Miguel Ángel Rojas. Miembro de la Academia de Historia del Quindío.
Publicado en el diario La Crónica del Quindío, 12 de octubre de 2014
El concejo municipal de Armenia,
presidido por Valentín Macías, rindió homenaje, en 1923, a tres de los
fundadores de la ciudad, quienes asistieron al acto y fueron aplaudidos por el
público presente.
Hallamos en el Archivo Historial de
Manizales este discurso de don Valentín Macías, presidente del concejo
municipal de Armenia, pronunciado el 14 de octubre de 1923 en el trigésimo
cuarto aniversario de la fundación de Armenia, donde se les rindió en vida un
homenaje a los hermanos Jesús María y Alejandro Suárez, como al primer colono
que llegó a este predio: don Antonio Herrera, quien para la fecha tenía 103
años.
En el documento son evidentes varios
hechos históricos, como que la apertura de los primeros lotes de entre la
selva, la hicieron dos mujeres: Eudoxia Herrera y María Giraldo; que los
terrenos donde se construyó la ciudad pertenecían a Antonio Herrera; la mítica
historia de la fundación de Armenia por un pelea con los calarqueños por la
construcción de un puente sobre el río Quindío. Y la más importante de este
documento, es el anuncio de Valentín Macías, en ese año, 1923, de que en un
futuro Armenia será la capital del departamento del Quindío, hecho que se
consumó 43 años después, en 1966.
Don Antonio Herrera |
El discurso de don Valentín
“Con un pie sobre el campo de los
vivos y otro sobre el campo santo, don Antonio Herrera ha llegado al ocaso de
su jornada y su cabeza blanca como la nieve de los picachos del Quindío corona
su frente. El soplo helado de algo más de un siglo, ha nevado su cabeza, pero
la lucidez de su cerebro aún perdura. Todavía, señores, no se ha hecho la noche
en su conciencia.
Ciento tres años de edad ha escalado
este patriarca y ellos pueden contarse por lo méritos ganados en las duras
faenas del trabajo. Está pobre habiendo sido propietario de gran parte de estas
tierras y de él sí que puede decirse que no tiene una piedra en donde descansar
la frente abatida por los años.
Emigrado del fecundo seno de la madre
Antioquia, el viejo labrador un día, hacha al hombro y machete al cinto,
seguido de los suyos emprendió el éxodo tradicional y llegado que hubo a la
cercana colina, con el pecho dilatado, asombrado los ojos, inmobles se posaron
sobre el rico panorama de este portentoso valle. Los últimos rayos del sol de
la tarde platearon su cabello y las embalsamadas brisas de la flora virgen
refrescaron la frente del hijo de la montaña. Días después, el fragor de la
serranía; los robles centenarios que se destronan; los guaduales que se abaten
al férreo brazo del conquistador, y el humo de la quema que en espesos y en
negros nubarrones sube al cielo”.
Las mujeres que desbrozaron la selva
“Pero, ¿qué brazos ayudaron a don
Antonio? ¡Ah, señores, qué sorpresa!, dos mujeres, su hija Eudoxia y María
Giraldo, vestida la primera en traje de hombre y que superó a muchos varones.
Varias cuadras de montaña derribaron estas dos esforzadas mujeres dentro del
perímetro de la trilladora Unión y la calle del Comercio. Ejemplo maravilloso
del recio nervio y poderosa contextura del pueblo antioqueño que aún del sexo
débil se vale para exhibir su pujanza. Las mejoras de don Antonio alcanzaron
alguna extensión, comprendida entre las calles 8 y duodécima, carrera 7
quebrada de la Florida”.
Una bala perdida
“Fue por aquellos días cuando alguno
de los hijos del colono, habiendo salido de caza con varios amigos, encauzaron
en el río un venado, lo siguieron aguas abajo hasta el paso denominado más
tarde de Don Nicolás y haciendo fuego uno de los cazadores, pegó la bala
en una piedra, y desviándose, dio muerte a uno de sus compañeros en el preciso
lugar que sirve hoy de baño público”.
