Estado de abandono del monumento a la Junta Pobladora de Armenia luego de la remodelación del parque de Los Fundadores realizadas por la Empresa de Desarrollo de Armenia |
La Academia de Historia del Quindío reproduce la noticia que el domingo 17 de julio de 2016 el diario El Tiempo publicó sobre el estado de abandono del patrimonio cultural ubicado en el parque de Los Fundadores de Armenia bajo el título Controversia por obras en la plazoleta del parque de Los Fundadores
La polémica continúa entre la Academia de Historia del Quindío y la Alcaldía Municipal.
Hace 50 años la plazoleta del parque de Los Fundadores, al norte de la capital quindiana fue el lugar elegido para ser el escenario donde se posesionaría el primer gobernador que tuvo el departamento, Ancízar López López.
Actualmente, en ese emblemático lugar, considerado por los expertos como un patrimonio histórico para el departamento, se construyeron varios locales comerciales y un baño público que, al parecer, aún no han sido alquilados pero que, sin embargo, son motivo de discordia entre la Academia de Historia del Quindío y la Administración.
No obstante, las obras, que estuvieron a cargo de la Empresa de Desarrollo de Armenia (Edua), no fueron lo que la Academia esperaba. Y desde ahí han enviado múltiples comunicados alertando sobre el deterioro producido en este patrimonio de la ciudad.
En su momento, Valencia explicó que invirtieron 334 millones de pesos para mejorar la imagen del parque de Los Fundadores.
Sin embargo, para el miembro de la Academia de Historia Armando Rodríguez, el caso del parque, al igual que el de la antigua Estación del Ferrocarril, es “una mala concepción de modernismo sumado a funcionarios públicos que no conocen la historia de la ciudad pero que tienen poder de decisión”.
Para Rodríguez, el daño solo puede ser revertido si se demuelen los locales de la plazoleta y se recuperan los monumentos perdidos.
El rechazo de la Academia no solo es por las obras en la plazoleta, sino también por la intervención en varios puntos del parque como en el monumento a Los Fundadores que, según Rodríguez, fue revestido con una capa de cemento y luego pintado.
Este monumento, conformado por un tronco y un hacha, fue elaborado por el artista Roberto Henao Buriticá para el cincuentenario de la ciudad y primero fue instalado en el cementerio de Armenia y luego llevado al parque de Los Fundadores en 1964 para su inauguración, sin embargo, “no ha sido cuidado en los últimos años. Es un orinal público. Irresponsablemente, en las obras que la Edua hizo en el parque, decidió pintarlo. Uno no pinta un monumento, tiene que tener un plan de intervención y le echaron una colada de cemento para tapar los daños que otros habían hecho”.
En 1965, el alcalde de ese entonces instaló en la plazoleta del parque la placa del bicentenario en homenaje a Antonio Nariño pero, de acuerdo a Rodríguez, esta se extravió al igual que otros elementos como el pedestal que se erigió por los 38 años de la ciudad, donde aparecía el nombre de todos los gobernadores del departamento hasta esa fecha, y otra placa que rezaba “aquí se posesionó el primer gobernador del Quindío, el 1 de julio de 1966”.
Rodríguez explica que “hoy en día hay una placa en reemplazo de la de Antonio Nariño, nueva, como si uno pudiera reemplazar por cosas nuevas, las que tienen valor patrimonial. La placa de los gobernadores y la otra se perdieron”.
Durante la reciente celebración del cincuentenario de la ciudad, se escucharon voces de crítica como la de Rodríguez, que pedían que los actos conmemorativos se celebraran allí donde se posesionó el primer gobernador y no en la plaza de Bolívar, donde finalmente se realizaron.
¿Dónde están los restos?
Los restos del fundador de la ciudad, Jesús María Ocampo, conocido como ‘Tigrero’, son otro motivo de polémica pues reposaban en un cofre depositado en un mausoleo del parque, hasta que “la Administración pasada decidió que iba a hacer un nuevo mausoleo y, de un momento a otro, sin ningún protocolo ni acto administrativo, exhumó los restos del fundador y su esposa y anduvieron sin que nadie supiera dónde estaban. Luego fueron entregados en una cajita al párroco de la iglesia del Espíritu Santo”.
Hace unas semanas la Academia decidió llevar el caso al Consejo Departamental de Patrimonio, que aún no ha emitido una respuesta.
Por su parte el gerente de la Edua, Sebastián Congote, le dijo a este medio que “fuimos muy respetuosos de todo lo que tiene que ver con el patrimonio, de hecho se hicieron intervenciones adicionales resaltando elementos que la gente desconocía”.
Y agregó que los restos de Tigrero “se encuentran en el osario personal de un sacerdote, a la espera de definir entre el Alcalde, la Academia de Historia y la familia, la fecha en que se va ubicar nuevamente en el mausoleo que se construyó”.
Congote señaló que, por decisión del sacerdote que tiene los restos, “se llegó a un acuerdo de no dar a conocer dónde están. No obstante, tanto la familia como personas de la Academia saben dónde se encuentran. Estos restos se han tratado con total respeto y la dignidad que tiene que tener el ciudadano más ilustre de la ciudad”.
Laura Sepúlveda
Corresponsal de EL TIEMPO
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