Ubicada al pie de la Cordillera Central a 1.679 metros sobre el nivel del mar, donde empieza el valle del Río de la Vieja, con temperaturas que fluctúan entre los 18 y 19 grados centígrados; circundada por los ríos: Quindío, y el Santo Domingo, que nacen en el punto denominados ‘Las Palomas’; el Río Verde, que unido al Santo Domingo, desembocan en el Quindío, el que, a su vez, recibe las aguas del Barragán, dando origen al Río de la Vieja.
En junio 29 de 1886, el señor Román María Valencia y otros ciudadanos, con permiso del señor alcalde de Salento, vinieron al sitio que hoy ocupa, en terreno desmontado y cultivado por el señor Ramón Franco, a quien le compraron sus mejoras.
Valencia fue acompañado en la empresa de fundación por el señor Segundo Henao; quienes nombraron una junta pobladora, integrada por unos 25 individuos, quienes procedieron a la demarcación de calles y plazas (demarcadas por Segundo Henao) de la población. Sus primeras calles se denominaron: Pijaos, ToIrá, Quindío, Andes, Barragán, Venera, Cumbarco, Jilma, Tilmaquín. Se adjudicaron solares, acciones en las que participaron los señores Francisco Ospina, Francisco Vásquez R., Pedro Osorio, Baltasar Gonzales, Jesús María Buitrago, Pedro Flores, Juan de Jesús Herrera y Román Franco.
El nombre de la naciente población se lo dio el señor Valencia, en memoria del célebre caudillo indígena Calarcá, que en cabeza de su tribu por muchos años resistió la arremetida conquistadora española en sus tierras.
El 26 de junio de 1890 fue erigida por como corregimiento de Salento. La primera capilla se bendijo el presbítero José Ignacio Pineda, el 23 de octubre del mismo año. Su primer corregidor fue el señor Belisario Ospina y juez el señor Aristóbulo Ibáñez, general muerto en la última contienda armada. Le fue dada tal categoría de distrito municipal en 1905.
Legislaciones concernientes con adjudicación de baldíos, se cedieron a favor de los colonos tierras, que se extiendan desde el Río Quindío hasta la Cordillera Central, límites con el Tolima, y desde el Alto del castillo, cerca de Salento, hasta el Río Barragán. Igualmente, fueron cedidas 400 hectáreas de terreno para área de la población.
Sus primeros habitantes se caracterizaron por
ser de genio afable y muy laboriosos. Su territorio de clima templado y
exuberante flora, atributos propios para la agricultura, provisto de históricas
y abundantes fuentes saladas, entre las que se mencionan las de San Rafael,
Rioverde, Playarrica y los chorros de San Rafael, atributos que le merecieron
la mención de “la joya del Quindío”.
VÍAS DE COMUNICACIÓN
Por la época de su fundación se contaba con el recién construido camino hacia Salento, que terminaba en el punto de Boquía, otro que ponía en comunicación el valle del Quindío con el del Cauca por el distrito del Zarzal, en la Provincia de Tuluá. Además, se proyectaba la construcción de un camino, diferente al del Quindío, que comunicara directamente a Ibagué, pasando por Anaime.
De variada producción agropecuaria, consistente fundamentalmente en la agricultura. Actividad impulsada y motivada por personas pertenecientes a la emigración cundinamarquesa, que establecieron en la población pequeñas y hermosas fincas, donde con habilidad, cultivaban toda clase de legumbres y hortalizas, con las cuales abastecían no solo el mercado de la población, sino el de la vecina de Armenia. Para la época de 1908, ya existían grandes plantaciones de café y de tabaco y en su parte baja, magníficas haciendas ganaderas.
En 1908, el decreto 916, expedido por el excelentísimo general Rafael Reyes en desarrollo de la Ley 1ª de 1908, sobre división territorial, separó del Cauca y adicionó al departamento de Manizales las poblaciones de Armenia, Calarcá, Filandia y Circasia, ubicadas en la Hoya del Quindío.
Diligencia legalizada en visita estatal de empalme, el 8 de octubre de 1908, presidida por el general Valentín Deaza, prefecto de la Provincia del Quindío y de su secretario, señor Antonio Luis Peláez.
La ley 17 de 1905 cambió el nombre
por el de departamento de Manizales, nombre que había perdurado hasta el 16 de
abril de 1910, en que retomó el nombre de Caldas[1]
.
Álvaro Hernando Camargo Bonilla
Académico de Número N° 7
/ Academia de Historia del Quindío
[1] Geografía
Histórica de la Provincia del Quindío, Peña Heliodoro 1892, Popayán Imprenta
Departamental Pág. 55, 56 y 57.
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