Empresario, visionario y talentoso. Ciudadano de notables condiciones
cívicas y personales, nacido en Santa Rosa de Cabal el 6 de abril de 1892. Su
fallecimiento se registró el 4 de enero de 1964.
Sus padres: Manuel Antonio Jaramillo Londoño y María Vallejo Gutiérrez,
sobrina del gran poeta Gregorio Gutiérrez González, oriundos de Sonsón
Antioquia; dos hermanos, Jesús y María quien murió joven.
Sus estudios básicos los cursó en la escuela de Santa Rosa de Cabal
y sus estudios de bachillerato en la Apostólica de dicha ciudad. Como
bien lo dice el maestro José Restrepo Restrepo1: “Educado en ese centro de
altísima cultura que ha sido el seminario Lazarista de la ciudad de San
Eugenio, hasta la edad en que había de decidir si seguía de sacerdote o
se marchaba a otra parte”.
Jaramillo no fue sacerdote y tomó la decisión de viajar a la
bella tierra del Quindío que siempre amó, como lo narra con preciosos
detalles en el bello y bien escrito libro ‘El reloj de mis recuerdos’,
editado en la editorial La Patria de Manizales y que, para los efectos de esta
crónica consultado con viva emoción, así lo decía el mismo autor: “Si
anheláis conocer el Quindío, abrid el libro y leed una tras otra, todas sus
páginas. Si lo hacéis os lo agradezco, y no quedareis engañados
“.
Pero antes en relación con el último curso de estudios había escrito: “En
nuestro curso habíamos terminado cinco con mi hermano. Tres de ellos habían
tomado el hábito. Jesús y yo nos iríamos fuera a luchar en el mar de la vida”.
—pág. 41—.
¡Para El Edén nos
vamos!
Aupado por las buenas noticias, los comentarios de amigos y familiares,
montó con propiedad en su caballo y viajó al Quindío. Conoció palmo a
palmo los recovecos de una geografía alucinante que lo enamoró para
siempre, como el mismo señaló.
“El Edén, Anapoima, El Espejo, tres haciendas y un solo Edén
verdadero: El Quindío.
A pesar de su juventud, su vocación cafetera, agrícola y ganadera,
heredada de sus mayores comenzó a florecer y uno de sus mejores negocios fue
adquirir la finca El Arco, símbolo que perduraría en sus descendientes como
homenaje a un batallador corajudo, sin descanso, un gran hacendado.
En 1922 se casó con la distinguida damita manizaleña Doloritas Mejía Arango.
Tres hijos: Una de ellas es Gabriela, casada con el médico Arturo González Mejía,
y Guillermo y Alfonso, fallecidos.
Es dable mencionar sus devaneos poéticos y una muestra de la
calidad de sus versos le envió a su futura esposa: “Dos jazmines te mando
prenda mía, frescos y puros, de agradable esencia, copia uno mi amor y mi
alegría, el otro tu blanquísima inocencia, dos jazmines de pétalo de nieve,
cogidos al azar en el espejo, claros emblemas de esta vida breve y fugaz como
la luz de algún reflejo”.
Con su esposa Doloritas y sus pequeños hijos hizo un largo viaje
a Europa. Una de sus aficiones más apreciadas y cuyas impresiones vierte en
interesantes páginas de su libro.
