Armenia, un cruce de caminos que nació hace 132 años

Artículo publicado en el periódico El Quindiano el 14 de octubre de 2021

En el 2017 bajo el título “Así fue la fundación de Armenia hace 128 años” El Quindiano publicó un artículo sobre la historia más difundida y sencilla del nacimiento de la hoy capital del departamento del Quindío.

El director del medio Miguel Ángel Rojas Arias, periodista, escritor e historiador dio a conocer en ese artículo sus nuevas investigaciones acerca de la verdadera historia de Armenia, los intereses políticos, económicos y sociales que llevaron a un puñado de colonos desglosar el monte de las peligrosas montañas de la cordillera Central y a realizar el trazado de la plaza principal y la repartición de predios.

Al cumplir hoy Armenia 132 años El Quindiano publica de nuevo el artículo por su contenido e importancia para la historia de la llamada por el poeta Valencia La Ciudad Milagro de Colombia.

La más difundida

Los colonos de la margen occidental del río Quindío, que habían abierto mejoras al sur de Salento, allende La Plancha (Circasia), en las fincas Armenia, El Diamante, El Edén, El Brillante y Santa Ana, sintieron la necesidad de mejorar la ruta del mercado semanal en el camino hacia Calarcá, e invitaron a sus amigos de este caserío a levantar un puente sobre el río Quindío, en el paraje de Balboa, pues vadear la corriente era cada vez más penoso y peligroso para sus vidas. El convite popular con viandas incluidas se frustró una y dos veces, tras la no presencia de los líderes calarqueños, lo que instó a los vecinos de la porción de Armenia a fundar un pueblo que solucionara los problemas de aprovisionamiento. La idea de fundar un nuevo pueblo fue promovida por el colono Jesús María Ocampo Toro, y secundada por un grupo de 50 personas que finalmente constituyó una Junta pobladora compuesta por 30 de ellos[1].

Esta versión sobre la fundación de Armenia es la más difundida, pero además la más sencilla y por tanto la que reporta mayor credibilidad, pues está consignada en casi todos los textos que escribieron los actores de esta gesta o los cronistas de la época, como don Valentín Macías en su monografía: Memorias que se relacionan con la fundación de Armenia y sus progresos, en el libro de José Santos Forero Armenia libro histórico, en el escrito por el fundador Jesús María Suárez titulado: La fundación de Armenia y sus orígenes, así como las entrevistas que hizo a los fundadores el periodista Alfonso Valencia Zapata, publicadas en su Quindío Histórico y en varias ediciones del Diario del Quindío.

Las fondas son otro factor alentador en la creación de los nuevos pueblos en el Quindío. Incluso, el propósito inicial de la fundación de Armenia era tener un lugar de aprovisionamiento, un sitio de mercado, una fonda donde pudieran acudir los vecinos a comprar sus principales víveres.

En el proceso de descuaje y desmonte de la selva del Quindío, a partir de nuevo Salento, los colonizadores necesitaron un sitio más cercano de aprovisionamiento de víveres y otros elementos, formándose las fondas, sitios de expendio y venta de alimentos, ropas y algunos elementos de trabajo del colono dedicado a la agricultura, la guaquería o la minería. Un número considerable de fondas origina un nuevo caserío

Las nuevas hipótesis.

Los estudios modernos de la fundación de Armenia dejan a un lado el mito fundacional del puente, y se atreven a descubrir que en la mente de los colonizadores había un proceso y un interés mucho más elaborado que los movió a crear un nuevo pueblo como Armenia. Más allá del objetivo que tenían todos los colonizadores de fundar pueblos para obtener del gobierno la adjudicación de baldíos, estos hombres también buscaron la valorización de sus tierras, así como evitar quedar incluidos en el globo de terreno que solicitaba Calarcá al Estado como dotación. También está la hipótesis de que los colonos de la margen occidental del río, que dependían de Calarcá, buscaron separarse de los conflictos surgidos por el reclamo de tierras colonizadas, por parte de la compañía Burila, y eso los movió a crear el nuevo pueblo. En el mismo sentido, los nuevos documentos descubiertos nos hablan de que muchos de los fundadores tenían conciencia de la importancia que iba a tener Armenia en el futuro como principal cruce de caminos de la región y del país, pues conocían no solo los trazados de las rutas de trenes, sino el proyecto de creación del canal de Panamá que haría más expedita la llegada de barcos del mundo a Buenaventura, un puerto cerca al pueblo que podían crear. También, hoy se hace más evidente la necesidad que tenían los colonos, más allá de un mercado de aprovisionamiento de víveres, de agruparse como un acto social de convivencia en comunidad[2].

