Defendió con ardentía su partido y sus ideas, pero por igual fue un abanderado de las mejores causas de la región. Un ser humano singular, un ciudadano sin tacha.
Eminente jurista, orador y político nacido en Filandia, la bella colina iluminada. Sus padres Luis Heliodoro Martínez Duque y María Cristina Márquez Henao. Luis Heliodoro fue fundador de Villa Hermosa en el Tolima, oriundo de Pácora, Caldas, en dicho hogar nacieron: Rosa María, Carlos, José Ignacio y Edelberto Antonio, naturales de Villa Hermosa; y en Filandia, finca El Recreo, vinieron al mundo: Carmen Emilia, Helio, Ana Dolores y Mario.
Cursó sus estudios básicos en el colegio Sagrado Corazón de Jesús y animado por su vocación y amor al estudio inició su bachillerato académico en el Seminario Mayor de Manizales, no obstante, no culminó su carrera sacerdotal que sí coronó su hermano Mario en la Diócesis de Armenia; Helio terminó con mucho éxito sus estudios de Derecho y Ciencias Políticas en la Pontificia Universidad Bolivariana de Medellín el 13 de agosto de 1958. Debe recordarse que fue un litigante ampliamente conocido y reputado, particularmente como penalista brillante en el estrado.
Contrajo matrimonio con la
distinguida dama Mariela Escobar Gaviria, en cuya unión nacieron tres hijos:
Margarita María, bacterióloga; Luz Elena, odontóloga; y Luis Javier, ingeniero
de sistemas.
Fulgurante carrera política
Orador, penalista fulgurante, no fue
ajeno a la actividad política en la cual descolló desde su juventud como
concejal de Armenia, presidente de la duma municipal por varios períodos,
secretario de Educación departamental de Caldas, gobernador encargado de
Caldas, primer secretario de Gobierno municipal de Armenia, más tarde, gerente
de la Lotería del Quindío y presidente de la Federación Colombiana de Loterías.
Alcalde de Armenia
Se destacó como alcalde de la ciudad
entre febrero de 1952 y julio de 1953, cargo al que llegó por nombramiento del
entonces gobernador de Caldas don José Restrepo Restrepo, gran patricio
director y propietario de La Patria;
recordado por su abierta persecución a la delincuencia, la ampliación de
las carreras 16, 17 y 18 , la calle 21; la rectificación y pavimentación de la
carretera al aeropuerto El Edén, además inició la construcción del edificio que
por muchos años fue sede de la alcaldía y la gobernación, con la sede anexa del
concejo municipal, en una de las manzanas que quedaron intactas después del
incendio de la antigua plaza de mercado Cervantes; de igual manera, inició los
trámites para la construcción de la planta de tratamiento de Regivit. Entre
1954 y 1955 se desempeñó como gerente de las entonces Empresas Municipales
Delegadas, hecho que le permitió terminar e inaugurar la planta de Regivit. Fue
fama que siendo alcalde de la Ciudad Milagro se negó a reconocer al gobierno de
Gustavo Rojas Pinilla, hecho que le generó una grave situación política,
inclusive con preocupante forcejeo entre militares y policías, según el
autorizado historiador Miguel Ángel Rojas Arias[1]
.
Escritor y columnista
Por años floreció como columnista de
reconocidos periódicos como El Siglo de Bogotá, El Colombiano de Medellín, El
País de Cali, La Patria de Manizales, La Crónica del Quindío y Diario del
Quindío. Vertical en sus conceptos y apreciaciones. En sus escritos derrochó
sapiencia y pleno conocimiento de los hechos, no solo en los temas jurídicos
que dominaba, además gracias a su formación humanística exquisita, su dominio
de los clásicos y los grandes autores de la literatura universal.
