Por:
Jaime Lopera Gutiérrez. Presidente de la Academia de Historia del Quindío.
Armenia,
13 de marzo de 2014
Una hipótesis es como una red: uno la lanza
y se sorprenderá de lo que caiga en ella.
--Novalis
Sinopsis: El presente documento es una propuesta
hipotética de esclarecimiento de una de las razones por las cuales el
Departamento del Quindío ha tenido un desarrollo socioeconómico tan lento y tan
pobre en los cincuenta años de su existencia. El sistema político exclusivista
que se creó desde hace años se enclaustró en la burocracia para mantener el
control de los cargos y contratos públicos, y asegurar así la reelección de los
congresistas y sus acompañantes que mantienen ese modelo político.
1. Antecedentes de la segregación
Dentro del propósito de construir una historia en torno al nacimiento del Quindío como Departamento, hemos venido examinando diversas situaciones políticas y administrativas que se presentaron antes de aprobarse esta jurisdicción del país en 1966. El escrutinio de las diversas etapas que concluyeron en la nueva realidad administrativa hace cincuenta años, permite observar algunos hechos comprobables pero también construir una serie de suposiciones o hipótesis que podrían servir de marco para explicar las acciones que se dieron para culminar este deseo separatista.
Asumimos
que semejante abordaje podría iniciarse con la breve descripción de algunos pormenores
políticos y económicos que se dieron en el Departamento de Caldas cuando aún
los municipios quindianos pertenecían, desde 1910, a esa jurisdicción.
Los antecedentes
del periodo previo a la segregación de Caldas están compuestos entre otras por
las siguientes razones:
a) Por
los abandonos a que fue sometida la dirigencia local por parte de los centralistas
mandatarios caldenses que se negaban, con escasas excepciones, a dar una
representación regional a los quindianos en los gabinetes departamentales;
b)Por
el despilfarro de los recursos presupuestales de la Federación Nacional de
Cafeteros en obra suntuarias como el Teatro de Los Fundadores que se
consideraba una obra monumental e innecesaria cuando los cafeteros anhelaban un
tratamiento descentralizado en Pereira y Armenia;
c)Por
la presencia de un naciente liderazgo político quindiano que anhelaba tener un
mejor espacio de representación en el gabinete caldense que los apuntalados y
exclusivistas dirigentes manizaleños no toleraban; y
d)Por
una estrategia independista que se fraguó cuando los quindianos, muy
sutilmente, lograron desagregar de Caldas una zona especial para combatir la
Violencia con una Brigada Militar propia[1].
Por
supuesto que las propuestas por una independencia regional venían de más atrás.
Desde 1957 algunos dirigentes venían proclamando la independencia del Quindío como
respuesta a ese abandono del Departamento de Caldas a las necesidades e
intenciones de los quindianos[2]. En
esa época nacieron en Armenia comités promotores de carácter cívico que no
alcanzaban sus metas probablemente por sus escasas habilidades en las
negociaciones políticas. Así fue como empezó a surgir un grupo de jefes
políticos de ambos partidos que se dieron cuenta de ese vacío de liderazgo
político y vieron la oportunidad de promover una autonomía que les convenía
para su propia promoción electoral y la de sus amigos.
2.
Nace el modelo
excluyente
Recién
iniciado el gobierno del conservador Guillermo Leon Valencia --quien reanudaba con
su administración los pactos paritarios y alternativos del Frente Nacional negociados
en España por el liberal Alberto Lleras Camargo, como primer presidente, y el
conservador Laureano Gómez, jefes indiscutibles de ambas colectividades--, los
jefes liberales Ancizar Lopez y Humberto Cuartas por un lado, y Silvio Ceballos
y Luciano Gomez, por el otro, llevaron al Congreso de la República, donde
concurrían senadores caldenses, un proyecto de ley por medio de la cual se
creaba el Departamento del Quindío, proyecto que además contaba con la
cooperación especial de las entidades cívicas que ya habían iniciado los
primeros pasos para darse esa emancipación. Los voceros caldenses en el
Congreso de inmediato pusieron el grito en el cielo por los efectos que la
desmembración significaba en su Departamento y prepararon una campaña de
defensa que implicaba hacer lobbysmo con las dos cámaras del Congreso[3]. Con
pocos recursos, un grupo de quindianos hizo lo mismo en Bogotá con un
entusiasmo verdaderamente admirable.