La fundación hace 132 años.

En todo caso, Armenia se fundó el 14 de octubre de 1889, con la participación de cincuenta personas, entre peones y patrones que conformaron una Junta Pobladora que eligió a treinta colonos, primero, y después dejó sólo diez, cinco principales y cinco suplentes que fueron: Principales: Jesús María Ocampo Toro, Jesús María Suárez, Luis Tabares, Juan de Dios Arango, Rafael María Uribe. Suplentes: Juan Pablo Vallejo, Adolfo Valencia, Miguel Giraldo, Rey Martínez, Antonio María Gómez. Fue nombrado como secretario a José Manuel E. Cárdenas y como conjueces pobladores a José Joaquín Buitrago y Juan de Jesús Arias[3].

No puede escapar a este relato la anécdota de la elección de dignatarios, donde Jesús María Ocampo Toro, quien había propuesto la fundación a un grupo de amigos, tuviera que declinar la presidencia de la Junta en favor de Jesús María Suárez, porque no sabía leer ni escribir.

La primera reunión de la Junta cuando se fundó la ciudad se hizo en un rancho de platanilla en el punto que actualmente está marcado con la carrera 14 # 19-54, muy cerca de la plaza Bolívar. Allí se decidió abrir tres libros: el de avecindación, el de actas de reunión y el de adjudicación de solares.

Villa Holguín.

El nuevo pueblo tuvo como primer nombre el de Villa Holguín, como homenaje al presidente encargado de la República de ese entonces, Carlos Holguín Mallarino. La junta pobladora, dos meses y medio después de la fundación, decidió cambiarle de nombre y lo dejó Armenia, como se conocía esa porción de tierra por estar allí una mejora con esa denominación. Se trataba de los terrenos pertenecientes a Jesús Antonio Herrera y José de los Reyes Santa, primeros colonos de estos lados, a quienes Jesús María Ocampo y Jesús María Suárez compraron los lotes por doscientos pesos, para hacer el pueblo. Sobre este sitio, los profesores Pérez y Cadena señalan: “...El lugar escogido no fue el más adecuado topográficamente, pero en él confluían propiedades de varios colonos, hecho que hacía atractiva la empresa y reforzaba las motivaciones para la fundación por la valorización de las tierras. De ser fundada en un sitio más plano, donde el poblado hubiera podido crecer más fácilmente, habría quedado ubicada en la propiedad de un solo colono y el proyecto no habría avanzado...”

La adjudicación de los solares se hizo con el lleno de los siguientes requisitos: “...primero, haber obtenido su adjudicación de cuya diligencia haya tomado copia pagando los derechos así: cinco pesos por cada solar en la plaza, dos en la primera y segunda manzana, uno en la tercera y demás manzanas. Segundo haber construido una casa no menor de cinco varas durante el término de cinco meses. Tercero el que adquirido el título del solar pase de los seis meses sin que haya construido la casa perderá el derecho. Cuarto, el individuo que coloque una cruz determinando el punto de su solar, adquiere derecho en él, por el término de quince días, pero si en ese término no se presenta a pedir su adjudicación, perderá el derecho...”[4]

La primera función de la Junta pobladora de Armenia, con la de casi todos los demás, fue la distribución de los solares, o lotes urbanos para usufructo de la familia, la obtención y demarcación de terrenos destinados a uso comunitario, tales como plaza, iglesia, escuela, regiduría, casa-cural.

