El ex alcalde César Hoyos Salazar (izq) con Camilo Cano quién fuera su secretario de gobierno |
César Hoyos Salazar se posesionó como alcalde de Armenia el 1 de enero de 1990 (1990-1992) pronunciando el discurso que la Academia de Historia del Quindio transcribe como una pieza de humanismo, civilidad, pensamiento crítico, equidad y prevalencia del interés público, que cinco lustros después, sirve de brújula para armenios y colombianos en un país que a pesar del tiempo no logra hallar su destino.
A lo largo de su vida profesional el abogado quindiano César Hoyos Salazar se ha desempeñado, entre otros, como profesor universitario, director de Fenalco – Quindio, Secretario de Gobierno de Armenia, Alcalde de Armenia, Director Jurídico de la Federación Nacional de Cafeteros y Presidente del Consejo de Estado.
PALABRAS DE POSESIÓN COMO ALCALDE DE ARMENIA.
Cuando reflexioné
sobre el acto de mi posesión como Alcalde consideré que éste no podía ser un
acto social, una fiesta, sino una ocasión para dar testimonio de mis creencias,
una oportunidad para compartir vivencias. Por eso, estimados ciudadanos y
amigos los invité, con más afecto que formalismos de protocolo, a acompañarme
en la celebración de la Misa en la Catedral y en la Toma de Juramento, aquí en
la Casa de la Justicia.
Antes de pronunciar
mi juramento invocando a Dios, era preciso testimoniar que creo en El. Hoy,
cuando se erigen como dioses: el dinero, el poder, el éxito, el placer, entre
otros, su amigo, el Alcalde, les expresa su fe en Dios y que gobernará
invocando la inspiración y fuerza de su Espíritu y la bondad de la palabra del
Dios que se hizo hombre, para marcar el camino de la verdad y la vida.
Todos, o la mayor
parte de nosotros, hemos acudido a la Iglesia en momentos de inmensa
significación: en el amanecer de nuestra
vida, para recibir el agua bautismal; en
nuestra madurez enamorada para sellar la unión matrimonial, y seguramente,
nuestros amigos nos llevarán a ella en el silencioso adiós de nuestra vida.
Esos imborrables momentos son comparables a este que me ha correspondido vivir
y por eso decidí iniciar los actos de mi posesión concurriendo al templo de mis
creencias.
He jurado aquí, en
la Casa de la Justicia y no en otro lugar, porque es aquí donde cumple sus
funciones el Juez ante quien la ley ordena tome posesión el Alcalde. Quizás
algunos consideren que el Juez debe ir donde el
elegido disponga. No comparto esa
opinión.
Señor Juez he
venido ante Usted a cumplir con la ley. Vine porque estoy convencido que la
rama del poder ejecutivo, que como Alcalde me corresponderá presidir en el
orden municipal, se dignifica y
ennoblece con este acto de respeto y acatamiento a la Justicia que Usted
encarna.
Si por Estado de
Derecho entendemos aquél donde gobernantes y
gobernados se someten al imperio de la ley, es elemental concluir que para demandar de
mis conciudadanos el acatamiento a la ley debo iniciar con el testimonio de
sumisión a ella y de respeto a quienes tienen la función de administrarla para
impartir justicia.
El país, se dice,
padece una grave crisis en la justicia. Muchos afirman, sin ningún análisis,
que está en crisis la administración de justicia. Personalmente pienso que la crisis no está en
la Administración de Justicia. Esta puede tildarse de ineficiente, demorada y aún
denunciarse la corrupción de algunos de sus miembros. Pero estos males
encuentran solución en el aumento y mejoramiento de recursos humanos,
económicos y técnicos.
La verdadera crisis
de la justicia está en el país. Porque la justicia es un valor superior, una
virtud indispensable para la convivencia ordenada y pacífica, y la hemos
perdido. Es injusto el préstamo usurario
e injusta la especulación. Es injusto el contrabando que compite debilitando
nuestra producción nacional e injusta la producción y venta de bienes de mala
calidad. Es injusto quitar la vida humana, e injusto destruir nuestros recursos
naturales. Es injusta la miseria e injusta también la sociedad que sólo censura
la muerte violenta y calla la muerte de las víctimas de la insalubridad y el
hambre. Es injusta la ignorancia e injusta
la frustración de los que estudian. Es injusta la impunidad, como
también es injusta la negativa ciudadana a colaborar con la autoridad,
denunciando y testimoniando sobre los hechos delictivos. Es injusto el
latifundio improductivo e injusta la ausencia de oferta equitativa de compra
para el campesino productor.
La Administración
de Justicia ha puesto al servicio del país todo lo que se le ha pedido: la vida
de innumerables servidores, el sometimiento al trabajo en condiciones
precarias, bien por los locales y mobiliario desvencijado, bien por la carencia
de utilería, o bien por los menguados salarios e injustas demoras en su pago.
Ni la ley, ni los
jueces pueden por sí solos hacer virtuosos a los hombres. Tampoco puede
responsabilizarse a los jueces de la injusticia que vive el país. Quizás lo
justo sea asumir todos su cuota de responsabilidad en esta crisis. Nos hemos
ido acostumbrado a creer que ser buenos es no participar en el mal, cuando la verdadera bondad está es en hacer
el bien.
En nuestra ciudad
vamos a luchar para superar condiciones de injusticia. En esta tarea tenemos
que comprometernos todos. La paz solo es posible dentro de un orden justo. Pero
la paz no es lo contrario de la guerra, sino una nueva forma de lucha; la lucha
contra la injusticia.
¿CÓMO RECIBO LA ADMINISTRACIÓN MUNICIPAL?
