Por Gabriel Echeverry González. Miembro de la Academemia de Historia del Quindio. Armenia, 22 de mayo de 2016
Desde la grama que rodea la facultad
de Ciencias Humanas en la universidad Nacional de Colombia, recién ingresado al
augusto templo del saber, un contertulio ocasional me dijo: Ahí va César Hoyos
del Quindío. En efecto, caminando erguido y con grandes zancadas, iba César por
los alrededores de la Facultad de Derecho.
Sus padres
Floro Emilio Hoyos Gómez, nacido en Granada, Antioquia y la dama Teresa Salazar
Tamayo, contrajeron matrimonio el 12 de enero de 1938, en Granada; después del
nacimiento de la primera hija, Noralba, viajaron a Génova, Quindío, a
principios de 1939, gracias al apoyo de un primo de Floro, Carlos Hoyos. En
Génova nacieron Gonzalo, Teresita, Fabio y César (19 de febrero de 1944). En
Armenia: Martha Lucía, Libia, Inés, Óscar, Luz Elena, María Teresa y Carmenza.
El estudiante
Uno de los
aspectos más destacados de César Hoyos Salazar es su profunda y consistente
formación estructural, cuando su familia se trasladó para la finca La Arboleda
en Pueblo Tapao, en ese entonces, caserío. Alumno de las primeras letras de la
maestra Alicia Molano. En Armenia cursó primero elemental en el Nuevo Gimnasio
y segundo, tercero y cuarto en la escuela Olaya Herrera. Aquí me detengo para
mencionar el importante influjo de su señora madre Teresita, normalista
destacada en Antioquia, maravillosa guía de César, en la formación de sus
conocimientos, en el saber y, sobre todo, en la cimentación de valores y
principios.
Seminario
Conciliar
Cursó
desde quinto de primaria hasta tercero de bachillerato en el Seminario
Conciliar, adquiriendo conocimientos sobre meditación, concentración mental,
latín, raíces griegas, lectura, literatura, geografía e historia. Comenzó
cuarto año de bachillerato en el colegio San José y a su vez una agitada vida
de líder estudiantil y de impulsador de centros literarios que lo llevó a
diferentes barrios de la ciudad. Por algunas circunstancias internas, hizo
quinto en el Rufino bajo la égida del maestro Bernardo Ramírez Granada pero las
directivas del San José lograron su regreso, donde finalmente se graduó
bachiller académico. Algunos de sus compañeros: César Augusto Gómez Jaramillo,
ex-alcalde de Armenia; Iván Aguirre Cuartas; Iván Zuluaga; John Jaramillo
Ramírez, historiador; Alberto González; Luis Fernando Gutiérrez, entre otros.
Fue comisionado a una reunión de líderes católicos en Chile, en 1962, como
representante de los estudiantes de bachillerato.
En la U.
En 1963 comenzó
sus estudios de derecho y ciencias políticas, terminando con los máximos
honores de estudiante excelso, en 1967. Se graduó el 4 de mayo del 71. César
era uno de los más connotados estudiantes de la facultad: representante de los
estudiantes al consejo de la facultad, presidente de la asamblea de consejos
estudiantiles, representante de los estudiantes al consejo superior y
académico; miembro del comité ejecutivo de la Federación Universitaria de
Estudiantes, para la época el organismo más importante de los estudiantes
colombianos. En 1966, el rector José Félix Patiño, lo llamó para que fuera su
asesor personal y posteriormente, en 1967, lo apoyó como funcionario de
Incolda, dirigido en la época por Simón González, hijo del gran escritor
Fernando González.
Secretario de Gobierno
El alcalde
Alberto Gutiérrez Jaramillo lo invitó a su administración a partir de
septiembre de 1968. En Armenia comenzó un período rutilante de ejercicio de la
profesión y participación en la vida política al lado de Carlos Lleras y Jorge
Arango Mejía, siendo dos veces concejal en las listas de Lleras y dos en las
listas del Nuevo Liberalismo. Profesor de la universidad del Quindío y de La
Gran Colombia y decano de la facultad de Derecho de la misma.
Iba con
frecuencia a Santa Rosa de Cabal a visitar a su novia, después su esposa y
admirable compañera, Elsa Marina, a quién rindo un testimonio de afecto y
agradecimiento por su lealtad sin sombras con el gran César. Del matrimonio
nacieron tres hijas: Carolina, abogada, un niño; Elsa Victoria, médica
dermatóloga, con dos niñas y Juliana, abogada de la universidad Javeriana y
estudios superiores en derecho público en la universidad de París, Sorbona y en
universidad College de Londres.
Alcalde popular
En 1990,
varias fuerzas políticas liberales lo escogieron como candidato a la alcaldía
de Armenia; no la tenía fácil pues su contendor era nada menos que un ilustre
hijo de Armenia, Álvaro Córdoba Nieto, pero a la postre triunfó y realizó una
de las administraciones más recordadas, por el manejo impecable de sus tareas
de gobierno y por la transparencia. Su discurso de posesión es una pieza
oratoria que los amables lectores podrán leer en el blog de la Academia de
Historia del Quindío (Discurso de posesión de César Hoyos Salazar como alcaldede Armenia), de igual manera los ocho principios de su administración.
Federación de Cafeteros
En mayo de
1993, el gerente general de la Federación Nacional de Cafeteros, lo llamó a la
jefatura jurídica, cargo que desempeñó con gran solvencia, hasta el 5 de julio
de 1995, fecha en la cual se posesionó como magistrado del Consejo de Estado.
César llegó a esta alta dignidad después de varios intentos y postulaciones.
Podría decir que es su época dorada.
Consejo de
Estado.
Con la
presencia del ilustre hijo de Génova en el alto tribunal, la región fue
igualmente exaltada; Hoyos Salazar en sus ocho años de magistratura, dejó su
impronta de gran jurista y gran ciudadano, en la sala de consulta y servicio
civil, que presidió en cuatro oportunidades, con un aporte documental y
jurisprudencial de altísimo valor jurídico. En 1999 fue presidente del Consejo
de Estado y en esa calidad, representó a Colombia en la celebración de los 200
años del Consejo de Estado Francés y en innumerables actos públicos.
Fiel a su
febril actividad personal, el maestro César, una vez cumplió su ciclo en el
Consejo de Estado, fue por diez años árbitro de la Cámara de Comercio de
Bogotá, con notable éxito y atendió delicados asuntos jurídicos.
En los
últimos años regresó a su tierra y desde los corredores de su bella finca en
Buenavista otea en el horizonte los bellos paisajes de un edén magnífico, o en
La Aldea, cerca de Circasia, se solaza con su esposa, con sus hijas y sus
nietos, en la hermosa casona donde nacieron sus bellas niñas, hoy destacadas
profesionales.
Estas
páginas son apenas un pincelazo afectivo y amable de uno de los personajes que
la vida me ha permitido conocer, un quindiano integral cuyo periplo vital es un
ejemplo de dignidad, coraje y caballerosidad; un ser humano maravilloso,
sencillo, elemental, sin ínfulas, dotado de una inteligencia agudísima y, desde
luego, portador de una gracia contagiosa que ha lucido siempre. Un ser humano
especial.
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