Eminente colombiano, escritor, profesor y funcionario nacido en Pereira el 15 de noviembre de 1910 y fallecido en Armenia el 9 de junio de 1987. Sus padres Ramón Jaramillo Restrepo y Raquel Arango Botero, en dicho hogar nacieron: Octavio, Guillermo, Delfina, Heraclio, Hernando, Héctor y Euclides. Don Ramón fue un destacado agricultor, nacido en la Unión, Antioquia, el 23 de octubre de 1883, dueño de tierras y de numerosas bestias que inclusive alquilaba para las arrierías de la época, en Salento fue propietario de la famosa hacienda La Palmera, donde residió un buen tiempo, pero permaneció en Pereira hasta su muerte.
Brillante, vivaz e inquieto desde su infancia, Euclides fue enviado a Bogotá donde cursó sus estudios básicos y el bachillerato en la Universidad Libre, en dicho claustro dirigió su primer periódico «El Defensor»; regresó a su tierra donde fundó varias publicaciones de circulación local. En 1932 ingresó a la Universidad Externado de Colombia graduándose en Derecho y Ciencias Políticas, con la tesis El suicidio y su profilaxis social, en 1937; en el entretanto, había sido juez municipal de Circasia en 1932; juez del Juzgado Promiscuo de Santuario, Caldas, en 1937; juez del Circuito de Calarcá en 1938; concejal del Corregimiento de Córdoba en Calarcá en 1939; auditor del Ferrocarril de Caldas; director de Radio Gaceta; fue columnista de El Espectador, La Patria de Manizales, El Relator de Cali, La Estrella de Panamá, Diario del Quindío (del cual fue director), registrador de instrumentos públicos y realizó otras actividades sociales.
Contrajo matrimonio con la
distinguida señora circasiana Haydee Londoño Botero, en dicho hogar nacieron
dos hijos: Hernán, abogado, casado con Carmenza Lucía Naranjo, tres hijos:
Carlos Eduardo, administrador de Empresas; Alejandra, experta en Mercadeo y
Publicidad; y Juliana, arquitecta; la otra hija, Marietta, abogada, matrimonio con el doctor Héctor Marín
Naranjo, exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia, tres hijos: Claudia,
diseñadora gráfica; Juan Miguel, arquitecto; y Santiago, filósofo de la
Universidad Nacional. Por muchos años la señora Haydee escribió en periódicos
locales y tuve el honor de compartir en las páginas del semanario Satanás -dirigido
por Alfredo Rosales- en mis inicios como columnista en 1973.
Personero y alcalde de Pereira
Personero en 1940, el gobernador de Caldas Roberto Marulanda le ofreció la alcaldía de Armenia, pero ante la oposición del coronel Barrera Uribe, jefe liberal del Quindío, resolvió nombrar a Jaramillo Arango en Pereira y en Armenia a Néstor Gaviria Jaramillo.
En la breve campaña a la presidencia
de 1942, Gabriel Turbay lo nombró jefe de debate en el Quindío y asumió además
la presidencia del Directorio Liberal de Armenia.
Director ejecutivo de Fenalco
En 1944 realizó con máxima diligencia esta tarea durante ocho años; su amigo personal y compañero de todas las horas, Alirio Gallego Valencia, destacó su magnífica labor: «(…) desde cuya posición tomó durante largo período la bandera del civismo. Desde su despacho lo mismo se escribían crónicas y artículos que se vendían intangibles (seguros), se daban consejos o se orientaba al comercio y la industria. Se produjo, asimismo, la creación del departamento del Quindío, desde un ángulo gremial, lo mismo que la fundación de la universidad, en donde los dos pudimos desarrollar una ambición por largo tiempo acariciada en nuestro ambiente, por entonces casi aldeano, aún dependientes del departamento de Caldas (…)[1]».
El académico y cineasta Jorge Hernán
Delgado Cáceres, cercano al doctor Jaramillo, desde su juventud, escribió un
valioso ensayo sobre el maestro entre cuyos apartes señala: «(…) Por su capacidad intelectual fue corresponsal del
periódico El Tiempo, agente de la Flota Mercante Gran Colombiana, director del
Círculo de Periodistas del Quindío, participó en la creación del departamento
del Quindío, fue cofundador de la Universidad del Quindío, de la Cooperativa de
Caficultores de Armenia(…)[2]
».
Creación del departamento
Como bien se sabe, fue de los grandes
animadores de la creación del departamento y participó con entusiasmo en las
jornadas cívicas y en los diferentes comités organizadores; el historiador y
escritor Jaime Lopera, citado por Delgado Cáceres, señala sobre el particular: «(…) Uno de los mayores hitos fue el de haber sido, a nuestro
juicio, el real fundador del departamento del Quindío. Cuando los políticos
llegaron a la creación del departamento del Quindío por fuerzas de las
circunstancias, porque la ley tiene que pasar por el Senado y la Cámara, tenía
que ser sancionada por el gobierno nacional. Eso venía precedido por una gran
cantidad de energías y esfuerzos que muchas personas dieron a ese proyecto.