En
cierto momento, ya bastante inclinada la aceptación del Congreso a la
iniciativa de segregación, los liberales y conservadores quindianos negociaron
los límites entre los municipios y, para ganar puntos, admitieron que Sevilla y
Caicedonia no quedarían incorporados en la nueva sección departamental; de esa
manera se aseguraban los votos favorables de la representación del Valle del
Cauca la cual fue definitiva en la votación final[4].
Así
fue como el nuevo Departamento comenzó su andadura. Ancizar Lopez y Silvio
Ceballos cobraron el éxito de la independencia quindiana y se hicieron poderosos
como los flamantes líderes políticos de la nueva circunscripción electoral.
A
partir de este instante aflora un modelo (para llamarlo de esa manera) de coalición
burocrática en el espacio político en el Quindío la cual hemos visto crecer,
bajo diferentes modalidades, desde 1966: sin querer queriendo, la paridad existente
para los cargos públicos quedó en manos exclusivas del dueto López-Ceballos
quienes designaron en los diversos cargos de la nueva administración a sus
propios aliados en consideración a su amistad, su color político y la
colaboración que ellos, los “nuevos caciques”, recibían de las familias de los
favorecidos. Ese sistema, denominado clientelista por Lleras Restrepo, confirmó
en el poder al mencionado dueto a tal punto que desde entonces la política
quindiana –con diversos matices de conflictividad y de alianzas—solo se
resuelve mediante el manejo de este tipo de negociaciones en los empleos
oficiales[5].
3.
Mi experiencia en
pocas palabras
La
coalición liberal-conservadora que se organizó en el Quindío a partir de 1966
se dio cuenta que, manteniendo el esquema paritario y excluyente en el
nombramiento en los puestos públicos, estaban asegurados los votos necesarios
para su propia reelección, o la elección de personas leales a su propia causa.
Con algunas desviaciones o disidencias de tiempo en tiempo, el modelo se ha
quedado anclado o articulado a la forma de hacer política en el Quindío a tal
punto que quien no se allane a sostenerlo o mantenerlo, no cabe en las
coaliciones que se hacen entre los diferentes grupos de cada partido. El poder era
y es excluyente porque solo se comparte con los más manejables amigos del
modelo: se montó así una burocracia sumisa, basada en los nombramientos a dedo,
que luego se combinó con forzar tratos económicos con los contratistas que
aspiraban a tener una tajada del ponqué presupuestal del Departamento[6].
De esta forma, sin la aquiescencia del dueto y a renglón seguido de sus posteriores
herederos familiares y políticos, ningún proyecto de desarrollo podría
adelantarse en forma gratuita.
Cuando
el presidente Betancur me designó Gobernador del Quindío en 1983, a instancias
del doctor Lopez Michelsen a quien yo seguía desde el MRL, ya conocía el
funcionamiento de este sistema, pero solo de oídas. Una vez posesionado, debí
enfrentarme a la realidad de las exigencias de los dos partidos que se
empecinaban en reclamarme el nombramiento de sus amigos en el gabinete so pena
de hacer una crisis política que ponía a una parte importante de la Asamblea
Departamental y algunos medios de comunicación en contra de mi
administración. Como sufrí esa primera imposición
y amenaza cuando me aparté de las pretensiones ajenas para nombrar más bien a unas
personas de mi confianza, desde ese mismo instante comenzó a brotar una oposición
abierta unas veces, soterrada las demás veces, que puso en duda la posibilidad
de lograr algunas de las metas de desarrollo que nos habíamos propuesto. Y así ocurrió.
La
burocracia departamental ya estaba consolidada cuando arribé en aquel tiempo a
contraer el compromiso como Gobernador. Era en definitiva un sistema cerrado y
excluyente. Imaginar unos cambios radicales era imposible, y más bien se hicieron
unas “reparaciones locativas” en algunos cargos de confianza que yo juzgaba
indispensables tener bajo mi control. Mis amigos políticos liberales, los que
me habían ofrecido respaldo a posteriori,
apretaban por más y mejores puestos como parte de la costumbre ya arraigada de
hacerle el quite a la meritocracia o la selección por méritos.
