se presentó en el panel ¿Por qué la regionalización ayuda a resolver problemas? en el seminario «Regionalización y Ordenamiento Territorial: El Eje Cafetero, un reto[2]», realizado en la Universidad Tecnológica de Pereira el 22 de agosto de 2018.


 Cuando me invitaron  a participar en el seminario «Regionalización y Ordenamiento Territorial: El Eje Cafetero, un reto» recordé los ejercicios de planeación y sus carteras de proyectos estratégicos que estructuró el Corpes de Occidente, los numerosos debates y documentos que ayudaron a conceptualizar la Ecorregión del Eje Cafetero y lo que en su momento se llamó la Ciudad Región, y la valiosa información presentada a la UNESCO para conseguir que el Paisaje Cultural Cafetero fuera reconocido como Patrimonio de la Humanidad. Así mismo, leí el Documento Técnico de Soporte que los gobernadores de Caldas, Quindío y Risaralda presentaron a sus asambleas departamentales y a la Comisión de Ordenamiento Territorial del Senado de la República para lograr la aprobación de la RAP del Eje Cafetero el pasado 30 de mayo.

De igual forma, revisé lo que dice la Constitución Política de Colombia sobre ordenamiento territorial y la Ley 1524 de 2011 que contiene las normas orgánicas sobre la materia y que señala que la finalidad de una Región Administrativa y de Planificación (RAP) «[…] está orientada al desarrollo social, la inversión y la competitividad[3] […]».

Sin embargo, en todo este condumio de información, que sólo es una muestra del repositorio de documentos, disperso por demás, que nos ha servido para hablar de región en las últimas tres décadas, poco me sirvió para encontrar respuestas a la pregunta orientadora del panel: ¿Por qué la regionalización ayuda a resolver problemas?

Pero de teorizar sobre región a estar frente a la RAP del Eje Cafetero hay una gran diferencia que me hizo comprender que las circunstancias habían cambiado por lo que recordé la frase de Mario Benedetti[4]: «Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas». Así que hoy nos vemos obligados a dejar esa zona de confort que nos permitía teorizar y especular sobre una región ideal localizada en cierto Nirvana difícil de rechazar, para enfrentar una RAP del Eje Cafetero en incubación que debe ser cuidada y alimentada. Si antes teníamos todas las respuestas para abordar el desafío de crearla, ahora nos cambiaron todas las preguntas al estar a orillas de un océano desconocido por explorar, sin oportunidad de dar paso atrás. Entonces sentí ansiedad pues las realidades apremian y no hemos cultivado el hábito de reflexionar, acordar y actuar en colectivo. Es hora de arriesgar, trascender y caminar.

Ante la incertidumbre de lo desconocido, tuve curiosidad de saber que se decía en la región de la región, por lo que me di a la tarea de otear, durante 21 días de agosto, noticias de prensa, editoriales y artículos de opinión en las ediciones virtuales de los diarios La Patria (Manizales), La Tarde (Pereira), La Crónica (Armenia) y Eje 21, así como en los boletines de prensa en los portales webs de las tres gobernaciones involucradas, pesquisa incompleta por demás, que arrojó como resultado cuatro noticas y dos artículos de opinión. Lo que me demostró que la RAP del Eje Cafetero durante el tiempo señalado no fue noticia ni concitó el interés de editorialistas y columnistas, hecho que me condujo a dos conclusiones preliminares: Si bien la RAP está legalmente reconocida, su legitimidad es precaria; y la RAP no es un asunto de debate público.

Ahora bien, por lo general el gobernante basa sus decisiones políticas en la anticipación de hechos previsibles o en la respuesta a demandas de la sociedad. En el caso de la creación de la RAP del Eje Cafetero infiero que ésta obedeció más a la primera consideración que a la segunda, sin desconocer que hubo posiciones a favor y en contra en algunos círculos académicos e institucionales. De ser así, todo indica que estamos ante una región donde la población reconoce como propio su entorno departamental sin haber digerido lo que significa pertenecer a una región administrativa y de planificación que, por definición, es supradepartamental. Y lo que es más relevante aún, para qué les sirve esta nueva realidad como instrumento de progreso colectivo.

Pero como al hablar de progreso no podemos caer en el error de explicarlo todo, tan solo me concentraré en tres aspectos clave: el regiopolitismo como medio para formar ciudadanos, el concepto de desarrollo por departamentos y la competitividad empresarial para esbozar algunas respuestas a la pregunta sobre si la regionalización puede ayudar a resolver problemas.