Elías Vélez y Euclides Jaramillo, desde mucho antes de 1961, fueron los que
empezaron a colocar la semilla en el alma de los pequeños comerciantes y
empresarios y hombres de bien en Armenia y en el Quindío (…) ».
Universidad del Quindío
Uno de los más entusiastas forjadores de nuestra alma mater, en asocio del ilustre Alirio Gallego Valencia, varios concejales de la época como Darío Leyva Troncoso, Aristóbulo Orrego Duque, distinguidas damas como Merceditas Uribe de Velásquez, Pastorita Botero de Botero, Raquel Mejía Botero, Margoth Gómez de Gómez, monseñor Neftalí Duque Aristizábal, otros más.
El 23 de septiembre de 1987, la Universidad consagró su nombre para la biblioteca central y así mismo, el auditorio central; de igual manera, ejerció la docencia en un largo período de su existencia y fue destacado como profesor emérito de la UQ.
El destacado escritor Ebel Botero- de
los críticos literarios más valiosos del siglo pasado- profesor de la UQ,
señaló sobre el maestro: «Decir Euclides Jaramillo Arango en el
occidente colombiano, es decir literatura autóctona, arte folclórico, amor a la
gente, bondad a flor de labio, vitalidad infatigable, y también es decir
cultura quindiana, universidad, estudio. Su nombre está vinculado al de nuestra
Universidad del Quindío, que casi no se entiende sin él, sin uno de sus
principales fundadores, sin el más ilustre de sus expositores y humanistas[3]
».
Escritor esplendoroso
Llamado por el maestro Guillermo
Abadía, comandante del estado mayor del folclor, escribió 15 libros, entre
ellos menciono: Las memorias de Simoncito, novela en 1946, dedicado a su señora
madre; Biografía Económica del Quindío, 1948, análisis del proceso
socioeconómico de la región; Cosas de Paisas, 1950, acerca del folclor antioqueño;
Cuentos del Tío Conejo, 1950; Un campesino sin Regreso, 1959, su segunda
novela, pionera en el género, sobre la cual comentó la voz autorizada del
maestro escritor Humberto Jaramillo Ángel: «(…) Es un libro que no tiene pares en
nuestras letras . Nada la iguala. Es una fotografía, un mural, una escultura
tremenda que reproduce con entera sujeción a la verdad, la vida del ayer sin
retorno. Todo allí viene a ser retrospectivo (…)»; Talleres de la Infancia, 1968; El
destino anda en contravía, 1970; Dos centavitos de poesía, 1972, dedicado
integralmente al folclor; La extraordinaria vida de Sebastián de las Gracias,
1978, finalista concurso Enka de Colombia; Un extraño diccionario,1980, en
relación con el lenguaje campesino y del café; Una universidad de rateros,
1981; Crónicas del viejo Pereira, 1984; El Hacedor de luceros, la leyenda de
los nevados y otros cuentos para chicos y grandes, 1985; Los orines de Don
Federico y otras crónicas, 1986; y el Comité de Cafeteros del Quindío en 1989,
después de su muerte, publicó Mitos y relatos del Quindío.
Condecoraciones
Recibió la Orden del Arriero en grado de Caballero, otorgada por el gobernador del Quindío David Barros Vélez, el 17 de diciembre de 1986, con la presencia del poeta Jorge Robledo Ortiz; La Cruz de Gran Caballero del Congreso de Colombia; la Medalla al Mérito Cafetero, otorgada por la Federación de Cafeteros de Colombia; el Cordón de Oro de la gobernación, numerosas distinciones y reconocimientos gremiales, literarios y universitarios.
Euclides Jaramillo Arango fue uno de
los grandes exponentes de nuestras letras y valioso ciudadano sin tacha que
trabajó durante su brillante existencia por los más caros valores regionales;
amable, jovial, alegre y sin complicaciones, se destacó desde temprana edad por
su amor al conocimiento y su enorme voluntad de servicio a la sociedad; ocupó
un largo trayecto de dirigente cívico, abogado, profesor y escritor,
promoviendo causas sociales de amplio espectro; hombre bueno y con la
amabilidad a flor de piel, ayudó a muchos
estudiantes y fue un paradigma estupendo de realizaciones y buenas
obras; con su nieta Juliana recordamos el afecto inmenso que prodigó hasta el
final de sus días. Un ser humano superior que labró su existencia al servicio
de los demás, con sencillez y calidad humana indiscutible. Una figura
diamantina que permanecerá en la historia como símbolo de laboriosidad, como
ejemplo de dedicación y altruismo.
Gabriel Echeverri González
Académicos de Número 1 – Academia de
Historia del Quindío.
[1] Valencia,
Alirio. 2011. Euclides Jaramillo Arango Gallego: Semblanza literaria y humana.
En Marginalia, programa Español y Literatura UQ. Compilador Carlos Alberto
Castrillón.
[2] Delgado
Cáceres, Jorge Hernando. 2011. Euclides Jaramillo Arango no ha muerto.
Marginalia. Opus. Cit.
[3] Botero,
Ebel. 2011. Opus. Cit
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