Como queda dicho, en la primera junta participaron todos los fundadores, en tanto que en la segunda sólo diez, pero elegidos por consenso. Pero, igual, los colonos participaban en forma decidida en casi todas las actividades, especialmente en aquellas de rozar los terrenos. Muy pronto, en 1891, se constituyó una sociedad para traer el agua al pueblo. Se llamó la sociedad hidrográfica y estaba compuesta por 38 personas, todos hombres cabezas de familia, en su mayoría los mismos miembros fundadores del nuevo pueblo. Cuatro años después el agua llego a las casas del pueblo, traída desde la quebrada La Florida. Estos hechos corroboran que la gesta fundadora en Armenia fue participativa y democrática.

Caserío de Salento.

La recién creada población de Armenia quedaba inscrita como un caserío del hasta entonces municipio de Salento. El crecimiento de dicha población fue muy acelerado. El 20 de enero de 1890, tres meses después de la fundación, la Junta pobladora decidió nombrar el primer funcionario: Ramón Grisales, quien fue designado Alguacil, cargo que también tenía el nombre de Comisario de Policía.

Aunque la Junta no dejó de ejercer sus funciones cívicas, el Alguacil se constituyó en la primera autoridad y empezó a trabajar con toda la comunidad en un objetivo que se convirtió en un clamor colectivo: tener el título de corregimiento. Para tal fin, y participando en masa, el primero de junio de ese mismo año de 1890, la población en su conjunto firmo un memorial al Concejo de Salento, pidiéndole que convirtiera el caserío en corregimiento. [5]

En dicho memorial, dan fe de la unión con que trabajan, pero igual sospechan que esa unidad, que no necesitaba de autoridades, algún día tenía que urgir de ellas: “...un pueblo, decimos, que quiere tener por divisa: honradez, moralidad y caridad, tiene que progresar y a su seno no vendrán sino aquellos que quieran vivir en compañía de gentes honradas que den garantía a los asociados. Aunque nosotros vivimos hoy en unión, como vivían esos pueblos patriarcales de que nos habla la Bíblia, no siempre será así y debe precaverse para el futuro...”, sostiene el memorial.

La petición de los vecinos de Armenia fue negada en sesión del concejo el 30 de junio de ese mismo año. Los concejales argumentaron, especialmente su presidente Nemesio Peña que “... no conviene de ningún modo erigir en corregimiento la población de Armenia; hoy piden eso y mañana lo que solicitan será Distrito, y entonces habremos criado cuervos que nos sacarán los ojos...”

Pero los socios del nuevo asentamiento no cesaron en sus sueños y cuando sintieron que las condiciones políticas del Concejo habían cambiado, el 18 de julio de 1890 reiteraron su petición de ser convertidos en corregimiento. Un mes después, fue aprobada esta solicitud y Armenia pudo ser corregimiento. Como primer corregidor fue designado el señor Antonio Hernández. [6]

Creación del municipio.

Pero, la premonición del concejal de Salento Nemesio Peña, se convirtió en un hecho cierto. En 1897, los habitantes del corregimiento de Armenia pidieron a la honorable Asamblea del Cauca elevarlo a la categoría de municipio, lo que efectivamente se logró tras una ardua tarea de lobby realizada por el señor Pablo Herrera ante el gobierno del Estado Soberano del Cauca. El prefecto de la provincia de Cartago, al cual pertenecía el distrito de Salento, le ordenó al alcalde de esta población, en consecuencia, trasladar el archivo de la localidad para Armenia, lo que efectivamente se hizo, designando como primer alcalde al señor Manuel Vallejo.

Esta situación dejó al antiguo distrito de Salento como corregimiento de Armenia, lo que exasperó los ánimos y las contiendas locales, iniciándose una lucha política para restablecer su categoría. Esta se logró en el año de 1898, cuando se anuló la ordenanza que creó el distrito de Armenia y se rebajó a corregimiento, elevándose nuevamente a Salento como distrito o municipio. Es decir, don Manuel Vallejo fue alcalde de Armenia hasta septiembre de 1898.

