Palabras
de introducción de Jaime Lopera Gutiérrez presidente de la entidad al inaugurar
la primera sesión del Centro de Historia de Armenia, filial de la Academia de
Historia del Quindío, julio 27 de 2017.
Cierto
día mi sobrino político me preguntó: “Tío, ¿para qué sirve la historia?”. Me
sorprendí mucho con esa pregunta. No la esperaba de un adolescente de quince
años porque estas generaciones no suelen hacer ese tipo de consultas con
frecuencia.
En realidad,
a los jóvenes de hoy poco les importa el pasado dado que su vida es al día, en
el aquí y ahora, y la tienen ya registrada en las redes sociales. Y esas redes
sociales son tan voraces y abundantes en sus comunicaciones que, a los jóvenes,
creo, nos les queda tiempo para pensar en otra cosa, mucho menos en el
pretérito. Espero no ser demasiado pesimista al respecto.
Pero
tenía que responderle algo a mi sobrino. Lo primero que se me ocurrió fue
decirle que es necesario aprender la historia para no repetir los errores
humanos.
La
humanidad ha sobrevivido porque ha eliminado las guerras químicas que
significan la destrucción de los hombres y de la naturaleza. Y, después de
explicarle los antecedentes, le di otro ejemplo: le dije que, para no renovar
una guerra partidista, el frente nacional se hizo para terminar la antigua
lucha entre rojos y azules que representó el sacrificio de miles de inocentes.
Y le completé con otra muestra: el hecho de habernos independizado de Caldas
hace 50 años y formado nuestro propio departamento, es un hecho histórico que
nos permite ver nuestro futuro con ojos propios y no ajenos.
Todas
esas cosas las hacemos como seres humanos en nuestro camino hacia el progreso y
con todos esos acontecimientos vamos forjando la historia de nuestras regiones
o países, volviendo a recordarlos cuando se haga necesario con el objeto de que
la experiencia sea útil para las experiencias posteriores.
Todavía
no sé si el chico quedó satisfecho. Pero le añadí que la historia está en todas
partes (aun en esta sala donde estamos hablando de ella): todos los lectores de
la Biblia están estudiando historia para saber dónde queda Cafarnaúm, el Monte
Ararat y cuál fue el país donde cayó San Pablo cuando un resplandor repentino
lo tumbó del caballo.
Hace
años un negro sureño, Alex Haley, escribió la novela Raíces,
publicada en 1976, donde se cuenta la historia familiar de Haley a lo largo de
siete generaciones, desde el momento en que sus antepasados (musulmanes de la
etnia mandinga) fueron capturados en África y llevados como esclavos a
Estados Unidos, pasando por las experiencias de sus abuelos en momentos clave
de la historia estadounidense como la independencia, la Guerra de Secesión y
las revueltas negras. Los norteamericanos blancos quedaron pasmados tardíamente
al ver que esa etnia había logrado grandes cambios en la sociedad no solo en la
música (el jazz) sino en los deportes. Y ellos entendieron tanto el valor de la
historia como para poder ver a esos afrodescendientes con otros ojos al punto
que hicieron Presidente a uno de ellos.
Hoy
estamos todos aquí porque conocemos, tal vez intuitivamente, que la historia es
importante. Pero sabemos también que abandonar el presente para indagar las
sombras del pasado, puede darnos satisfacciones insólitas: por ejemplo, que
algunos de nuestros antepasados eran hombres honestos a más no poder, puntuales
y cumplidores del deber, y que esos son los valores éticos que quisiéramos
reproducir en las nuevas generaciones, por supuesto, sin tener en cuenta que la
sociedad actual se ha vuelto un supermercado de intereses donde uno puede
comprar cualquier cosa (un diploma, una excarcelación, un contrato, una
licencia especial) con solo llegar a la góndola apropiada.
Nosotros,
los de la AHQ, nos denominamos artesanos de la historia porque no somos
profesionales ni poseemos títulos de esta vocación. Pero cada vez que vamos a alguna
parte allí encontramos testimonios, memorias, fotos, publicaciones, documentos
y expectativas que solo los recuerdos históricos pueden llenar. A esa aventura
de indagación los invitamos hoy para que la historia sea además una fuente de
alegrías y un divertido pero enriquecedor encuentro con el pasado.
Armenia,
27 julio 2017
1 Comentarios
Me fue bastante grato leer tu post. Tambien cuento con un sitio sobre arquitectura por si te agrada el tema. Saludos desde mex!
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