Aunque
no fue posible complacerlos totalmente, adopté la actitud de funcionar con la
gente existente bajo la idea de trabajar en equipo, tener buenas comunicaciones
y compartir las metas de mi gobierno con el objeto de que ellas tuvieran
significado para mis colaboradores. El caso del Alcalde de la capital, por
ejemplo, fue un dolor de cabeza porque, siendo su nombramiento de mi resorte, invariablemente
pareció escuchar más las sugerencias de su jefe conservador antes que acatar
las instrucciones mías[7].
Solo mucho después entendí sus razones.
4.
El modelo
funciona
Confieso
mi debilidad en tratar de romper esas estructuras. Por una parte, y dentro de
un gobierno conservador con Betancur a la cabeza, al liberalismo le quedaba
difícil hacer una ruptura y mucho menos cuando este partido se disponía a
franquear las puertas de Turbay para el siguiente periodo. La oposición abierta
de los conservadores a mi gobierno local logró su cometido al cabo de un año
cuando Belisario no pudo aplacar las insatisfacciones de Silvio Ceballos
(laureanista) y Juan Zuluaga y Rodrigo Gomez Jaramillo (ospinistas) quienes reclamaban
a su Presidente conservador más ventajas para sus propios grupos. Por otra
parte, como sabía que mi paso por la Gobernación era temporal (pues ya había
descartado permanecer en Armenia al frente de un grupo político que me
permitiera ir al Congreso como muchos amigos me lo solicitaban), restarle
importancia a algunos de esos problemas políticos fue una manera de salir discretamente
del gobierno departamental.
Si
alguien me acusara de haber sido un “idiota útil” de ese sistema descrito como una
burocracia excluyente y dócil, fundada por los gestores políticos del
Departamento, no voy a contradecirlo. Utilizando la metáfora de la pecera sucia
(noción que he venido diseñando hace un tiempo) confieso que viví en las entrañas
del monstruo pero creo no haberme dejado contaminar por sus fauces: la imagen
es la de una persona que recibe capacitación en un lugar donde aprende otras pericias
y se moderniza con nuevos pensamientos y prácticas (pecera limpia), pero a la
semana siguiente debe regresar a su trabajo de siempre donde encuentra que las
cosas permanecen inalterables y que ningún destello de cambios se van a dar en
poco tiempo (pecera sucia). Salir de una pecera limpia e insertarse en la pecera
sucia de la política implica la aceptación de sus prácticas, tales como el
clientelismo y el contratismo, sin las cuales la sobrevivencia de un aspirante dentro
del modelo enclaustrado no está asegurada[8]. Creo
haber pasado la prueba con alguna entereza.
El
modelo de una burocracia enclaustrada, cooptada por las anteriores prácticas y
orientada hacia la reelección de sus beneficiarios, es sin duda un ejemplo
pernicioso para llevar adelante los propósitos de un desarrollo económico y
social basado en los mejores talentos y la mayor honestidad. Pero los dueños
del modelo enclaustrado y excluyente se han encerrado en sus límites y no van a
permitir la destrucción de un sistema que les ha producido muchas
satisfacciones económicas y políticas, las cuales se diseminan en la misma
complicidad de sus familias ---cuyo ascenso social y monetario se cumple
gracias al acatamiento y apoyo que le dispensan al modelo. Y, desde luego, a la
aceptación social que tienen los “parvenu”[9], o
trepadores sociales, en un medio que los registra como inteligentes y audaces
abriendo así el camino a para que otros imiten hasta su petulancia.
5.
Un caso real de
desaire
Para
ilustrar de algún modo la tesis anterior cabe relatar un caso real en este
Departamento que describe con suficiencia lo mencionado antes. Una empresa
europea encontró que el Quindío era el lugar adecuado para establecer una
planta piloto industrial de compost con base en la disposición de las basuras
de todos los municipios de esta región. Trajo los equipos, creó una sociedad
anónima para darle forma institucional a una inversión de varios millones de
dólares y en la junta directiva incorporó, como socios minoritarios, al Alcalde
de la ciudad y al Gobernador del Departamento como una forma de
representatividad de las autoridades. La planta piloto debía servir para atraer
el interés de otras municipalidades colombianas que desearan tal servicio con
la disposición de las basuras.