Por espacio de casi
un mes, sobresalientes ciudadanos Armenios distribuidos en catorce comisiones
realizaron el trabajo de empalme. Algunas de sus observaciones han sido
conocidas por la opinión pública. Como ciudadanos, los comisionados están en
plena libertad de dar a conocer o no el resultado de su trabajo. Ellos son
testigos del estado en que recibo la administración municipal.
Muchas personas me
instaron a revelar, hoy y aquí, el estado en que recibo la administración,
particularmente en cuanto a sus finanzas.
Sinembargo, considero resulta más objetivo hacerlo cuando las personas
que conformarán el equipo económico establezcan claramente, mediante su propia
observación y análisis, esa realidad.
Entiendo que no me
corresponde reformar el pasado, sino empeñarme en las expectativas del futuro
de nuestra ciudad. No pretendo conducir la ciudad mirando por el espejo
retrovisor, sino por la espaciosa panorámica de su futuro.
EL ESQUEMA DE
GOBIERNO.
La elección popular
de Alcaldes es fruto de un proceso que arrancó bajo el titulo de "Apertura
democrática". Este proceso, que aún continúa, busca crear espacios de
participación ciudadana. El último de ellos ha sido la elección presidencial y la
consulta sobre Asamblea Constitucional o Constituyente.
Esos espacios son
el escenario para el ejercicio pleno de los derechos y deberes ciudadanos. El
lema CIUDADANO ALCALDE, resume el objetivo: incorporar el ciudadano a la
administración de su ciudad. Que cada ciudadano sienta y cumpla el compromiso
con su ciudad, que se vincule a las tareas que determinan su desarrollo. El
Alcalde es un intérprete y coordinador de la acción ciudadana.
He dicho que
gobernaré dando participación a quienes me apoyaron y a quienes no me apoyaron,
porque concibo la democracia como un medio para dirimir la orientación
fundamental del poder y no como instrumento para instaurar una dominación
exclusivista y excluyente.
Sin olvidar que mi
elección derivó de un hecho político, nombraré un gabinete que reune ciudadanos
de probada capacidad y reconocida solvencia moral, el cual he seleccionado con
total libertad e independencia,.
Esto ha sido
posible gracias a la madurez y responsabilidad de los máximos dirigentes
políticos. Ellos han interpretado cabalmente la posición independiente del Alcalde, dando una
elocuente lección de su sincero compromiso con el "cambio" de las
costumbres políticas que reclama Colombia. Este es un gesto ejemplar, que
demuestra la disposición de servir los más altos intereses de la comunidad.
OBJETIVOS DEL
GOBIERNO.
El ordenamiento
institucional del nuevo municipio enfatiza la sujeción de la labor del gobierno
a un plan de desarrollo. Armenia invirtió hace pocos años una apreciable suma
de dinero y de tiempo en la confección del llamado PLAN INTEGRAL DE DESARROLLO
- P.I.D.A. La administración Arias
Vélez se ocupó en la elaboración del
bautizado PLAN ARMENIA CENTENARIO. Esos planes incluyen obras y acciones,
muchas aún no ejecutadas y otras inconclusas. Estimo más sensato revisarlos y
actualizarlos que reincidir en la formulación de un nuevo plan.
He insistido en la
necesidad de estimular el crecimiento económico local, en orden a mejorar el
nivel de los ingresos familiares. Tenemos que utilizar todos los instrumentos
posibles para inducir trabajo organizado en la ciudad. Necesitamos que el ahorro generado en nuestra
ciudad se aplique a la producción aquí.
Para lograrlo debemos emplear plenamente nuestra creatividad en la
formulación, diseño y ejecución de buenos proyectos de inversión.
En forma inmediata
me empeñaré en reorganizar la administración y las finanzas municipales. Abrigo
la esperanza de contar con la solidaridad del Honorable Concejo Municipal y de
la ciudadanía para salir de la ensombrecida coyuntura que deriva de la urgencia
de atender pagos en el resto de este año por una cifra superior a los mil
trescientos millones de pesos.
Convencido, como
estoy, de la conveniencia e importancia de la participación ciudadana en el
diseño y construcción de la ciudad que soñamos para asomarnos al próximo
milenio, convoco a todas las personas de buena voluntad y a todas las entidades
cívicas, gremiales, profesionales, deportivas, culturales, ecológicas,
voluntariados sociales, juntas de acción comunal, juntas administradoras
locales y organizaciones políticas a contribuir con su pensamiento y su acción
en la complementación y concreción de los anteriores lineamientos generales,
bajo el gran propósito de forjar una ciudad que posiblite el pleno desarrollo humano.
Una ciudad donde la vida se reconozca y defienda como valor fundamental.
Para mantener
vigente y vigoroso este propósito acordé con la Federación Nacional y el Comité
Departamental de Cafeteros asignarle el nombre de PARQUE DE LA VIDA, al que
dicha entidad ha de construir sobre los terrenos del antiguo ancianato, y cuyos
trabajos comenzarán hoy.
CIUDADANOS :
Aquí, ante mi
esposa y mis hijas, mis padres y hermanos, mi maestro en la ciencia jurídica,
mis colegas, magistrados y jueces, y mis amigos de todas las horas, ratifico la
promesa de entregarme durante estos dos años al servicio de Ustedes y de mi ciudad, sin condiciones ni medida.
La ciudad no
comienza hoy ni terminará el 31 de mayo de 1992. Me corresponde dirigir una
etapa de su historia. La marcha continúa, os invito a apurar el paso...
CESAR HOYOS SALAZAR
Armenia junio 1º de
1990
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