La Academia de Historia del Quindío cumple
sus cuarenta años de existencia en esta tierra, desde que varios ciudadanos,
empeñados en recuperar y guardar la memoria, emprendieron esa tarea con tesón.
En 1966, cuando se creó el Quindío, uno de
los fundadores de este órgano académico tenía consolidado un libro que se ha
convertido en referencia documental para los quindianos. Era don Alfonso
Valencia Zapata, quien logró con “Quindío histórico” compilar gran parte de la
información que otros cronistas del pasado – como don Valentín Macias – habían
construido de manera empírica.
Junto con Valencia, algunos quijotes de
aquella época decidieron constituirse en entidad académica. En el acta de
fundación también aparecen los nombres de Gabriel Echeverry González, Horacio
Gómez Aristizábal, Alberto Gómez Mejía, Jaime Lopera Gutiérrez, Diego Moreno
Jaramillo, Hugo Palacios Mejía, Bernardo Ramírez Granada y Jesús Arango Cano.
Este escritor fue su primer presidente, mientras Valencia Zapata ocupó el cargo
de Secretario, y Jaime Lopera Gutiérrez como Vicepresidente.
Hoy la Academia de Historia del Quindío es
foro de pensamiento y un guía para la acción en el campo de la recuperación histórica.
Es, además, un grupo de profesionales de todos los campos del saber que tienen
como misión ahondar en los temas que tienen que ver con el pasado desde sus
diferentes profesiones y desde sus perspectivas.
Cada uno de estos miembros actuales se ha trazado
una tarea que, desde sus inquietudes, va perfilando la identidad histórica de
este departamento. Uno de los temas es el Camino del Quindío, con el profesor Álvaro
Hernando Camargo Bonilla, quien viene rastreando suficiente información sobre
el también llamado Camino Nacional o Paso del Quindío. Sobre esta faceta se
puede publicar un libro entero, o constituir una Cátedra histórica, que abarque
lo arqueológico, lo etnográfico, lo ambiental y lo sociológico. Camargo no se
ha quedado en esa compilación, de cuyo contenido da cuenta el artículo “El
Camino del Quindío y la cambiante biodiversidad en la Provincia Quimbaya”
(Volumen 2 de Ensayos de Historia Quindiana”. Ha gestado un evento en el
municipio de Filandia que, desde hace 11 años, y cada 20 de julio, se presenta
a Colombia y el mundo entero como Festival Camino del Quindío. Ha rastreado
folio por folio la historia de Filandia, en su Archivo Municipal, y ya tiene un
proyecto de gran envergadura para plasmar la importancia de esa vía histórica
en la gloria y declive de ese municipio, donde actualmente reside.
El abogado Gabriel Echeverri González, uno
de los dos fundadores que actualmente aparecen activos, es el vicepresidente de
la Academia. Es un intelectual dinámico que, desde esa época, se destacaba con
su pluma en los artículos de prensa y con sus primeros libros. Lidera uno de
los temas más apasionantes, el de las reseñas históricas de quindianos y
quindianas que se han destacado en oficios, profesiones o campos del saber. Eso
se refleja en sus constantes artículos titulados “Me encontré en la vida con…”.
Pero el más significativo aporte fue, y sigue siendo, el de la construcción de
las semblanzas de todos los gobernadores del Quindío, incluidas en el artículo
de su autoría en el volumen 4 de Ensayos de Historia Quindiana. Nadie como
González es el más autorizado biógrafo del Quindío. Con elegante prosa ha
mostrado la faceta de los pobladores y hombres célebres de esta región de
Colombia.
