Tres nombres, de dos hombres y una mujer,
han dejado la mejor remembranza en la historia administrativa y universitaria
del departamento. Los tres pertenecieron a la Academia de Historia del Quindío.
Los tres ya desaparecieron y sus decesos fueron muy lamentados en el ámbito
social, cultural y educativo.
Olga Cadena Corrales fue asesinada
vilmente en noviembre de 2019. Perteneció a la Junta Directiva de la Academia
de Historia en su condición de Vicepresidente. A Jorge Enríquez Arias Ocampo lo
recuerdan gratamente en Salento y la CQR donde fue su primer Alcalde popular y
Director, respectivamente, y por supuesto, en el seno de la Academia. Lo mismo
que se extraña a Nodier Botero Jiménez, el último miembro que se fue a la
eternidad, luego de dejar acervo documental y bibliográfico para la región.
El medio universitario se nutrió mucho con
lo investigado y escrito por los académicos Cadena y Botero. Cada uno de ellos
exploró temas vitales para la historia, la sociología y la identidad. Sus
mentes claras y sus criterios de metodología de la investigación marcaron no
sólo el rigor de sus escritos, sino que mostraron las facetas de los
pesquisadores notables de los estudios históricos, sociológicos y culturales.
Por ejemplo, Cadena lo hizo a profundidad en el tema de la Concesión Burila y
la colonización empresarial, mientras Botero incursionó en el tema de la
antioqueñidad, algo que se truncó con su muerte, porque incluso ya había
realizado contactos en Medellín para publicar un verdadero tratado llamado la
Cátedra Antioquia.
El exalcalde Arias, mientras tanto,
escribió de otra forma su historia intelectual. No lo transmitió en libro
alguno, aunque conocía muy bien las obras de sus académicos pares y había leído
los tratados de algunos escritores del Quindío. Ingresó a la Academia con una
ponencia que versaba sobre la historia de su pueblo. Tan nutrido como fue su
contenido – escrito también con el corazón además de la razón – fue el acto de
posesión, en el que le acompañaron muchos salentinos. Ellos demostraron su aprecio
por el primer alcalde popular que fue y por la pertenencia al nuevo órgano
académico.
Jorge Enrique Arias tenía amplia
biblioteca, que donó su familia a la Academia de Historia del Quindío después
de su muerte. Este caballero, cordial y de trato humano inigualable, dejó
huella en su alcaldía, pues su plan de desarrollo siempre se había enrutado en
una “evolución hacia el cambio positivo de nuestra sociedad, que avanza hacia
el reconocimiento de la riqueza cultural, histórica y social y la equidad del
reparto social”.
En Salento marcó un hito en el
conocimiento de sus raíces, en un pueblo que sólo hasta ahora viene a hacer
conciencia de su importancia histórica. Arias era descendiente de familias
fundadoras de este primer municipio instalado en la región en el siglo XIX. Se
recuerda a este académico en su pueblo porque también es el autor de la letra
del himno, musicalizado por el maestro Juan José Ramírez Gómez.
Son pocos los profesionales de la Historia
que han conformado o conforman la Academia del Quindío. Esto no ha sido óbice
para el desenvolvimiento de un órgano que es interdisciplinario, conformado por
profesionales de diversas profesiones, pero que tienen como propósito develar y
aclarar los hechos del pasado desde diferentes visiones.
Olga Cadena Corrales fue una de esas
integrantes que se graduó en el campo de la Historia. Para esta Academia de
Historia del Quindío fue un gran honor haberla tenido en su seno, como su
Vicepresidente. Nació en Armenia en 1944, separada, con tres hijos. Licenciada
en Ciencias Sociales y Magister en Historia. Docente en secundaria y en la
Universidad del Quindío, y de estas ocupaciones resulta la gran admiración que
muchos quindianos tenemos sobre su vida y obra. Fue también directora de
carrera, directora de la Revista Voces y conductora de un diplomado en Historia
y Guianza del Quindío.
El más significativo rol de Cadena fue
desempeñado en la publicación de textos, artículos y libros. También se destaca
su trabajo de grado como tesis de maestría de la Universidad Nacional en 1983.
Se titula “Procesos de colonización del Quindío: el caso Burila 1884 – 1930”.
En el año 1999 dirigió un proyecto de La Crónica del Quindío en forma de
fascículos, donde los quindianos conocieron, a través de sus agradables páginas
coleccionables, las reseñas históricas de los municipios del Quindío. Fue un
trabajo de calidad y de rigor editorial.
En 2003 escribió, para la colección
titulada Cátedra de la Quindianidad, el capítulo “La colonización del Quindío”.
Con José Manuel Pérez, para la revista VOCES, escribió la “Historia de Armenia.
