¿Y qué pasó con la reclamación del Tesoro Quimbaya?

Por Alister Ramírez Márquez - Publicado en el diario La Crónica del Quindío - 31 de mayo de 2015
Camboya logró la repatriación de los dos centinelas de piedra.
En el sureste asiático vi muchos templos budistas, cultivos de arroz y hasta cafetales. Pero dos cosas, en particular, me impactaron: en Phnom Penh, la capital de Camboya, estaban las dos estatuas del S X d.C del imperio Khmer que El Museo Metropolitano de Nueva York devolvió a sus propietarios.

Muy pocos países en el mundo han tenido éxito con la petición de la entrega de tesoros robados de sus propios territorios y muy contados museos han devuelto las piezas.  Sin embargo, el gobierno camboyano tuvo éxito al presentar una petición en 2012 al Museo Metropolitano de Nueva York para que le reintegrara dos centinelas arrodillados, que fueran arrancados de un templo, pasaron a la venta en el mercado negro y terminaron adornando la entrada de una de las galerías del sureste asiático de la prestigiosa institución en la Gran Manzana.

El segundo asunto, y para el cual no estaba preparado fue el encuentro con una coronel de la Fuera Aérea de Estados Unidos, quien me relató que iba a visitar la prisión Hoa Lo en Hanói, más conocida como Hanói Hilton. Allí había sido ejecutado su padre a los 35 años, posiblemente en 1973, después de que su avión fue derribado por las fuerzas vietnamitas del norte. La coronel era una adolescente cuando su madre, ya divorciada, quedó viuda y a cargo de ella y su hermana.

¿Cómo es que Camboya, con escasos recursos, con miles de niños desnudos que corren por los campos arroceros y minados, al otro lado del mundo, con la amenaza de su vecino más poderoso, China, haya logrado la repatriación de los dos centinelas de piedra? No es una coincidencia que los americanos salieron con la cola entre la patas de esa región.  Bien, además de ser una cultura que ha resistido por siglos a sus enemigos invasores, ellos recurrieron a  la tramitación reglamentaria para la devolución de piezas, bajo los preceptos de la Unesco con respecto a objetos que fueron robados y extraídos de forma clandestina de sus países de origen, hubo buena voluntad por parte de la administración del MET en Nueva York.  En junio de 2013 las dos estatuas llegaron a Phnom Penh y se celebraron todo tipo de ceremonias protocolarias y religiosas para dar la bienvenida a las piezas despojadas en los años setenta durante uno de los conflictos civiles.

Angkor Thom y Angkor Wat son considerados como una de las siete maravillas del mundo.  Se trata de una ciudad esparcida de 400 Km2 en medio de la selva.  Fue construida por la dinastía Khmer y albergó hasta un millón de habitantes en su apogeo. El parque cuenta con las capitales que fueron construidas desde el siglo IX d.C hasta el S.XV d.C.  El templo Bayón en Angkor Thom posee 172 monumentales caras sonrientes en piedra.  En Angkor Wat uno de los templos más visitados es dedicado al dios hindú Vishnú.  Estas milenarias ciudades de piedra son orgullo y patrimonio de los camboyanos y aunque sobran las estatuas que adornan los muros, las entradas, los sitios de adoración y cremación, las piezas que recuperaron del MET son de una calidad excepcional.

Por décadas, en particular, después de la guerra de Vietnam, Indochina estuvo aislada del mundo, hasta que se restablecieron relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y Vietnam gracias a las gestiones, entre otros,  del senador John McCain, quien fue también prisionero en Hanói por cinco años y medio.  En la actualidad Laos, Cambodia y Vietnam abrieron las puertas al mundo occidental.  Miles de gringos, europeos y australianos, chinos y latinoamericanos perdidos recorren las calles de Vientiane, Phon Penh, Saigón o Hanói y los campos donde murieron miles de soldados y civiles. Los indochinos están trabajando a través de distintos medios por recuperar parte de su pasado, una cultura marcada por la influencia india y china pero con su propia identidad.

El ejemplo de Cambodia, Vietnam, Grecia, Italia, Turquía, Perú, México y otras naciones vale la pena emularlo en cuanto a la petición y repatriación de objetos robados, sacados de forma ilegal o donados a otros países a nombre personal para pagar favores como lo hizo en 1892 el presidente Carlos Holguín con el Tesoro Quimbaya al obsequiárselo a la reina de España, María Cristina de Habsburgo.

 ¿Dónde está la buena voluntad del  gobierno colombiano para recuperar las 122 piezas de oro del Tesoro Quimbaya, que continúa en el Museo de América en Madrid, España? ¿Dónde se vislumbra una señal de la administración española para responder ante el tema? Otras piezas están en el Museo de Chicago, sin contar las que están regadas por otros museos del mundo.  Como lo he dicho en varias ocasiones es evidente que la buena voluntad y gestos amistosos no son suficientes, hay que continuar la batalla legal, amparada por los principios de la Unesco y sobre todo concientizar a la ciudanía de la importancia de recuperar el patrimonio nacional.

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