Encajados por las cordilleras Central y Occidental y los ríos De La Vieja, Chinchiná (Tacurumbí), Otún, Risaralda (Sopinga) y la Paila (Zegues), tienen asiento en los departamentos de Caldas, Quindío, Risaralda y norte del Valle, morada histórica del cacicazgo de los Quimbaya.
Cieza de León en su itinerario por los pueblos de Abibe, Murgia, Cenufana, Caramanta, Arma, Carrapa, Picara, Corí y Anserma, en los dominios Quimbaya, reseñó con detalle la existencia de abundantes fuentes de agua salada, y el método empleado por los indígenas para su obtención y elaboración. “…entramos sin lenguas y con muy gran falta de sal, y cuando se tomaba algún indio, le preguntábamos por señas por sal a la cual, ellos en su lengua nombraban anser, y por este vocablo de anser, como no aprendimos otro, la llamábamos Anserma.
“Poblóla el capitán Jorge de Robledo con comisión de Lorenzo de Aldana, año de 37 o 38, llamóse primero Santa Ana de los caballeros, después Anserma, de anser, que quiere decir sal, de que hay mucha en esta provincia…”.
“Tiene por todas partes este valle montañas muy bravas, y pasa un espacioso río por medio dél, y otros muchos arroyos y fuentes, donde hacen sal, cosa de admiración y hazañosa de ori de ellas y de…”.
“Y oían a los indios que en viendo sal la llamaban y nombraban anser, como es la verdad, y entre los indios no tiene otro nombre, por lo cual los cristianos, de allí adelante, hablando en ella, la nombraban Anserma, y por esta causa se la puso a esta villa el nombre que tiene.”
Hay que destacar el singular arte de búsqueda y
obtención de la sal. Elemento básico y de alto valor en su dieta, fundamento
principal de canje por oro y algodón, intercambio que fijó el trazado de caminos
que llevaban a los lugares de encuentro social,
religioso y de mercadeo.
Elaboración de la sal.
Para los ibéricos era sorprendente ver como salía el agua salobre en las riberas de los ríos y quebradas. Brotaban hilos de agua salobre que eran conducidos a través de canales de arcilla y/o guadua, la “entamboraban” en trozas de guaduas “descanutadas” para evitar que se mezclara con las aguas dulces. Depositadas en grandes cántaros de barro, en fogones se sometía a ebullición hasta su total evaporación. Terminado este proceso rompían el cántaro, en cuyo asiento quedaba una sal purísima y única que moldeada en forma de bollos y se almacenaba para el uso y canje por otros productos.
“Entre estos ríos hay fuentes de agua salobre, que es cosa maravillosa de ver del arte cómo salen por mitad de los ríos, y para por ello dar gracias a Dios Nuestro Señor. Adelante haré capítulo por sí destas fuentes porque es cosa muy de notar”.
Junto al pueblo de los españoles corre un río grande que se llama el río de Quindío: en este río sale de medio del río un poco de agua de sal, donde se hace sal para el sustento de la tierra.
Las crónicas narran que a una legua de Cartago, a orillas del río Consota, existía una fuente de agua salada, en donde todos los vecinos de esa villa, provistos de los aparejos necesarios se dedicaban a la producción de sal.
“Tienen fuentes de agua
salada cerca del pueblo. Se hace la sal de un modo maravilloso. Y cuando se va
espesando el fuego, la apartan y vuelven a desleír. Está un río casi a media
legua de la ciudad de Cartago, que se llama de Consota, y junto a él está un
pequeño lago, donde hacen sal de agua de un manantial que está allí. Estando
juntas muchas indias haciendo sal para las casas de sus señores…”.
Referentes históricos en
el Quindío.
Situados en la cuenca del río Barbas, sobre las terrazas aluviales en la quebrada La Plata y río Barbas, en los confines limítrofes del Quindío, Valle del Cauca y Risaralda (encuentro de los 3 departamentos), existen vestigios de la presencia de estos “Salados”, al igual que se registra su existencia en documentos en los archivos de Filandia. Su explotación fue vigente hasta las dos primeras décadas del siglo XX. Hoy se utilizan estas fuentes salobres como suplemento alimenticio para los ganados.
Estos sitios deben ser referentes en la oferta turística cultural, que aunado al camino del Quindío, conjuntos arquitectónicos, templo de la Inmaculada Concepción, el Centro de Interpretación del Bambú-Guadua, archivo fotográfico, monumento del Resucitado, entre otros, atractivos del Paisaje Cultural Cafetero.
Referencias históricas.
Capítulo XI LA CRÓNICA DEL PERÜ PEDRO CIEZA DE LEÓN
Fernández Piedrahita, Lucas. Historia general de las conquistas del Nuevo Reino de Granada: a las S. C. R. M. de d. Carlos II Rey de las Españas y de las Indias, 1624–1688. Libro séptimo, Capítulo VII, p. 251.
Pérez de Barrados, José.
Orfebrería prehispánica de Colombia: Estilos Quimbaya y otros. Bogotá: Banco de
la República, Museo del Oro, 1965.
Nota: Foto tomada de Señal Colombia: Big History a la colombiana: La sal.
Álvaro Hernando Camargo
Academia de Historia del
Quindío – Académico de Número 7
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