Durante
una de las primeras sesiones de dicha junta directiva, y con la presencia de
los inversores europeos y los gestores nacionales, se presentó una enorme
discusión entre el Alcalde y el Gobernador porque cada uno estaba pidiendo para
sus propios amigos el valioso contrato de explanación del terreno de la fábrica
que iba a hacerse en jurisdicción de Calarcá. Muy rápidamente los inversores
extranjeros, extrañados por ese proceder, decidieron abortar el proyecto porque
no estaban dispuestos a hacer ese tipo de concesiones en las cuales predominaba
el amiguismo y no la idoneidad de los ejecutores.
Este
caso sirve como ejemplo para demostrar que el modelo político establecido en el
Quindío durante mucho tiempo ---modelo que llamamos de una burocracia excluyente,
enclaustrada, sumisa y condescendiente con las prácticas irregulares del
clientelismo y el contratismo---, en algunas ocasiones ha sido un obstáculo
verdadero a la llegada de los capitales privados (que ofrecen empleos,
tecnología y numerosas oportunidades para hacer el desarrollo económico),
mientras no se den gabelas a los dueños del poder. La condición de Grandes
Empleadores que tienen los organismos públicos locales y nacionales en esta
región (más del 85 por ciento de los empleos se dan en el sector público) es
una prueba de que el sistema se ha mantenido intacto por años no solamente para
privilegiar las ventajas políticas de los caciques y sus vasallos, sino también
para enriquecer notablemente a sus familiares y amigos con la modalidad de transgresiones
que se usan habitualmente[10].
Otro
dicho mexicano, “el que no transa, no avanza”, es la manera de definir lo que
viene ocurriendo en nuestra sociedad quindiana desde hace tiempo con una
persistencia tal que solamente un revolcón institucional y político puede darle
su final. Si esta hipótesis que hemos planteado es cierta, en vísperas de los
cincuenta años de Departamento cabe esperar una toma de conciencia ciudadana
que enfrente este proceso y lo resuelva de una vez por todas para las próximas
generaciones.
6.
¿Una burocracia
idónea?
La
descripción de este modelo burocrático en la administración pública, suponiendo
que estamos dando en el clavo, facilita una reflexión final: la planeación
socialista de la URSS, sin sector privado y basada en un burocratismo total,
fue capaz de industrializar a ese país en pocos años con base en los planes
quinquenales de Stalin después de la II Guerra. El manejo de la burocracia soviética
con mano fuerte y con metas definidas, se traduce en decir que en tal proceso se
procedió con mucha eficacia en el crecimiento de producto bruto nacional –con
independencia de otras razones políticas muy discutibles al interior de la nomenklatura. Los altos burócratas
soviéticos no eran políticos cuidando sus votos sino funcionarios que se
preocupaban más por la eficacia del plan estalinista y por el sometimiento de
sus empleados.
Haciendo
un paralelo desmedido, no importa que sea muy alta la nómina oficial entre
nosotros: en tal caso sería deseable que la burocracia quindiana fuera más competente
e inteligente para ayudar vigorosamente en el desarrollo económico (porque además
es barata: cuesta menos crear un cargo público que un empleo en el sector
privado[11]),
el mejoramiento del ingreso y atención a la desigualdad. En fin, si acaso
existiera en Colombia un modelo de una burocracia territorial idónea y calificada
–si es que ello es posible--, ella se vuelve totalmente ineficaz e improductiva
cuando se la combina con la politiquería: es allí donde terminan los sueños de
quienes quisiéramos que hubiese por lo menos un Estado vigoroso con una
burocracia activa y comprometida, y no esa caricatura de empleados mansos que solemos
conocer por estos pagos.
7.
Postdata autocrítica
Pocos días
después de haber terminado el borrador de este ensayo de interpretación sobre
la modalidad de una Burocracia Excluyente que se creó en el Quindío para
cerrarle el paso, entre otras cosas, a las iniciativas que tuvieran que ver con
el desarrollo a largo plazo, descubrí que estaba equivocado. La hipótesis presentada
en los párrafos anteriores es apenas el síntoma de un problema mayor en la
política colombiana, la propensión al poder.
