Me encontré en la vida con… Ramón Gómez Salazar.


Notable abogado, político y líder cívico, nacido en Armenia, su padre Ramón Gómez Alzateuno de los primeros comerciantes de Santuario Antioquia que llegó al Quindío en 1914, comerciante, empresario de gran visión, agricultor y ganadero, su señora madre Margarita Salazar, siete hermanos: Alfonso, médico; Luis Alberto, ingeniero civil; Mariano, bacteriólogo; Margoth, Sofía, Inés, Esther, amas de casa. Estudió su primaria y bachillerato en el colegio San José e hizo parte de la primera promoción de bachilleres en 1936.

Se graduó con honores en la universidad Javeriana de Bogotá como abogado en 1941 y regresó a su ciudad natal, contrajo matrimonio con la apreciada dama Mary Jaramillo Gallego, seis hijos: César Augusto, economista de la universidad Santo Tomás, alcalde de Armenia, secretario de Hacienda municipal y departamental, gerente de Empresas Publicas de Armenia, decano de la Facultad de Economía de la UGC y destacado valor regional, gran ciudadano de valía, casado con la distinguida dama María Teresa Aristizábal Restrepo, dos hijos; Luis Mariano, médico javeriano, su esposa Martha Rendón, una hija; Ana Beatriz, ya fallecida; Carlos Alberto, muerto a la temprana edad de 12 años, María Cristina, casada con Álvaro Rodríguez, una hija; Juan José, destacado abogado javeriano, casado con Luz Helena Agudelo, dos hijos, secretario general de la universidad La Gran Colombia de Armenia por 22 años.
 
Ejerció la profesión de abogado con mucho éxito en su oficina de la carrera 15 entre calles 21 y 22 e impulsó el Colegio de Abogados del Quindío, con sus amigos y compañeros Telmo Vásquez Vega y Víctor Palacios Triviño, padre de Hugo y Víctor Palacios Mejía, figuras descollantes en la vida pública, el derecho y la ingeniería colombiana; ideó y puso en marcha la construcción de dos edificios emblemáticos de la ciudad: Cervantes, donde actualmente funcionan los juzgados administrativos y el edificio Aída. Así mismo, participó con su hermano Luis Alberto en la proyección y construcción del terminal aéreo de Armenia.

Fundador y gerente de la famosa empresa Celesa, Central de leches del Quindío S.A, que funcionó por muchos años en el barrio Corbones de Armenia, en el mismo sitio donde hoy funciona Colanta. Recuérdese que la competencia era Ilca, situada en la salida para Calarcá; en la memoria está el leve bullicio de los pequeños vehículos que muy temprano repartían la leche, la rica leche Celesa.
 
Gómez Salazar hizo política con su primo Luciano Gómez conocido ciudadano y líder del conservatismo, amigo de la línea de Laureano y de Álvaro Gómez Hurtado. Fue cercano a Luis Granada Mejía, Fernando Londoño Londoño y sobre todo de Jorge Leyva, destacada figura política de la época. Concejal de Armenia, diputado de Caldas, Contralor Departamental de Caldas, su figura descolló por sus méritos, seriedad y eficiencia.
 
Hizo parte de la junta directiva del Club América, hoy desaparecido, el Club Campestre, la Sociedad de Mejoras Públicas; adalid de la creación del Club Deportes Quindío, participó activamente en su fundación y fue directivo y especial artífice, así se observa en las primeras actas de la junta directiva elaboradas con la hermosa letra de John Vélez Uribe, secretario de la primera junta directiva, en poder del empresario Jorge Torres Velásquez y quien donará a la Academia de Historia del Quindío, el volumen empastado después de rueda de prensa que pronto se realizará, un documento de inmenso valor histórico.
 
Como lo dice con gracia su hijo César Augusto, personaje de campanillas y dirigente social, el doctor Ramón tenía la costumbre de dar ocho o diez vueltas a la antigua plaza Bolívar, en compañía de sus amigos del alma Víctor Palacios Triviño, Telmo Vásquez Vega y otros contertulios, una amigable caminata que concitaba la tertulia ciudadana, los negocios, los temas políticos y la vida ciudadana; la vieja Armenia pequeña, lugareña, de buenas costumbres; la vida social al aire libre, en la calle, en el obligado sitio de reunión de los países bolivarianos, la plaza del Libertador.
 
Ramón Gómez Salazar cimentó su vida y formó su familia con su trabajo y su dedicación al litigio y los acertados negocios en la construcción, en su visión empresarial y en sus inversiones afortunadas en agricultura y ganadería; para la época atendía todos los asuntos jurídicos con solvencia intelectual y seriedad en grado sumo; no descuidó su amor por la tierra y estuvo atento a los asuntos y a las campañas cívicas, hizo parte de la Sociedad de Mejoras Públicas, luchó por la construcción del terminal aéreo.

Hijo de un luchador antioqueño, don Ramón Gómez Alzate, pionero de la avanzada de Santuario, con una inigualable capacidad de trabajo, laborioso y audaz que heredó a sus hijos; una familia que se ha extendido por nuestra geografía, creando riqueza y empleo, una familia de entusiastas empresarios que le ha dado lustre al Quindío.

A pesar de su muerte temprana, el 28 de octubre de 1968, Gómez Salazar en su corta existencia fue un símbolo de honorabilidad, eficacia, seriedad a toda prueba, su talante conservador y su prestigio profesional, le ganó la admiración de sus coterráneos y sus partidarios; un buen padre y un abogado de postín que aplicó con excelencia su notable formación jurídica y económica.

Le seguí el paso a don Ramón cuando leí algunas de las actas del Deportes Quindío que he mencionado, sigo buscando su huella de creador de riqueza y de visionario, en la charla formal con sus hijos César Augusto y Juan José, amigos de años; en suma un quindiano maravilloso con amplio sentido de su responsabilidad, que he localizado en el recuerdo y en la historia para el escrutinio de esta y las próximas generaciones. 

¡Valioso legado de un gran colombiano!

Gabriel Echeverri González. 
Miembro de Número de la Academia de Historia del Quindío


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