Un año después, llegó la última guerra civil del siglo XIX, la denominada Guerra de los Mil Días, a la cual Armenia aportó muchos combatientes, sobre todo al lado de los revolucionarios liberales, entre los que se contaba el propio fundador de la ciudad Jesús María Ocampo.

La Guerra de los Mil Días le dio la oportunidad a Armenia de ser nuevamente cabeza del distrito, tres meses después de haber sido rebajada a corregimiento. El gobierno nacional, especialmente las fuerzas militares, consideró que era peligroso mantener el archivo y la cabecera de distrito en Salento por ser esta localidad paso obligado de las fuerzas rebeldes a través del camino nacional, y decidió cerrar la vía y trasladar el eje administrativo civil del distrito a Armenia en forma provisional. Es decir que tres meses después de haber perdido su categoría de distrito, Armenia lo recupera como una consecuencia de la guerra.

Terminada la guerra no se había resuelto la situación de provisionalidad del distrito, lo que obliga a los colonos a iniciar una nueva campaña ante el gobierno nacional, pero especialmente ante el del Cauca, para que la Asamblea, a través de Ordenanza, creara oficialmente el nuevo municipio, lo que efectivamente sucedió en 1903. El primer concejo municipal se elige el 14 de febrero de 1903, siendo escogidos: Juan de Dios Vélez, Francisco Echeverri, Víctor Gómez, Antonio S. Álvarez, José Jesús Duque, y como secretario Luis A. Vanegas. [7]

Se puede asegurar que con la elección del primer concejo municipal, la institucionalidad de la Junta Pobladora decrece, pues todos los asuntos importantes empiezan a dejar de ser consultados con ese grupo de notables, cívicos, que fundaron la ciudad, y se pasa al ejercicio del poder desde el legislativo para las decisiones generales en el municipio.

Hay una explicación al afán que tenían los pueblos de ser cabeza de distrito: el poder que confería tal designación para repartir tierra, crear impuestos, nombrar corregidores e inspectores de policía, centralizar los servicios notariales, judiciales y administrativos, los vínculos que se creaban con otros centros administrativos superiores, designar juntas como las de caminos, acueductos y otras, y al mismo tiempo decidir sobre sus ejecuciones.

Armenia, Cauca.

En 1905, con la división política administrativa que hizo por departamentos el gobierno del general Rafael Reyes, Armenia quedó integrada al Departamento del Cauca, al igual que Filandia, Circasia y Calarcá. Solo Salento pasó a ser parte del nuevo departamento de Caldas. Un año después, un grupo pequeño de ciudadanos, conformado por concejales, el cura párroco y otros, solicitaron – en nombre de todo el pueblo – la adhesión de Armenia al departamento de Caldas, lo que ocurrió efectivamente en 1908, desmembrando al recién creado departamento de Cartago al cual habían pasado las cuatro poblaciones quindianas que pertenecían al Cauca.

Armenia, convertido en municipio, perteneciente al nuevo departamento de Caldas, empezó una ascendente carrera de progreso y desarrollo, relegando definitivamente a Salento, por un lado, y a Calarcá, por el otro, población esta última que le hacía mayor competencia entrado el siglo XX.

El desarrollo de una economía mercantil, la acumulación de capital proveniente de la explotación ganadera y tabacalera, la conversión de la agricultura de pancoger en cultivos permanentes, y el ingreso del café a la zona, fueron hechos definitivos para que Armenia desanudara su sentido parroquial y se convirtiera en una de las principales ciudades colombianas.

 

Miguel Ángel Rojas Arias.

Director del Periódico El Quindiano

 


[1] Valencia, Zapata, Alfonso. Quindío Histórico. Editorial Quingráficas. 1981

[2] Cadena, Corrales, Olga; Pérez B., José Manuel. Historia de Armenia. En: Revista Voces No.1 Noviembre 1996.

[3] Valencia, Alfonso, Zapata, Op. Cit.

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