En pocas
palabras, la Burocracia Excluyente es solo un medio para adquirir poder, para
acceder a él y a todos los privilegios y problemas que produce. Solo que, mientras
exista en una persona una pequeña propensión al poder, se aferrará a su metro
cuadrado de poder para tratar de influenciar en todas las personas y situaciones
que se encuentran en su órbita. Esta conducta es universal e histórica como
cualquiera puede entenderlo con una mirada hacia acontecimientos y personajes
del pasado. Solo que esa conducta tiene diferentes grados de acción (o de
coerción) entre más poder se quiera tener, lo cual le sirve a su protagonista para
organizar estrategias y tácticas con el objeto de mantenerlo.
Finalmente,
la eficacia de la Burocracia Excluyente como un medio para capturar el poder
mediante la invasión de los puestos públicos se puede explicar tomando como
ejemplo las últimas elecciones de marzo de 2014: en una gran parte de las
oficinas públicas territoriales hubo la exigencia a cada empleado de aportar al
menos veinte votos en las elecciones, orden dada por la persona o personas encargadas
desde la oficina de personal.
En esta
región quindiana con tan alto desempleo por años, conseguir un contrato de
corto plazo en la burocracia local es una tarea del jefe político, o sus
ayudantes, quien indica el lugar donde una persona debe ser ubicada. Para no
ser despedido y poner en aprietos la economía familiar y sus estudios, el
contratista o empleado cumple con la promesa exigida incorporando a sus
familiares y amigos más cercanos en ese convenio que ha debido hacer para
mantener su puesto; si fracasa en la meta de veinte votos, será despedido sin compasión
gracias a la efectividad que este chantaje emocional tiene en la realidad de la
burocracia local. El fantasma del desempleo produce así miles de asalariados sumisos
y subalternos que son, obviamente, la carne de cañón con la cual se llega a las
elecciones gracias a un cálculo fríamente determinado en las cabezas de los
perseguidores del poder.
El ejemplo
de la Burocracia Excluyente es pues una más entre las formas de capturar el
poder en una sociedad dada. Obviamente que el poder de un celador (en su metro
cuadrado de poder) no es lo mismo que el de un Primer Ministro, pero es igual
de efectivo como el del médico, el maestro, el militar, el supervisor de una
fábrica, el empleado detrás de una ventanilla, la juez con su toga, el jefe
guerrillero, el capitán de una nave, una mujer celosa y miles de ejemplos de la
vida cotidiana. Todos ellos usan fragmentos de información, manejada a su
acomodo, para mantener intacto su metro cuadrado. Era lo que queríamos
demostrar.
***
Lo que
sigue es teoría. Puede pasarse por alto.
Colofones: VIGILANDO SU METRO DE PODER
Colofón
1:
La democracia es un producto de seres humanos imperfectos: los guerreros de la
democracia sabemos desde siempre que ella no es la panacea. (La principal de
sus imperfecciones en casi todas partes radica en la corrupción, un fenómeno al
cual no escapan aun las más esclarecidas democracias occidentales). Esto para
decir que la Burocracia Excluyente se da en muchos países democráticos, bajo
distintos matices, donde la burocracia se ha venido formando y modelando por la
autoridad engendrada por los votos.
Los políticos tienen el papel de
recolectores de sufragios en las sociedades y se supone por lo tanto que el
ejercicio de la democracia (representativa y participativa) está en su cabeza y
en sus gestiones. Los políticos pastorean los votos como un caporal cuida de
todas las ovejas de su rebaño. Como los votos son la expresión de la
democracia, las papeletas son entonces el respaldo al metro o metros de poder
que un gobernante o un político adquiere.
Con esos votos un gobernante puede en
consecuencia ejercerlo bajo una modalidad de tolerancia o bajo una modalidad
opresora. La modalidad opresora consiste en usar el poder para organizar los
procesos, explícitos e implícitos, de una burocracia a la orden de sus gestores
y de su reelección. Lo que nadie ha dicho es que los votos facilitan el derecho
a ejercer el poder en forma autoritaria: por eso mismo es frecuente que la
institución democracia sea debilitada por quienes se asumen como poseedores y
dueños de ella, los mismos políticos. Las imperfecciones nacen precisamente
allí, en sus manos sucias.