Con orgullo, un miembro del Colegio Máximo
de Academias de Colombia, geólogo y Doctor en Ciencias, pertenece a la Academia
de Historia del Quindío. Armando Espinosa Baquero, nacido en Bogotá, con su
curriculum intachable y con múltiples publicaciones, ha adelantado un proceso
investigativo sobre la historia de los desastres naturales en Colombia,
incluyendo el terremoto de 1999. Su publicación más atinente al departamento
apareció en el libro Ensayos de Historia Quindiana, Volumen 3, titulado “Los
desastres naturales históricos del Quindío”. En el último libro de Ensayos de
la Academia, Tomo 6, presentó uno de sus magistrales artículos, “La
conformación geológica del Quindío y la importancia de la sismicidad y el
volcanismo”, donde incluye al volcán Machín, cuya última erupción sucedió hace
800 años.
Otra profesión, la agrología, tiene su
presencia en esta Academia con el profesional Armando Rodríguez Jaramillo. Es
un consultor y asesor en temas de ordenamiento territorial y de planificación
en varias entidades del Quindío. En la Academia de Historia, un tema álgido ha
sido abordado por él en el proceso investigativo que adelanta desde hace mucho
tiempo. Se trata de los límites entre Quindío y Risaralda, publicado en el tomo
3 de Ensayos de Historia Quindiana con el título “Límites pendientes. Dudoso
deslinde entre Quindío y Risaralda”. Un bien documentado trabajo investigativo
de 122 páginas de extensión. Rodríguez es el académico que está al frente del
blog de la Academia, un medio de divulgación, que ya alcanza más de 200.000
entradas de consulta. Además es el impulsor de la condición de faro y de
prospectiva que debe tener este organismo.
Un escrito sobre las poblaciones
prehispánicas del Valle Medio del Cauca no podía faltar en este compendio de la
Academia durante estas 4 décadas. Lo logró un quimbayuno, Jorge Hugo Galvis Valenzuela
con “La ruta de nuestros ancestros”. En este artículo, publicado en el Tomo 2
de Ensayos de Historia Quindiana, describe sencillamente al pueblo aborigen
Quimbaya, del cual trataban otros autores como Luis Duque Gómez y Ernesto
Restrepo Tirado y que Galvis Valenzuela consultó para rendirle, con ese
tratado, un homenaje a su pueblo natal. Su interés no queda allí, también se ha
preocupado por otros temas como el que corresponde a las Juntas pro –
departamento antes de la creación del Quindío en 1966.
La compilación de 38 artículos, publicados
en 6 tomos de Ensayos de Historia Quindiana, de la Biblioteca de Autores
Quindianos, ha sido posible a la admirable tarea emprendida por un juicioso
académico. Gonzalo Alberto Valencia Barrera es economista y Master en Economía.
Experto en temas relacionados con el café y su historia en la región, Valencia
ha publicado “Auge y declive de la caficultura del Quindío”, y “La Soledad
Alejandría – Quimbaya: la tríada centenaria”. Pero su logro académico estrella
es el último libro, “Relatos, fundaciones y primeras descripciones de los
pueblos del Quindío”. En él trata el tema de los apegos y desarraigos en el
poblamiento de la provincia del Quindío, a partir de un presupuesto teórico
bien interesante. “En el Quindío, Antioquia puso la gente; Cauca, la tierra y
Caldas, la identidad”. Un texto de obligatoria consulta.
En el primer volumen de Ensayos de
Historia Quindiana, año 2010, el actual presidente de la Academia de Historia
del Quindío, economista y profesor de la Universidad del Quindío, Fernando
Jaramillo Botero publicó el artículo titulado “Un recorrido por la Armenia
antigua”. Esta compilación documental es apenas el preámbulo de un ambicioso
trabajo de registro de monumentos del espacio público del Quindío realizado por
Jaramillo Botero, que se plasmó en un libro de la Universidad del Quindío donde
aparece el compendio fotográfico y documental de monumentos y bienes de interés
cultural del departamento. Esta obra fue el aporte universitario a celebración
de los 50 años de creación del Quindío. El proyecto de Jaramillo Botero sigue
en marcha y vienen otras publicaciones que enriquecerán esta temática de
documentación del patrimonio cultural tangible del Quindío.
