Me encontré en la vida con... Jorge Eliécer Orozco Dávila



Personaje de la radio, el periodismo y el civismo regional, nacido en Armenia el primero de agosto de 1945, sus padres Jesús María Orozco e Isaura Dávila, oriundos de nuestra región, siete hijos: Jorge Eliécer, Marleny, Alberto, Jaime, Óscar, Gustavo y Julio César.

Cursó sus estudios básicos en la escuela Camilo Torres de Armenia, hasta tercero de bachillerato en el colegio Rufino José Cuervo, cuarto y quinto en el Instituto San Pío X en Bogotá y culminó su bachillerato en el colegio de la universidad La Gran Colombia de Bogotá en 1956. La UGC de Armenia, en la rectoría de Octavio Arbeláez Giraldo, le otorgó honoris causa en administración. Casado con la odontóloga Luz Elena Alzate Gutiérrez. Tiene dos hijos: Fabián, publicista y padre de cuatro hijos, y César Augusto, ingeniero de sistemas, un hijo.

Una voz prodigiosa.


Maestros como el recordado Gonzalo Hincapié se asombraron con la calidad de su voz y vaticinaron su éxito si persistiera en su educación; desde muy niño, como se observa en el álbum amorosamente organizado por su señora madre, entonaba canciones en la casa, y a los diez años se hizo conocer como solista, después de la escuela, cuando recorría algunos lugares de esparcimiento con el fin de ganar dinero para los gastos de su hogar; no fue un cantante de poca monta porque sobresalió en 1967 en el VII Festival de la Canción Colombiana, con un segundo lugar, después del reconocido Julio César Alzate del quinteto Dalmar, quién ocupó el primer puesto; hizo dueto con el cantante de tangos Roberto ‘Chato’ Flórez .
Una época deslumbrante con muchas presentaciones en Medellín, Bogotá, Cúcuta y de la que Jorge Eliécer conservó la amistad de artistas de renombre como Víctor Hugo Ayala, Lucho Ramírez, Alberto Osorio, entre otros.

En la radio.


Se vinculó a la radio a la edad de 17 años, gracias a su excelente registro vocal, e inició con el programa Farándula, su vinculación con el mundo artístico en el conocido noticiero Antena de Colombia de la Voz del Comercio, dirigido por el historiador y periodista Alfonso Valencia Zapata, en 1965; las notas de la vida artística las comenzó a publicar en el Diario del Quindío.

Ese año, don Leonel Herrera, propietario de dicha emisora, le encomendó viajar a Bogotá a recoger informes sobre los avatares de la creación del departamento, desde luego, Jorge hizo bien la tarea y también conoció la clase política de la época; era su iniciación como periodista, ejercicio cotidiano que, con los años, lo convertiría en uno de los más avezados y brillantes del país.

Hizo un paréntesis en su actividad radial y periodística para ocupar este cargo en la primera asamblea del departamento, desde 1966 a 1968, cargo que también ocuparon el abogado y poeta Jamid A. Jaramillo y el dirigente popular Efrén Arias.

Regresó a la Voz del Comercio, donde siguió ocupando su oficio de periodista en los noticieros y de locutor hasta 1974.

En 1974, Carlos Ardila Lulle, industrial y empresario, compró la cadena incluyendo La Voz del Comercio; desde este año y hasta 2008 Orozco Dávila fue gerente regional y director de noticias. De 1980 a 1982 ocupó el alto cargo de director nacional de Radio Sucesos RCN con sede en Bogotá; entre sus tareas más significativas, debe señalarse su condición de enviado especial en 1982 con motivo de la guerra de las Malvinas entre Argentina y el Reino Unido. A través de los años, Ardila apreció la tarea de Orozco, su diligencia y su compromiso con la Cadena.

Fruto de su enorme capacidad de trabajo, realiza desde 1982 un programa de entrevistas con ciudadanos de la vida local y nacional llamado La gran verdad, por la emisora La Cariñosa de RCN, donde concita los personajes de la semana en todos los ámbitos de la vida social económica, política y los acontecimientos más sobresalientes; programa editorial que cuenta con una gran audiencia.
En Telecafé dirige y conduce el programa regional más antiguo que se llama Hablemos del Quindío, una excelente visión de personas y sucesos que se emite a los televidentes desde el año 2000.

Paso por la política.


Fue un paso breve de la mano de su amigo y mentor Rodrigo Gómez Jaramillo, como concejal de Armenia en 1970, jefe de servicios generales en la gobernación del desaparecido exgobernador Rogelio González Ceballos y secretario de la asamblea, ya mencionado.

El civismo.


Fue miembro fundador en 1991 de la fundación Alejandro Londoño, gracias a la iniciativa y constante preocupación del gran ciudadano Hernán Botero Botero, de la notable dama cívica Alicia Jaramillo de Duque, de Luciano Mejía y otros valores cívicos, actualmente es presidente de la junta directiva.

Desde que comenzó a funcionar en 1991, ha sido miembro principal de la junta directiva, actualmente es vicepresidente, en una entidad orgullo de la región.

Fue cofundador con Ruby García Tobón, Humberto y Rodolfo Jaramillo Ángel, Evelio Ospina Salgado ya fallecido, Argelia Alzate y, desde luego, Lucelly García de Montoya, la distinguida congresista que tanto admiró y ayudó en su carrera política; un centro cultural que ha prestado un gran servicio a Calarcá y a la región.

Escritor y periodista.


Del 1 de enero de 2008 hasta 2011 fue director de LA CRÓNICA DEL QUINDÍO, diario en donde escribe una columna desde su fundación; corresponsal de El Tiempo y otros periódicos, ha publicado dos libros: Ledher el hombre, editorial Plaza y Janés en 1987, y Apuntes para la historia política del Quindío, Unaula Medellín en 2016. Actualmente reúne materiales inéditos e innumerables columnas publicadas, para su posterior edición.

Condecoraciones y reconocimientos.


Entre múltiples felicitaciones por su admirable tarea periodística y radial debo mencionar: orden del Congreso en el grado de Comendador, Medalla de Oro de la gobernación del Quindío, Mérito a la Excelencia de la Sociedad de Mejoras Públicas de Armenia, Calarcá y de los periodistas. RCN le entregó el Micrófono de Oro, otorgado solo en cuatro oportunidades: a Ricardo Londoño, Carlos Ardila Lulle, Juan Gossaín y Jorge Eliécer.

Orozco Dávila es un valioso ser humano que ha sobresalido merced a su enorme capacidad de lucha, a su coraje insuperable, a su talento y habilidad en los oficios que practica: brillante con su voz pudo ser un cantante de renombre, pero prefirió el camino nada fácil del periodismo y por sus propios méritos un gerente, un buen escritor y un mejor ciudadano que se ha hecho a pulso, como también ha conseguido a base de pundonor y trabajo, un buen nivel cultural que lo plasma en el ejercicio vital de su vida cotidiana. Directo, franco y luchador sin pausa, ha librado campañas cívicas ardorosas, es en suma un batallador que se ha ganado sus laureles con el mérito de su carrera admirable. ¡Misión cumplida! 

Nota: Este artículo fue publicado en La Crónica del Quindío el 13 de octubre de 2019

Gabriel Echeverri González
Miembro de Número de la Academia de Historia del Quindío.

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