Colofón 2: Sin embargo, la Política tiene que ver con todo:
con el agua que consumimos, con la luz, con el aseo, con la educación de los
hijos, con la salud de los empleados, con la pensión de vejez, con los precios
de los artículos. En el marco de las
decisiones públicas, la Política es necesariamente inherente a la vida de los
pueblos y al discurrir de sus ciudadanos. Y en países como el nuestro, donde
las normas oficiales llegan hasta los más pequeños rincones de la vida
cotidiana, la Política está merodeando en casi todas las iniciativas que
adelantamos. En todo caso, la Política (con mayúsculas) es un terreno amplio de
decisiones y de opciones que comprometen la existencia de un pueblo.
Otra cosa es el ejercicio de la política, atada a la búsqueda de votos y
el ascenso a otras posiciones. Este ejercicio práctico de la democracia es el
primer paso para llegar a los sitios donde se toman y se desarrollan aquellas
Políticas. Pero muy a menudo esa importante práctica social se la confunde con
una caricatura llamada politiquería, que tiene todos los vicios de manipulación
y de engaño, es decir, los vicios que la misma democracia desprecia. Cuando a
la politiquería se la confunde con la Política, comienzan las confusiones. Los
políticos incapaces creen que hacen su oficio sirviendo de bolsa de empleos de
sus votantes, y se olvidan de las grandes líneas estratégicas que fueron sus
promesas. Cuando eso ocurre, el politiquero hace caso omiso de la meritocracia
y permite que los incompetentes llenen los cargos públicos. El que entiende la
Política, con mayúscula, nunca permitiría que el desarrollo de su región quedara
en manos de los ineptos.
Colofón
3:
Entrevistado por un periodista, el entonces cardenal Bergoglio, hoy el Papa
Francisco, hizo una descripción de la pobreza mundial señalando que “algunos
políticos se han dedicado a endeudar a la gente creando un ambiente de
dependencia…para aumentar su poder. (Los políticos) son grandes expertos
creando pobreza y nadie los cuestiona; yo lucho por combatir esa pobreza”.
Enseguida comenta: “las ideologías que fabrican pobreza deben ser denunciadas:
pero la educación es la gran solución al problema. Debemos enseñar a la gente
cómo salvar su alma, pero enseñando a evitar la pobreza y no permitir que el
gobierno los conduzca a ese penoso estado”[12].
La pobreza es, de
acuerdo con esta interpretación del Papa, el único asunto que les importa a los
partidos políticos SOLAMENTE porque los pobres son la carnada de las diversas
ideologías: v.g., el socialismo socorre a los pobres, pero no hace esfuerzos
verdaderos para acabarlos porque ellos son la carne de cañón para amarrar las
elecciones. Impidiendo su desarrollo y bienestar, los socialistas se sirven de
los pobres para ganar elecciones y perpetuarse en el poder[13].
Las subvenciones y las misiones (como las de Venezuela) son, pues, una
anestesia para manipular a los individuos a tal punto que no es estratégico
sacarlos de esa situación como hacen los politiqueros.
Pero ahí no acaba la
cosa: el capitalismo también incurre en el error de mantener la población de
pobres porque estos son los protegidos de los caciques políticos para repartir
sus limosnas (las tejas de zinc, el mercado, la beca, el subsidio, el Sisbén,
etc.) y con ellas también amarrar sus votos para ganar las elecciones. Mientras
más menesterosos existan, menos educación podrán alcanzar y, por lo mismo, su
ignorancia de pobres los hacen fácilmente manejables para los partidos
políticos y sus caciques en todas partes.
En otras palabras,
los partidos, de uno u otro lado de la franja ideológica, permiten la
existencia de los pobres para garantizar unas elecciones ‘democráticas’ y
salvaguardar el poder. En toda clase de democracias, aun las que presumen ser
más igualitarias, no existen signos de que la pobreza sea la máxima prioridad
de los gobiernos como para terminarla de una vez por todas: los candidatos que
alardean de hacerlo en los discursos de las campañas se olvidan de los pobres
al acceder al gobierno, y de esa manera el circulo vicioso queda completamente
clausurado.
Como puede
observarse, estas opiniones del entonces Cardenal argentino serán, si se conocen
mejor tales apreciaciones, una fuente inagotable de discusiones: Bergoglio ha
ubicado la pobreza como una ideología en medio del neoliberalismo y el
socialismo, como una especie de tercera vía sobre la cual los líderes del mundo
deben empezar a reflexionar.