Una de las más reiteradas inquietudes de
los miembros académicos es el origen multirregional de las poblaciones de Eje
Cafetero. Este factor de poblamiento se dio desde el proceso de la mal llamada
colonización antioqueña, porque otros flujos de migración llegaron a estas
tierras, especialmente a principios del siglo XX. Este tema apasionante ha sido
abordado por el abogado Germán Medina Franco, quien fue en un periodo el
Secretario de la Academia de Historia del Quindío. El nombre escogido para este
proceso de pesquisa y comprobación es el de la Colonización Silenciosa, título
también de su artículo publicado en el volumen 6 de “Ensayos de Historia
Quindiana”. Ello abarca la localización de familias de diferentes procedencias
de regiones colombianas en los municipios recién fundados y la mención de su
llegada en las crónicas históricas. Por ejemplo, el influjo cundiboyacense o la
existencia de la calle de Fusa, en Calarcá, y sólo para referirse a dos casos.
Medina Franco ahonda en este proceso investigativo y también participa como
impulsor y acompañante de los Centros Locales de Historia.
Los Centros Locales de Historia son
colectivos de ciudadanos interesados por la historia de sus municipalidades y
no son propiamente órganos dependientes de la Academia. Se constituyen y
sesionan autónomamente en varios pueblos del Quindío. En el año 2019, mientras
se proyectaba el XIX Congreso Colombiano de Historia, en Armenia, uno de los
miembros de la Academia, el ingeniero industrial Jorge Hernán Velásquez
Restrepo – y quien había organizado con éxito dicho Congreso como su Director
Ejecutivo que era – propuso algo novedoso e interesante. Se trataba de la
recuperación de información sobre la conformación familiar de las plazas del
Quindío en los primeros 40 años de existencia de su vida civil. Con los Centros
Locales de Historia, este trabajo se llevó a cabo en varias poblaciones, bajo
la dirección de Velásquez Restrepo, quien es además genealogista destacado. De
este periodo de pesquisa comunitaria, varias ponencias dieron cuenta de su
detallada investigación, las cuales fueron socializadas en el Congreso.
Una de las ponencias, presentada por
Velásquez Restrepo tuvo como localización y clasificación genealógica al
municipio de Calarcá. Este trabajo de recuperación, que se hizo con sus
pobladores – como en los otros municipios – contó con la coautoría de Carlos
Alberto Mora Buitrago, otro miembro académico, historiador con una maestría en
Estudios Políticos. Su intervención en el proceso fue importante, como también
lo es para la Academia, por dos razones. Es el autor de uno de los libros
icónicos del país, “Historia Social y Económica de Colombia”, de Editorial
Norma. Es también poseedor de una vasta colección de muebles, reliquias
históricas, monedas, libros, documentos y fotografías antiguas que conformarán,
en pocos meses, un museo. Sobre estas fotografías, proceden de Calarcá las más
representativas, las que sirvieron para documentar, con detalles
significativos, la historia familiar de su plaza principal.
María Eugenia Beltrán Franco, arquitecta y
una de las más destacadas profesionales del Quindío, experta en temas de
patrimonio cultural, participó también en el Congreso Colombiano de Historia.
Su ponencia se concentró en un trabajo desarrollado con Velásquez Restrepo, en
la plaza principal de Armenia. El aspecto singular de este proceso de
recuperación de tradición oral para la reconstrucción poblacional de dicho
sector de Armenia, se apoyó en un ingrediente bien singular. El plano de la
capital del Quindío, o de su plaza, donde el arquitecto artista Hernando
Jiménez logró una completa reseña gráfica de todas las casas en los años 20 y
30 del siglo XX. Beltrán Franco es la actual Fiscal de la Academia de Historia
del Quindío. Ha desplegado investigaciones en otro campo, con su artículo
publicado por esta Academia titulado “Los cementerios, memoria de los pueblos
del Quindío”. De esta temática se desprendió un segundo trabajo investigativo
sobre el Cementerio Libre de Circasia. Dos capítulos de un amplio campo de la
antropología de la muerte, muy meritorio. Otro de sus logros quedó plasmado en
el libro “Armenia, énclave exportador de café: 1927 – 1959”, premio del
Ministerio de Cultura, y con coautoría de Gonzalo Alberto Valencia Barrera y
con Miguel Ángel Rojas Arias.