Personero de Armenia
En medio de sus múltiples ocupaciones en sus negocios de café,
compra o cambio de tierras y venta-compra de ganado, Don José fue llamado por
el Coronel Barrera Uribe y Braulio Botero, su amigo personal y jefe
liberal, a ocupar el cargo de Personero de Armenia. Del vigoroso
Barrera escribió:” Barrera era, había sido, y seguiría siendo hasta su muerte,
jefe del partido liberal en el Quindío. Hombre rudo, valeroso, casi terco y de
una sola pieza. Amaba entrañablemente a su ciudad, y era un buen amigo de sus
amigos, estuvieran o no, estos, matriculados en el partido contrario. Después
de conversar con los dos jefes liberales aceptó el cargo y realizó una
excelente gestión, gracias al apoyo de dos jóvenes ayudantes: Guillermo
Muñoz y Jesús Gómez Duque, padre del conocido dirigente cívico Ramón Jairo
Gómez Jaramillo. Entre las ingentes tareas que realizó, narradas por el propio
personero, debo mencionar el enorme esfuerzo de atender el incendio de la plaza
de mercado y la entrega a del bosque de los fundadores a la ciudad, hecho poco
conocido, de sus muchísimas gestiones casi en silencio de ayuda
bienhechora. En su gestión de casi dos años de 1935 al 36, propició
la compra del lote para la famosa plaza de ferias, una institución por muchos
años apreciada y concurrida. Fue una labor corta pero dinámica y eficaz,
gracias a su empuje y capacidad de trabajo y la colaboración magnífica de sus
dos asistentes.
El 22 de diciembre de 1942 murió su esposa Doloritas — “cambió
mi vida plácida y tranquila por la triste y desconcertante de la
viudez”— escribió con tristeza en el alma.
El dolor se acrecentó con la muerte casi enseguida de su fino caballo
Marino, famoso animal reproductor que José conoció por primera vez en 1925 en
Tunja, en compañía de su gran amigo Gabriel Villa.
Segunda esposa
Pasado el tiempo que todo lo cura, Jaramillo Vallejo viajó
con sus hijos a Antioquia y en Sonsón conoció a la bella Ana Luisa
Tobón Uribe con la cual se casó el 15 de mayo de 1944; al cabo de tres
meses viajaron a Chile por un largo período y en Santiago nacieron sus hijas
mellizas Clara Luz y Doloritas, damas de amplio reconocimiento cívico y social;
la descripción que hace José es muy bella y la traigo a colación: “Esta vez la
prodigiosa ave se apareció en dos canastas. Entre el pico portaba una y colgada
al cuello la segunda, ambas forradas en raso rosado pálido, y entre las dos
cunitas de ensueño, una preciosa mujer en capullo: la del pico, morena, de
pelos y ojos negros, y la que pendía del cuello, rubia como el trigo maduro, de
ojos claros, verdes, como el follaje tierno de las vides de Chile…” —pág. 136—.
Don José rodeado de su esposa Ana Luisa y sus hijas Clara Luz y Doloritas |
Clara Luz fue bachiller del famoso colegio Nuestra Señora del
Rosario y contrajo matrimonio con el distinguido ingeniero civil de la
Universidad del Cauca Raúl Botero Macías, tres hijos: José Guillermo,
arquitecto que trabaja en New York, Roma y Milán; Julián, ingeniero agrónomo
casado con Olga Lucía Gómez Páez, dos hijos y Rubén, ingeniero industrial
casado con Ángela Patricia Rendón Restrepo, dos hijos.
Dotado de valores personales superiores y una destacada fortaleza moral,
con el trabajo y sus tareas cotidianas, cimentó además su vocación de servicio
social y comunitario hasta el final de sus días.
Como decíamos en la primera parte de esta crónica, Don José
había permanecido varios meses en Chile con su familia, viajó de Santiago a
Buenos Aires y buena parte de Argentina, observó en detalle la vieja París
suramericana y la pampa inmensa y regresó a su casa.
No todo fue color de rosa: a una enfermedad atendida de
urgencia en Rochester Estados Unidos de la cual salió airoso, siguió una
situación familiar dolorosa, que narra con sus propias palabras: “La pena se ha
enseñado en mí con intensidad despiadada. En nueve años me ha arrebatado los
tres seres más caros al corazón: Mi esposa y mis dos hijos varones. Si
el dolor depura puedo decir que estoy libre de escoria. La última puñalada que
me asestó la muerte solo cuenta cinco meses. Guillermo mi único varón, veinte y
siete agostos, mi compañero para todas partes, amigo más que hijo…”.