Por los caminos del tiempo
En este libro condensa buena parte de su pensamiento, un valioso trabajo de 259 páginas, en el que introduce sus criterios sobre la palabra, su hondo mensaje epistolar, señalando en su primer capítulo sobre Simón Bolívar, su héroe máximo, sus glorias, batallas y hondas tristezas; enseguida vida y obra del fundador de Armenia; un aparte magnífico sobre estampas y paisajes, discursos académicos, fechas históricas, oraciones fúnebres (famosas en su verbo encendido y brillante), el ethos social y humano, bellas páginas sobre Dios Nuestro Señor, la bella ciudad de Armenia y comentarios válidos sobre los sucesos citadinos que generaban sus constantes preocupaciones de gran ciudadano y líder político. Un libro estupendo que reúne infinitud de comentarios de prensa, discursos de plaza pública, oraciones públicas y fúnebres de hondo contenido humanístico. Como el propio Martínez lo expresó, su libro fue una parábola, el otoño, la edad de madurez y reflexión.
Condecoraciones
Recibió numerosas distinciones y reconocimientos de los departamentos de Caldas y Quindío y de su partido político. El 14 de octubre de 2010 le fue otorgado el Cordón de los Fundadores por la señora alcaldesa de la época Ana María Arango; con motivo del centenario, el Colegio Sagrado Corazón de Jesús de Filandia le entregó una condecoración especial, en agosto de 2007.
Recibió del Club de Leones Armenia
Monarca, con motivo de los sesenta años de dicha organización cívica, el 22 de
octubre de 2005, la medalla Honor al Mérito Cívico; en dicho acto solemne el
presidente del club, el actual presidente de la SMP y destacado dirigente
cívico Orlay Muñoz Marín dijo, entre otras cosas: “(…) El doctor Helio Martínez
Márquez, el hombre probo, el cristiano ejemplar, el insigne patriarca defensor
de la moral y la ética, ha dedicado toda su vida a las nobles causas de la
ciudad y el departamento; como alcalde de Armenia en épocas difíciles, defendió
y conservó a ultranza la institucionalidad(…) tiene la sencillez de los hombres
grandes”.
Testigo de un siglo
Gran símbolo de la civilidad, como afirmó el escritor y académico Armando Rodríguez Jaramillo: “(…) A él le tocó la transformación de Armenia, la llegada del Ferrocarril, el auge de la actividad cafetera que convirtió a la ciudad en un enclave económico, los tiempos de Barrera Uribe (…)[2], un notable e insomne defensor de la ética pública, un ciudadano de la más alta condición moral existente”.
Lector apasionado, desde las primeras letras cultivó con amor su biblioteca, su gran refugio intelectual que lo proyectó como humanista integral; brillante en el foro, fue un orador de notables condiciones y a través de los años se convirtió en un luchador incansable por la ética y la moral pública, contra la corrupción y las malas prácticas contra la administración pública.
Defendió con ardentía su partido y sus ideas, pero por igual fue un abanderado de las mejores causas de la región. Un ser humano singular, un ciudadano sin tacha. Usualmente me lo encontraba en las calles de la ciudad y en ese escenario adivinaba su rara y afortunada mezcla entre la ironía de Sócrates y la palabra encendida de Demóstenes.
Con la especial colaboración del
señor presidente de la SMP, Doctor Orlay Muñoz Marín y de Javier, hijo del
Doctor Helio, hemos podido proyectar una imagen cercana del gran dirigente
Helio Martínez Márquez, de su estupendo periplo vital, una vida pletórica de
realizaciones en bien de la región, faro constante que ilumina nuestro querido
terruño, al que tanto sirvió y del cual ha sido ejemplo de conducta diamantina,
de hombría de bien y de acrisolada moral cotidiana; un paradigma de la tierra
de nuestros mayores, ante el cual me inclino con la reverencia que merecen los
grandes hombres y mujeres que labraron este suelo, con admiración, con el amor
y el respeto a una causa que no podrá cesar, la causa de su propia grandeza
espiritual. ¡Gracias querido maestro Helio!
Gabriel Echeverri González.
Académico de Número – Academia de
Historia del Quindío.
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