Los nombres de Miguel Ángel Rojas Arias y
de Carlos Alberto Castrillón dan realce, como miembros de Número que son, a la
Academia de Historia del Quindío. Son dos prolíficos escritores y ensayistas
del Quindío. Rojas Arias es Licenciado en Educación, con Maestría en Historia.
Castrillón es Licenciado en Literatura y Lengua Castellana, con Maestría en
Literatura. El rigor de sus escritos, la profundidad de sus ensayos y el
impacto de sus acciones en la vida intelectual del Quindío son notorias. Desde
su comienzo, la Colección Bibliográfica de la Academia de Historia, a través de
sus 6 volúmenes de “Ensayos de Historia Quindiana”, ha sido asesorada por
Castrillón. Mientras tanto, Rojas Arias ha estado al frente de varios proyectos
editoriales, incluyendo la dirección de los dos medios de comunicación escrita
y virtual de prensa que tiene el Quindío, La Crónica y el Quindiano. Obras y
artículos publicados de ambos son extensos y se han destacado, en el medio de
la Academia. Los siguientes son de Castrillón: “Memoria e imaginación en los
recuerdos de la guaquería en el Quindío” (2010). “Novelas y novelistas del
Quindío (1966 - 2015)”. Es de Rojas Arias “Los nombres de los municipios del
Quindío” (2010). En este último tema, Rojas Arias viene desarrollando una serie
de publicaciones sobre el origen de los topónimos de los municipios. Y
Castrillón, también en el campo de la toponimia, ha producido importantes
documentos desde su lugar de trabajo, la Universidad del Quindío.
La labor de otros miembros de la Academia
de Historia del Quindío se refleja en varios logros. El historiador Hernando
Muñoz Cárdenas ha realizado un silencioso, pero destacado trabajo de pesquisa
en dos archivos del Quindío. En Salento y Córdoba. Este rector y docente
incursionó en el archivo histórico de Salento, realizando un riguroso examen de
valoración documental, donde se categorizaban los hallazgos valiosos de esa joya
histórica que contiene los folios más antiguos del Quindío.
Otra mujer joven, médica y antropóloga,
Natalia Botero Jaramillo, incursiona en el tema de la historia de las instituciones
de salud del Quindío y en el campo conciso de la Facultad de Medicina de la
Universidad local. El título de su trabajo, “Historia de la salud y la
educación en salud en el Quindío” (Volumen 5 de Ensayos de Historia Quindiana,
2017).
El nombre de John Jaramillo Ramírez es
icónico y célebre para la historia de Armenia y el Quindío. Desde la
publicación de su libro “Pieza del reblujo” (Alcaldía de Armenia, 2006) y con
sus artículos sobre Braulio Botero Londoño el gestor del Cementerio Libre,
sobre el Himno del Quindío y sobre los recuerdos y añoranzas de la gesta
colonizadora, se ha marcado un estilo sencillo y agradable para el
reconocimiento de este publicista y administrador turístico quindiano.
El antropólogo Roberto Restrepo Ramírez,
desde 2004, ha incursionado en temas diversos. Las historias de las casas del
Quindío. Las crónicas sobre patrimonio y turismo cultural de sus pueblos. El
proceso de recuperación histórica de las casas de la plaza de Filandia. Y la
resignificación de un libro polémico, “Recuerdos de la guaquería del Quindío”.