Cuatro años antes en un accidente de automóvil había muerto su hijo
Alfonso. Se recuerda la tristeza que vivió ante el fallecimiento de
Doloritas, su primera esposa; en su memoria su hija Doloritas lleva su
nombre como bello homenaje a su memoria.
Dirigente cívico por excelencia
Dotado de valores personales superiores y una destacada fortaleza moral,
con el trabajo y sus tareas cotidianas, cimentó además su vocación de
servicio social y comunitario hasta el final de sus días; entre algunas de
sus obras más significativas debo señalar la donación del lote donde funciona
la iglesia de la Sagrada Familia en el Barrio Granada y
el lote y la casa donde funcionan las señoras de la Caridad; ayudo con
fervor en la fundación de la diócesis de Armenia y con un grupo de personas se
interesó en apropiar las cosas necesarias para la instalación del primer
obispo; colaboró con otros ciudadanos en la localización en
Armenia del Batallón Cisneros; fue clave para que se asentaran en la
ciudad las monjas dominicas que fundaron el egregio colegio del Rosario y
así mismo las monjas veladoras. Puso su mayor empeño en la protección de la
joven con la bella edificación que tiempo más tarde ocupó la universidad de
Humboldt, hasta la fecha.
Había escrito de la donación al municipio de Armenia del parque
el Bosque, que tiempo más tarde el inquieto líder social y periodista Eladio
Arredondo, ya fallecido, en una carta al alcalde de la época, había
solicitado que se llamara José Jaramillo Vallejo, sin éxito hasta ahora.
Capítulo especial merece su entusiasmo y apoyo constante a los carnavales de la capital quindiana que eran un acontecimiento especial, de amplia cobertura social; el fervor que José y su comparsa le imprimían al carnaval, hizo posible que con los dineros recolectados, comprara el lote donde hoy funciona el hospital de zona San Juan de Dios. No fue ajeno a la construcción y en Armenia levantó el bello edificio que llevó su nombre por años en la calle 19 con carrera 17; en Bogotá un elegante edificio de 12 pisos que denominó El Arco, en memoria de su hacienda emblemática que conserva su familia con inmenso orgullo. De esas bellas tierras aledañas, donó el terreno en donde se encuentre el aeropuerto El Edén.
Capítulo especial merece su entusiasmo y apoyo constante a los carnavales de la capital quindiana que eran un acontecimiento especial, de amplia cobertura social; el fervor que José y su comparsa le imprimían al carnaval, hizo posible que con los dineros recolectados, comprara el lote donde hoy funciona el hospital de zona San Juan de Dios. No fue ajeno a la construcción y en Armenia levantó el bello edificio que llevó su nombre por años en la calle 19 con carrera 17; en Bogotá un elegante edificio de 12 pisos que denominó El Arco, en memoria de su hacienda emblemática que conserva su familia con inmenso orgullo. De esas bellas tierras aledañas, donó el terreno en donde se encuentre el aeropuerto El Edén.
Club Campestre
Con un puñado de ciudadanos fundó y fue el primer
presidente del reconocido Club, el 22 de marzo de 1937: Gabriel
Villa Álvarez, Enrique Ocampo, Enrique Coral Velasco, Eladio Gomina B, Joaquín
Estrada Monsalve, Lino Jaramillo J., Alberto Jaramillo Jaramillo, Octavio
Hernández, Manuel Vargas Cano, Bernardo Naranjo.
Una vida una obra.
De los múltiples analistas de su libro, que en mi sentir constituye una
joya bibliográfica e histórica, destaco autorizados comentarios.
Gonzalo Canal Ramírez notable editor, escritor y
librero escribió sobre Jaramillo Vallejo: “Es un auténtico agricultor, un
auténtico ganadero del Quindío que ha
sido capaz de escribir
auténticamente un libro, porque la autenticidad es el signo distintivo de
su persona, formada en la alianza perfecta de brega y amor entre el hombre y la
tierra…” —pág. 5—.