Y agregaba: “Si pensar que el capital
es necesario para construir fábricas, escuelas, hospitales, iglesias, quizás lo
sea (capitalista). Pero, ¿tú te opones a ese proceso?”. Y añade el cardenal que
aun cuando el uso del capital debe ser voluntario, surge un grave problema
cuando los políticos confiscan ese capital para hacer las obras del gobierno y
alimentar a la burocracia. Enseguida el cardenal Bergoglio le precisa al
periodista que el llamado Estado interventor “absuelve a la sociedad de su responsabilidad;
las familias escapan de su responsabilidad con el falso estado de bienestar, e
inclusive las iglesias: la gente ya no practica la caridad pues ve a los pobres
como un problema del gobierno”. En pocas palabras, los pobres son ahora “propiedad
de los políticos…(…) a la gente la empobrecen para que luego vote por quienes
los hundieron en la pobreza”.
Colofón 4: para encauzar a un país o una
región en una propuesta de desarrollo económico, no parece necesario tener una
democracia falsa como algunos países latinoamericanos; muchos creen que así
habrá progreso, con alguna modalidad de despotismo que imponga los factores de
crecimiento. Pero una democracia como la colombiana, delimitada por esquemas
tales como la Burocracia Excluyente, solo acarrea pobreza y ausencia de
libertades. La Burocracia Excluyente es cerrada, oligárquica y egoísta. Provee
algunos servicios para especular con la equidad, como diría Bergoglio, pero
favorece más a los ricos que se sirven de ella para engordar sus beneficios
aumentado la desigualdad que pretende combatir.
Colofón 5. El desarrollo económico y el
crecimiento exigen otro tipo de democracia, más amplia, más tolerante, más
participativa, más consensual. Pero la débil personalidad de los autoritarios
que solo usan la coerción para adelantar sus planes, no deja crecer esta planta
realmente democrática porque ella pone en peligro su metro de poder. La
discusión, el debate de ideas, la confrontación de proyectos son una amenaza
para los poderosos sin recursos mentales para la participación. Por ejemplo, el
trabajo en equipo es un proceso muy embarazoso porque un grupo no sumiso que
cuestiona al líder es una provocación a su poder; se requiere de una muy alta
dosis de personalidad y carácter para enfrentar un desafío de tamaña
envergadura.
Colofón 6. La legitimidad de un gobierno no
proviene solamente del voto, sino del respeto a los principios republicanos.
Pero adoptada la mermelada como un
recurso destinado a legitimar el poder, ella se concentra en comer lo más posible.
Por lo que sabemos la mermelada no se inventó en este gobierno. En 1969,
durante la administración de Carlos Lleras Restrepo, el ministro de gobierno de
entonces, Carlos Augusto Noriega, presentó al Congreso un proyecto de aumento
de las dietas (con sueldos permanentes) para seducir a los congresistas en una
reforma constitucional que se estaba presentado entonces. Y así fue como se
inició esta costumbre de alcanzar consensos artificiales con el presupuesto
nacional.
Colofón
7. Defender la
violencia de un gobierno porque fue elegido “democráticamente” es entonces
confundir los medios con los fines. “La democracia no es un fin en sí mismo, es
un medio para cambiar gobiernos de manera pacífica, no un método para pasar de
un autoritarismo a otro”[14]. Son las instituciones republicanas (estado de
derecho, igualdad ante la ley y división de poderes) las que nos llevan a vivir
en libertad. Por desgracia vivir en la democracia no es suficiente. La historia
enseña que la diferencia entre democracia sin república y las dictaduras puede
ser bastante discutible. Y añade Cachanosky: “¿Qué diferencia a un dictador que
pone presos a sus opositores y no se inmuta ante la muerte de sus ciudadanos,
de un “demócrata” que hace lo mismo utilizando el argumento del voto como
excusa? ¿Desde cuándo los votos dan derecho a ejercer el poder de manera
autoritaria?”. ¿Desde cuándo la organización de una Burocracia Excluyente, con
todas las ventajas que procura a sus dueños y todos los defectos que muestra
por privilegiada, puede servir para ahogar la democracia participativa y el
debate de la ciudadanía por una gobernabilidad transparente y moderna? Por lo
demás, con esas prácticas la democracia queda entre paréntesis todo el tiempo.