Álvaro Pareja Castro, sociólogo eminente,
ha desarrollado una quijotesca labor de compilación musical y de investigación
documental en la región conocida como la Hoya del Quindío. Cuando se
desempeñaba como profesor universitario, dos procesos gestó, comenzó y
fructificó, bajo su dirección, y en compañía de la pedagoga musical Martha Cecilia
Valencia. Se tratan del único Centro de Investigación y Documentación musical
de la región y del libro en dos tomos titulado Cancionero Musical del Quindío. Son
dos grandes hitos culturales de su época, más el importante artículo titulado
“Modos de vida sociomusicales en el Quindío”, publicado en 2017, como Miembro
de Número de la Academia de Historia del Quindío.
El Cine Club El Mohán y varios videos de
carácter etnográfico e históricos son dos de las realizaciones en el ámbito que
maneja el profesor Jorge Hernando Delgado Cáceres. Además, es autor del libro
“Caminando y rodando por el Quindío” (Biblioteca de Autores Quindianos, año
2011). El primero es un espacio para la visualización de películas y que desde
hace muchos años se ha convertido en un referente de las imágenes en
movimiento. Los videos titulados “La colonización en el Quindío”, “Tigrero, el
fundador de Armenia” y el producido para la celebración de los 50 años del
departamento, son algunos de los que muestran su carácter histórico. Mientras
tanto, el libro es un recuento de los teatros que funcionaron en el siglo XX en
los municipios quindianos. Todo ello ha enriquecido ese tópico de un miembro de
la Academia que ha contribuido al conocimiento de la historia audiovisual del
Quindío.
Otros procesos y artículos muestran el
interés multidisciplinario de los actuales miembros de la Academia de Historia
del Quindío. Ellos son “El paso del libertador por el Quindío”, del abogado
Evelio Henao Ospina. El tema cafetero, a cargo del ingeniero Oscar Jaramillo
García, con su libro “Apuntes para la historia del Comité Departamental de
Cafeteros del Quindío 1966 – 2016”. La historia de COFINCAFÉ, otro organismo
cafetero del Quindío, a cargo del ingeniero mecánico e industrial Luis Fernando
Velásquez Echeverri.
Sin demeritar los procesos y temas aquí
planteados, hay uno que ha colmado el interés de la Academia de Historia del
Quindío, desde hace 20 años. Es un tema de interés nacional y de enorme
significado para el reconocimiento identitario. Es la recuperación del Tesoro
Quimbaya. Dos miembros, uno de sus fundadores y el más joven de todos los
académicos han luchado con denuedo desde el campo jurídico y de la
jurisprudencia internacional. Ambos son abogados. Jaime Lopera Gutiérrez firmó
el acta de fundación y ocupó la Presidencia durante muchos años. Sus escritos,
artículos y obras publicadas ocupan un lugar destacado en las letras del
departamento. Además de la defensa del Tesoro Quimbaya, otros temas han
despertado su interés. La vida de Fermín López, el colonizador. La historia del
túnel de La Línea. Los antecedentes institucionales del departamento del
Quindío. Y últimamente, junto con Castrillón y Rojas Arias, el tema de la
toponimia, en especial el origen del nombre inicial de Buenavista, Tolrá.
El joven abogado Felipe Arturo Robledo
Martínez es el secretario actual de la Academia de Historia del Quindío.
Ingresó con una ponencia interesante y concisa, “La política pública para la
sensibilización, recuperación y repatriación del Tesoro Quimbaya”. Basó su
disertación en otro trabajo investigativo titulado “Identidad cultural, salud
social y Estado social de Derecho. El caso “Tesoro Quimbaya” Quindío,
Colombia”, publicado en la Revista de Salud Pública, año 2015.
Ambos abogados participaron en la
audiencia de la Corte Constitucional, en la que se le ordenó al gobierno
colombiano iniciar la repatriación del Tesoro Quimbaya. Un representante de la
Academia de Historia del Quindío, desde ese momento, viaja constantemente a
Bogotá con el fin de participar en el Comité de verificación para el
cumplimiento de dicha sentencia. Fue un logro inmenso para Colombia, para el
Quindío, para la Academia.
Miembro de Número de la Academia de Historia del Quindío
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