Por su parte, el reconocido dirigente liberal y amigo personal Braulio Botero Londoño señaló: “Yo creo que su libro puede figurar entre los brillantes cantos que se hayan hecho al Quindío. Ninguno como usted ha mostrado con más sobriedad y elocuencia la belleza de esa parcela privilegiada y magnífica, y ninguno ha puesto los dedos sobre la llaga, con mayor desenfado que el tuyo…” —pág. 165—.
El jurista, historiador y escritor Horacio Gómez Aristizábal,
en publicación reciente, señaló: “José Jaramillo Vallejo como tantos valores
del pretérito, vivieron en función de avanzar y colocar a la patria chica entre
las sobresalientes de la comunidad. Este luchador formó un hogar ejemplar y en
todos los ámbitos irradió luz, riqueza y convivencia… Su indomable espíritu no
se dejó jamás doblegar por la adversidad”.
En relación con su paso por la personería, el brillante jurista César
Hoyos Salazar acotó: “Hasta el decreto 1333 de 1986 los personeros
tenían la representación legal de los municipios y celebraban todos los contratos,
incluidos los trabajadores del municipio”.
Discurso ante el presidente Valencia
Los agricultores y la sociedad de la época en el 75 aniversario de la
ciudad, comisionó a José para pronunciar discurso ante el presidente de
la paz; anexo una muestra de su elocuencia, vertida de su propio
libro: “Coinciden mis imprecaciones al cielo con el mandato de los campesinos.
Ellos me han dicho, Don José, usted que se sienta en la mesa con el Presidente
dígale, en nuestro nombre, que estamos muy reconocidos con su obra y que
diariamente damos gracias al cielo de que haya podido extirpar ese monstruo que
quería devorarnos…acabar con la violencia es economizar vidas a nuestros
hermanos, ya sea niños, hombres o viejos, vidas que pueden ser una promesa para
la patria…”—pág. 201—.
Amado por sus coterráneos, condecorado por las entidades cívicas en 2000 como personaje del año, José Jaramillo Vallejo fue un personaje singular superior a su tiempo; uno de los más importantes patricios de nuestra historia, valioso en su vida y en su obra, su familia fue el centro de su quehacer, igual con el profundo amor por su primera esposa Doloritas, hijos y demás familiares como por su segunda señora Ana Luisa, sus hijas maravillosas y sus descendencias.
Amado por sus coterráneos, condecorado por las entidades cívicas en 2000 como personaje del año, José Jaramillo Vallejo fue un personaje singular superior a su tiempo; uno de los más importantes patricios de nuestra historia, valioso en su vida y en su obra, su familia fue el centro de su quehacer, igual con el profundo amor por su primera esposa Doloritas, hijos y demás familiares como por su segunda señora Ana Luisa, sus hijas maravillosas y sus descendencias.
Con el tiempo brilla en el horizonte la figura distinguida de este gran
ciudadano que vivió entregado al trabajo y al servicio cívico; brillante en los
negocios, cultivó su vena lírica y su inteligencia gracias a la fina educación
recibida en la adolescencia; en silencio fue casi hasta su muerte, un anónimo
mecenas de su ciudad y de sus gentes más desvalidas. Un ser humano elegante,
viajero y conocedor, amante de la tierra y de los suyos; con emoción y alegría
finalizo esta crónica sobre un personaje singular y atrayente, el
símbolo del coraje vestido de humanidad e inteligencia; como decía el
poeta Rafael Alberti: ¡En mi mano mi sombrero, que buen caballero
era!
1) Jaramillo Vallejo, José. 1970. El Reloj de los Recuerdos. La Patria
—pág. 131—
2) Gómez Aristizábal, Horacio.2019. Publicación Academia Hispanoamericana.
2) Gómez Aristizábal, Horacio.2019. Publicación Academia Hispanoamericana.
Miembro de la Academia de Historia del Quindío
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