La Academia de Historia del
Quindío recibió del escritor y columnista Gustavo Paez Escobar algunas notas, por demás curiosas, sobre la historia de las cédulas de ciudadanía en Colombia,
notas que se publican previa autorización del autor:
“La cédula existía antes de 1952,
pero su elaboración era muy deficiente. Yo tuve mi primera cédula en 1957, es
decir, 5 años después de haberse iniciado aquel sistema, y duré con ella medio
siglo, hasta que fue cambiada por el plástico actual.
El siguiente era el formato de las cédulas
antiguas, sobre las que se dice que “eran grandes, de papel ordinario, difíciles de portar. Por eso
los ciudadanos las tenían que doblar en cuatro para poderlas transportar”. Así
era la de mi papá.
- Las mujeres no eran tenidas en cuenta para votar y se identificaban con la tarjeta de identidad, al igual que los hombres menores de 21 años o quienes hubiesen perdido los derechos civiles.
- La primera ley que reguló la cédula data del 16 de junio de 1853, sancionada por el general José María Obando, presidente de la república. Sin embargo se expedía tres días antes de las elecciones y era retenida al momento de la votación para verificar, mediante el cruce de información con los sufragios.
- En esas épocas, para expedir el documento era suficiente jurar que la persona tenía el nombre suministrado, que era mayor de 21 años, que sabía leer y escribir, que hacía por lo menos 10 días vivía en el domicilio enunciado y que los vecinos lo conocían de tiempo atrás.
- En 1929 se realizó la primera reforma electoral de importancia que incluía la expedición de cédula. Como dato anecdótico, la ley estipulaba que en caso de pérdida, el ciudadano debería pagar 20 centavos para su reexpedición.
- En 1931, un ingeniero químico, José Vicente Azcuénaga Chacón, preparó una tinta especial para marcar a quienes ya habían votado y que, casi a regañadientes, aceptaban ese manchón violeta en uno de sus dedos. Ese método arcaico se usó durante casi 50 años.
- Con la Ley 89 de 1948, que creó la organización electora, se dio origen a una reestructuración del documento de identidad.
- Posteriormente, en 1975 se disminuyó la mayoría de edad, que quedó en 18 años."
Más adelante, Paez Escobar complementa sus notas
sobre las cédulas de ciudadanía en Colombia con los siguientes apuntes, que el
mismo denomina “mentiras de la historia”.
"Va una copia de la cédula de Carola Correa de Rojas
Pinilla, de mayo de 1956 (la primera entregada a una mujer, bajo el número
20.000.001). En ella no aparece nacida en Támesis sino en Medellín. Era la moda
de la época. A la gente se le hacía figurar como nacida en la capital, o en un
centro importante, porque esto daba categoría, y no en un pueblo.
Nuestros
antepasados eran muy vanidosos. (¡Nosotros también!, porque la vanidad es rasgo
protuberante en la naturaleza humana). Falta saber si la fecha de nacimiento de
doña Carola es correcta. En cuestión de edad, la mujer ha sido campeona
en la magia de la adulteración.
El presidente Eduardo Santos figuró toda la vida
nacido en Bogotá, y solo hace pocos años, por paciente seguimiento que hizo
Gustavo Mateus, historiador boyacense, vino a saberse que había nacido en
Tunja. En ese momento se rectificó el número de presidentes boyacenses: de 12
se pasó a 13. Cuántas cosas más no estarán falseadas en el país, comenzando por
las gestas libertadoras, donde es posible que aparezcan héroes por villanos.
La primera cédula entregada a los hombres, en
noviembre de 1952 (con el número 1), fue la de Laureano Gómez, en ese momento
Presidente de la República. Si no hubiera sido el Presidente, le habría tocado
hacer cola.
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