 1) Hacia el regiopolitismo.

En el ámbito global se habla del cosmopolitismo[5] en referencia a que todos los seres humanos, con independencia de raza, sexo, religión, capacidades, posesiones y nacionalidad hacemos parte de una misma comunidad y por tanto compartimos valores y responsabilidades universales como ciudadanos del mundo, reconociendo que se requiere el concurso de instituciones mundiales que garanticen el derecho de todos los hombres por encima de sus nacionalidades pero que también potencien las oportunidades de progreso global.

En consecuencia, como la RAP nació de una decisión política y no de una demanda de la sociedad regional, nos corresponde estimular la formación de un pensamiento ciudadano de región que en la praxis dé sentido al hecho de pertenecer a una misma comunidad que comparte territorio, cultura, valores y desafíos del desarrollo. Una comunidad a la que osaría llamar regiopolitismo, palabra que formé del latín regio que significa línea, dirección, región y circunscripción, y polites que se refiere a ciudadano, algo así como ciudadano de la región, si es que los etimologistas no me condenan por semejante atrevimiento.  

De ahí que me arriesgue a proponer para la RAP del Eje Cafetero la creación de un regiópolitismo que nos permita hacer una ciudadanía que, conservando su identidad local y sentido de pertenencia, asuma una identidad regional dejando de lado los sentimientos chovinistas ligados a concepciones tribales. Precisamos entonces de una nueva sociedad de mirada amplia, conformada por ciudadanos que, siendo conscientes de su patria chica, actúen desde una perspectiva regional con pensamiento global. Para ello debemos contar con sujetos cuya concepción de entorno (regiópolitismo) y noción del mundo (cosmopolitismo) les permitan ser ciudadano de la región y del mundo sin prescindir de sus orígenes y su pertenencia grupal. En síntesis, necesitamos de una nueva generación que no se encierren en su propia burbuja municipal y departamental para observar desde su interior lo que pasa a su alrededor y sin dejar que los vecinos miren lo que sucede en su interior, pues el mundo del siglo XXI no permite hacerlo de esta manera.

Sin duda hay que hacer un gran esfuerzo para transformarnos en ciudadanos del Eje Cafetero sin celos, sin egos, sin intereses mezquinos, pues no hay nada exclusivamente meritorio en nosotros mismos ni en el grupo al que pertenecemos.

 2) El desarrollo por departamentos.

A diferencia con lo que sucedió hace medio siglo con la sanción de las leyes de segregación de Quindío y Risaralda en respuesta a demandas sociales que exigían autonomía política - administrativa de Caldas, no podemos ser tan ilusos de pretender que la integración como región la logremos con normas y acuerdos que así lo propongan, pues ésta sólo será posible a través de cambios de mentalidad y mediante la comprensión de las oportunidades que se abren si tendemos puentes y derribamos muros.

Por décadas, parte de la dirigencia pública y privada se concentró en departamentalizar el desarrollo promoviendo una equivocada competitividad territorial en una loca carrera sin punto final, bajo la premisa de lograr más que el vecino en un imaginario podio regional en el que siempre se reservó una medalla de bronce para el departamento perdedor.

Entonces nos sumergimos en una competencia permanente por cuál de los tres departamentos lograba mayor inversión en vías, el túnel o el viaducto monumental, el mejor estadio de fútbol, la ciudad capital más importante, el aeropuerto de mayor tráfico, los atractivos turísticos más apetecidos, la zona franca y plataformas logísticas del futuro, los centros comerciales modernos y muchas otras mejoras en el entendido que el desarrollo se alcanzaría dejando en el camino a nuestros contrincantes, los departamentos vecinos.

La rivalidad, así entendida, sería una idea desacertada para impulsar la RAP del Eje Cafetero. Cambiar implicará un gran esfuerzo colectivo que nos lleva a un nuevo pensamiento sobre el desarrollo local. La competencia no es entre vecinos, con quienes compartimos los mismos desafíos, es allende las fronteras, en los campos de juego de la globalidad.