Periodo caucano 1889 – 1908, Período caldense 1908 – 1966”. Otro artículo fue
“Importancia de la colonización empresarial en el Quindío”, para el Sello
Editorial Alma Mater.
En el año 2004 dirigió un recordado
proyecto editorial, dirigido a niños, la Cartilla de Historia del Quindío,
publicación de Comfenalco Quindío.
En el obituario del Departamento de
Historia de la Universidad Nacional, año 2013, se retrató fielmente su
semblanza: “Discreta y de firme carácter, no hacía concesiones ideológicas,
pero era noble y leal en la amistad. Su legado consiste en el respeto que se le
tenía por su honestidad y dedicación profesional”.
Muy bien recibidos fueron sus artículos,
por el profesionalismo de su escritura. Para el volumen 3 de “Ensayos de Historia
Quindiana”, en 2014, la Academia de Historia del Quindío incluyó a su memoria,
el artículo que había publicado el Sello Editorial Alma Mater. Fue un tratado
histórico sobre la Concesión Burila y su papel opresor en la historia de la
región que, en la pluma de Cadena, se convirtió en un estudio serio y
revelador.
A Nodier Botero Jiménez, se le puede
considerar también como el editor de la identidad cultural. Su obra, y sobre
todo su esfuerzo editorial, han quedado como evidencias de otra faceta de este
intelectual quindiano que revolucionó el pensamiento y reflexión sobre los
temas de la idiosincrasia y la historia de este Departamento. Todo comenzó en
el año 2002, cuando a instancias del novel concepto de Quindianidad, Nodier
propuso a varios autores se publicarán los compendios de aquellos temas. Nunca
pensamos en un resultado tan ambicioso, hasta que vimos su primer tiraje.
Fueron cinco libros, juiciosamente compilados, que se agruparon en el título de
Cátedra de la Quindianidad. Ellos son: “La narrativa del Quindío”. “Geografía
física y económica del Quindío”. “Perspectiva ecológica del Quindío”.
“Compendio de historia del Quindío”. “Visión antropológica del Quindío”.
Para que todo resultara estructurado,
Nodier estableció un concepto editorial, porque semejante logro debía hacerse
para dar a conocer las producciones de quindianos académicos, la mayoría de
ellos vinculados a la Educación Superior. Su sello se llamó Editorial
Universitaria de Colombia Ltda. Fueron muchos los días que le dedicó a la
publicación de aquellos volúmenes. Se hacía desde una oficina sencilla, frente
a la Asamblea Departamental del Quindío, donde él y su diligente secretaria
afinaron todos los detalles, solo posibles y exitosos por la acertada dirección
de un ensayista y escritor conocido por el discurso serio de su actividad
ilustrada. Lo consiguió por su tesón, su condición de un quindiano sencillo y
abierto a la discusión y también por su interés en los temas antropológicos.
En la Academia de Historia del Quindío,
donde fue Miembro de Número, su brillantez siempre sobresalió. En las reuniones
ordinarias, o en la de alto perfil, siempre sus intervenciones fueron un aporte
a la profunda conceptualización de la historia. En la colección titulada
Biblioteca de Autores Quindianos, Ensayos de Historia Quindiana, Volúmenes 3 y
5 se publicaron dos de sus ensayos. Ellos son: “El Quindío en símbolos: ensayo
sobre la identidad regional” y “Armenia hacia el futuro: globalización y
cibersociedad”. También nos encendió luces sobre la importancia de las
microhistorias y sobre tantas intervenciones suyas que dejaron el mejor legado
para la prosperidad.
Pero Nodier seguiría en la tarea de obras
publicadas. En 2005, desde la Editorial Universitaria de Colombia nos regaló
otros proyectos de envergadura. Los textos de Didáctica de la Historia, la
Antropología y la Literatura del Quindío y los que ilustraban los temas vitales
de Colombia, los de la Constitución y la Paz. Todos ellos reposan en las
bibliotecas de Colombia, como muestra de un quindiano sencillo y generoso que
aportó con su pluma y su constancia al enriquecimiento de las letras
colombianas.
La muerte lo sorprendió con la preparación
de la serie bibliográfica que resaltaría el papel y protagonismo de Antioquia
en la identidad del Eje Cafetero. En sus contenidos y títulos ya se había
avanzado desde las siguientes líneas: El Nuevo Tesoro Quimbaya. Saberes
culinarios de Antioquia en la construcción de identidad del Eje Cafetero.
Costumbres montañeras y de arriería. A esto se le sumarían dos ensayos sobre
aspectos de la región antioqueña, desde su perspectiva simbólica y del modo de
ser y de actuar del hombre y la mujer de esa tierra. Un proyecto que debe
seguir madurando, y ojalá cristalizarse en homenaje a su memoria.
Jorge Hernán Velásquez Restrepo
Roberto Restrepo Ramírez
Miembros de Número de la Academia de Historia del Quindio
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