Don Jesús María Ocampo "Tigrero" |
Tigrero, el fundador
“Por aquellos días, considerables
colonos y guaqueros horadaban la montaña, sacando el oro a montones y
desenterrando valiosas curiosidades arqueológicas. Muchos se dedicaron a buscar
la célebre laguna de Maravélez, que cual otro engañoso dorado, fantaseó la
ardiente imaginación de los cronistas. Ricos propietarios de Manizales
iniciaban sus haciendas, cuando la célebre reyerta de Jesús María Ocampo con
los calarqueños por el histórico puente y aquel, de quien dijo Eliseo Ochoa que
apenas si sería capaz de construir un bohío para su madre, ya podréis conocerlo
en la portentosa fábrica de esta ciudad.
Jesús María Ocampo, Tigrero, había nacido en Salamina el día 14 de noviembre de 1847, y ya podemos los que lo conocemos evocar su figura legendaria de caballero conquistador, armado de la adarga y de la lanza, dando caza sin tregua a los tigres de la selva. De allí su apodo de Tigrero”.
Don Alejandro Suárez |
Los hermanos Suárez
“Pero, ni en arrojo ni en valor ceden
el puesto a Tigrero los hermano Suárez. Ora se internan en la enmarañada selva,
explorando los ríos Espejo, Barragán y Río Verde, como surcan las caudalosas
aguas del histórico río De la Vieja que celebró Castellanos cuando dijo: ‘A la
par caminan del oriente/ donde su voluntad les aconseja:/ y el capitán Miguel
Muñoz con gente/ al río que llamaron De la Vieja. Por una, con quien dieron de
repente/llena de espesas rugas la pelleja; / pero con tantas joyas su
persona/como si fuera moza fanfarrona’.
Y surcan sus aguas sobre los palos de
una pobre balsa que zozobra poniendo en grave peligro su vida. Ora dan caza a
las fieras y perdidos en la intrincada maleza, pernoctan una noche de tormenta
en medio de aquella naturaleza llena de peligros. La aurora de un nuevo día los
despierta y sin otro guía que el machete y el buen sentido, al fin logran dar
con la trocha que los redime de su infortunio. Pero no por esas penalidades han
de cansarse de sus viajes que a menudo repiten, observándolo todo y sobre
manera maravillados de aquella flora fecunda y lujuriante, que celebrara el mismo
Castellanos cuando dijo: ‘Hay caimitas, guanábanas, anones, / en árboles
mayores que manzanos, / hay olorosos hobos que en facciones / y pareceres son
mirabolanos. Hay guayabas, papayos y madroños/ piñas que hinchen bien en
trambas mano, / con olor más suave que de nardos/ y el nacimiento dellas es en
cardos’.”
La fundación
“Por eso los vemos repetir sus viajes
y realizar una segunda conquista de la célebre comarca, donde sentarán los
reales de una ciudad que ha de vincular sus nombres a la historia. Los hermanos
Suárez fueron los fundadores con Ocampo. Por cien pesos compraron a don Antonio
sus mejoras y reunidos en junta integrada por los señores Jesús María Suárez,
Jesús María Ocampo, Luis Tabares, Juan de Dios Arango, Rafael Uribe, Manuel
Cárdenas Cano, secretario, José Joaquín Buitrago y Juan de Jesús Arias, jueces
pobladores, suscribieron el acta de fundación el día 14 de octubre de 1889, en
un bohío que construyó Ignacio Martínez donde actualmente se levanta la casa
marcada con el número 166, carrera 4”.
El homenaje
“Esta es, señores, la efeméride que
celebramos, el fausto día de la fundación de Armenia que de corregimiento en
1892, de municipio en 1904, y de circuito en 1907 ha progresado tan
sorprendentemente que no dudo llegue a ser la capital del futuro departamento
del Quindío.
Hemos querido asociar a esta fiesta a
don Antonio Herrera en su carácter de primer colono, y a los hermanos Suárez
como fundadores. Es verdad que son pocos los elogios que pudiéramos rendirles,
pero sírvales de estímulo los progresos realizados y la perspectiva de la
grandeza futura de la ciudad cuando la carrera a Zarzal o el ferrocarril del
Pacífico abran sus puertas de los mercados del mundo a la rica producción de
nuestro suelo.
Bien merecido tenéis este homenaje,
ciudadanos epónimos. Recibidlo como una consagración de aquellos que los
pueblos dispensan cuando tienen conciencia de los hechos. Con estos votos
unidos al reconocimiento general del pueblo, me es altamente honroso haber
ensayado esta página. (14 de octubre de 1923).
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