Definitivamente fue más fácil escindir el territorio que lo que será construir región. Esto requiere de ideas y modelos disruptivos; demanda un cambio de pensamiento en dirigentes públicos y privados para que dejen de estimular rivalidades donde solo hay complementariedades; precisa de un aporte de la academia y los intelectuales para redefinir los conceptos de región, progreso y bienestar; y exige un enorme compromiso de la prensa para difundir noticias y crear opinión pública respecto a lo que significa ser ciudadanos de región.

 3) Competitividad empresarial.

La RAP del Eje Cafetero nos pone ante una nueva lógica para entender un territorio de gran complejidad.  La dinámica de una región y su bienestar está ligada a la calidad y complejidad de su aparato productivo. Es de la inversión privada, de la rentabilidad de las empresas y cadenas de valor, de su integración con negocios globales, del emprendimiento y de la capacidad de atraer empresas e inversiones, de las que depende la apropiación de la innovación, el uso de la tecnología, el aumento y distribución del ingreso, la generación de empleo estable y de calidad, la superación de las necesidades básicas y el aumento de la calidad de vida en la región. 

La información económica de Caldas, Risaralda y Quindío que contiene el documento técnico de soporte elaborado por sus gobernaciones está expresada en términos de subsistemas productivos con variables como PIB, ramas de actividad económica, exportaciones, empleo, ingresos, valor agregado y cosas similares que no dejan ver la realidad productiva. Es con base en esas estadísticas tradicionales que se toman decisiones de política pública e inversión, estadísticas que sólo reflejan lo que ha sucedido en los últimos años con modelos de producción convencionales que acusan fatiga y comprometen las posibilidades de crecimiento futuro y sostenibilidad de la economía.

La RAP del Eje Cafetero debe servir para refrescar nuestra mirada del territorio y dejar de medir su desarrollo con base en datos pretéritos y ver el progreso que se avecina con una nueva lente. Se trata de valorar el futuro con los paradigmas y oportunidades que nos plantea la Cuarta Revolución Industrial. Es dar un salto cuántico hacia la modernidad apoyados en las pértigas del conocimiento, la innovación y la tecnología. Si continuamos mirando la región con base en la evolución de sus sectores económicos tradicionales, las posibilidades de crecer estarán cada vez más lejanas.

A diferencia del modelo de desarrollo por departamentos, es decir, por compartimientos, la lógica empresarial no repara entre límites municipales y departamentales, las cadenas de valor del turismo, cafés especiales, agroalimentos, comercio, industria, servicios y muchas más no se interrumpen en el Alto de La Línea o en los ríos La Vieja, Barbas, Campoalegre o Cauca, ellas no conocen de límites arcifinios.

La lógica empresarial se rige por la geografía de los mercados, así que entre más empoderemos a los empresarios y mayor sea la masa crítica de firmas de proveeduría, servicios, transformación, diseño, distribución y comercialización organizadas en clústeres regionales, más posibilidades tendremos de fortalecer la competitividad y productividad, de realizar alianzas, de aumentar las oportunidades de movilidad laboral, de conectar a las incubadoras y centros de desarrollo tecnológico con las empresas, de estimular el emprendimiento dinámico, de aumentar la oferta de bienes públicos esenciales para la producción y de aproximar al sistema productivo con instituciones como el Sena, universidades y grupos de investigación que mucho peso específico ganarían si se agruparan en un robusto clúster de educación superior que se encargue de formar el talento humano que se requiere, produzca el conocimiento aplicado que se demanda y facilite la apropiación de la innovación que se precisa para navegar por los mares de la mentefactura.

La RAP nos pone ante una nueva lógica de entender el territorio, sin caer en tentación de pensar que el desarrollo en monocausal, pues sería como imaginar que sin región no hay desarrollo o que la región en ciernes cambiará el desarrollo.

Armenia, 22 de agosto de 2018


[1] Armando Rodríguez Jaramillo. Consultor en competitividad y clúster
armando@naocluster.comwww.naocluster.com - @naocluster - @arj_opina
[2] Organizadores: Sistema Universitario del Eje Cafetero (SUEJE), Universidad Tecnológica de Pereira, Universidad del Quindío y Universidad de Caldas.
[3] Artículo 30
[4] Mario Benedetti, escritor, poeta, dramaturgo y periodista uruguayo (1920 – 2009)
[5] La palabra cosmopolita significa ciudadano del mundo. Está compuesta por kósmos que significa mundo, universo, orden; y por polites que es ciudadano. (Etimología de cosmopolita - https://bit.ly/2w4QVMo)

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