[1] Al mismo tiempo se crearon,
unos años antes de la separación, el Tribunal Superior de Justicia, una
Diócesis con obispo, la Universidad del Quindío y la CRQ que arbitró unos
recursos del presupuesto nacional que no pasaban por la Secretaria de Hacienda
de Caldas!
[2] El empuje inicial del
escritor Euclides Jaramillo, Elias Velez, y otros cívicos de la época como
Jesus Arango Cano, comenzaron a darle forma a los comités pro-departamento.
Habrían de pasar nueve años para que nuevos comités prodepartamento volvieran a
surgir.
[3] No puede olvidarse que a la
sazón Ancizar Lopez era el Presidente de la Comisión Cuarta de la Camara con
enorme influencia en la gestión de auxilios para los parlamentarios y sus
regiones.
[4] Obando, Alcalá y Ulloa,
municipios con reconocida vocación cafetera, fueron descartados para no
molestar al Valle del Cauca, lo mismo que Sevilla y Caicedonia. No obstante, en
1957 un grupo de parlamentarios quindianos como Ricardo Gomez Ospina, Luis
Carlos Florez y Anacarsis Cardona ya habían presentado un primer proyecto en el
cual se incluían tales municipios con el consiguiente rechazo de la
representación vallecaucana.
[5] Para esa época nació otro
sector conservador, liderado por Juan Zuluaga Herrera, reclamando su cuota
burocrática al Gobernador de entonces quien, al parecer, le dio juego con
empleos con el objeto de debilitar al otro grupo conservador, laureanista, que
complicaba la gestión del mandatario.
[6] Luego el modelo se volvió más
dañino: un empleado oficial es enganchado bajo la modalidad de un contrato
temporal (en una cooperativa de trabajo asociado) que no ofrece prestaciones y
solo dura un par de meses. Para asegurarse la permanencia en el empleo, el
nombrado debe mantener fidelidad y sumisión al “dueño” de la entidad en la que
labora. Además de otras complicidades (“aporte veinte votos a esta campaña”), así
se alimenta el modelo en forma permanente.
[7] Dando lugar a esa calidad de
“doble agente” que se predica de quienes son nombrados en un puesto oficial
pero son menos leales a la organización donde trabajan que al padrino que les
promovió un ascenso.
[8] Esta no es una crítica al
ejercicio de la política como baluarte de la democracia, sino a sus manejos
inaceptables y deshonestos.
[9] La palabra parvenu describe a una persona que ha
ascendido recientemente en la escala social, y alude especialmente a los nuevos
ricos que se ven buscando aceptación social mediante la prueba de su riqueza
individual.
[10] Si los empresarios privados
crean empleos, se disminuyen las posibilidades de crear empleos públicos que se
pueden controlar. Es mejor “espantar” a los privados que competir con ellos y
poner en peligro la reelección.
[11] Siempre he dicho, desde 1976,
que la única propiedad del pobre es su puesto: los ricos tienen carros, fincas,
acciones; el pobre solo tiene su empleo, y lo defiende con la subordinación
completa o con la huelga.
[12] La revista mexicana “Asuntos
Capitales” (mayo 3, 2013) dio a conocer una colaboración del periodista Ricardo
Valenzuela donde se transcribe una presunta entrevista que le hiciera al
entonces cardenal Bergoglio, en Argentina, el periodista norteamericano Chris
Mathews para la cadena MSNBC. Para Mathews, uno de los periodistas estrella de
esa emisora, la llegada de Bergoglio no solamente significa que llega al
pontificado un verdadero sucesor de Juan XXIII, un liberal, sino también un
CEO, un “chief executive officer”, el más alto cargo ejecutivo en las grandes
corporaciones del mundo, según lo dijo Mathews a sus lectores en su blog que se
transmite por la cadena NBC (www.nbcnews.com). La entrevista no fue transmitida y en
cambio fue archivada por el mismo Mathews: un estudiante de la Universidad de
Notre Dame --establecimiento católico de Indiana fundado en 1842--, que cumplía
su servicio social en la MSNBC, la sustrajo, dice Valenzuela, para entregarla a
su profesor. http://www.asuntoscapitales.com/buscando.asp?q=bergoglio&sa=Buscar
[14] Nicolás Cachanosky,
Metropolitan State University of Denver.
http://puntodevistaeconomico.wordpress.com/
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