Formidable
empresario e industrial nacido en Copacabana, Antioquia, el 1 de noviembre de
1901 y fallecido el 24 de agosto de 1984 en Armenia; sus padres José Domingo
Quintero y Josefina Agudelo, ricos campesinos de Copacabana donde permanecieron
para siempre; Domingo se ocupó de las tareas del campo y solo aprendió a
firmar.
En
1924 llegó al Quindío con una recua de cuarenta mulas, catorce de su propiedad,
y comenzó a trabajar en el trapiche de Eleazar Arias y Domingo Muñoz situado en
el famoso sector de Titina.
Trabajador
incansable, con una imaginación audaz y desarrollada, fue levantado por sus
padres a punta de rejo, con rectitud y honorabilidad a toda prueba; en estos
primeros trabajos en el trapiche, recogía la caña y después sacaba a vender su
producción.
Con
el tiempo compró el terreno que se llamaba el barranco de la estación o zona
del ferrocarril y en 1934 comenzó a construir el famoso castillo de Getsemaní.
La
construcción de este valioso hito de nuestra historia económica y de la
arquitectura, situado en la carrera 19 entre calles 28 y 29, es paralelo a la
inteligencia práctica de Domingo para ir montando diversas
empresas: en el ábside, bajo la cúpula bizantina, tiene Don Domingo una fábrica
de llantas La Esmeralda, es el único hombre en Colombia que las está fabricando[1], negocio que más tarde
vendió a Icollantas; en el primer piso dio marcha a la fábrica de chocolates
Pavo —de bola— y Esmeralda, un poco más tarde la vendió a la Nacional de
Chocolates; en ese primer piso inició la fábrica de jabón Campana que entró a
competir con la fábrica de Vicente Giraldo; allí mismo puso a funcionar la
fábrica de velas, velones y veladoras La Esmeralda; en un espacio contiguo albergó la fábrica de café
molido La Esmeralda, la trilladora Esmeralda y Armenia, depósito de café y
pasilla.
En
la parte baja albergaba los camiones y depósitos de producción y al fondo la
iglesia del Señor Caído de Getsemaní, cuyo padre oficiante por mucho tiempo fue
el párroco Betancur; con las colectas en las misas y la ayuda de Don Domingo,
nació la famosa iglesia del Sagrado Corazón de Jesús. En la capilla del
Castillo permaneció por un tiempo la comunidad misionera de sacerdotes
españoles —Cáritas—.
Era
el lugar de residencia de su familia, su señora la distinguida dama calarqueña
María Mireya Patiño, con la cual contrajo matrimonio el 1 de julio de 1943 en la
catedral de Armenia, ceremonia oficiada por el padre José Jesús
Ríos; de dicha unión nacieron cinco hijos: Teresita de Jesús, Carmen Luz, Jesús
Antonio, José Domingo, Josefita e Inés. Además Josefina, Ricardo y Patricia,
fuera del matrimonio.
Construyó
apartamentos donde vivían numerosas familias trabajadoras y otros
arrendatarios; en 1958 arrendó una parte al municipio de Armenia como sede del
colegio Nacional. En los años ochenta el bello castillo de Getsemaní pasó a manos
del señor José Monsalve y sus hijos, en una época de difíciles
circunstancias económicas; por distintas razones, los nuevos propietarios no
supieron medir el valor histórico y arquitectónico y el terremoto del 25 de
enero de 1999 le produjo fisuras que llevó a su posterior demolición. Alcanzó a
tener cerca de doscientos empleados, la mayoría mujeres.
Tomás
Calderón periodista de La Patria de Manizales, escribió el 9 de abril de 1944
un relato que narró su visita al castillo, atendido directamente por su dueño:
“El prototipo del emprendedor quindiano (…) casa de familia, fábrica y templo,
con más de seis estilos: el gótico, romántico, bizantino, español colonial,
renacimiento, barroco y plateresco.
En
amplia bodega que funcionaba en el sector donde hoy queda el edificio Cervantes y
la fundación del fallecido dirigente Ancízar López López,
atendía el mercado local de sal de Zipaquirá, gracias a concesión otorgada por
el presidente Laureano Gómez Castro durante varios años con éxito comercial.
Se
destacó por su constante apoyo a obras religiosas y colegios católicos; brindó
ayuda a las Hermanas de la Protección de la Joven, a la comunidad Franciscana
en la iglesia Nuestra Señora del Carmen, de la cual era
fervoroso asiduo y donó la ornamentación para la peregrinación a Ricaurte;
regaló la imagen de la Virgen del Carmen a la iglesia San Francisco; trajo de
París en 1932 las actuales y bellísimas campanas de la catedral; regaló la
imagen del Señor Caído a la catedral de Copacabana; ayudó al colegio del
Rosario y al colegio de las Hermanas Bethlemitas; en fin, atendió con amor y
diligencia las necesidades de los sacerdotes y de la iglesia.
Con
la ayuda de su hija mayor Teresita de Jesús y de su hijo José Domingo, puso en
marcha su depósito de café al frente del castillo, ya no de su propiedad, por
la carrera 18; gracias a este negocio y la ayuda de sus hijos culminó
decorosamente su vida laboral, pues fue de su propiedad hasta su muerte.
Recibió
condecoraciones del gobierno y varios reconocimientos empresariales, del
comercio y las entidades cívicas y sociales de la ciudad.
Con
la invaluable colaboración de José Domingo Quintero —hijo del ilustre
empresario— he recorrido los pliegues y los caminos existenciales de uno de los
grandes pioneros de la empresa regional, un hombre
maravilloso hecho a pulso, arriero venido de su amada Antioquia con una recua
de mulas, sin saber leer y escribir, que con obstinación, imaginación y
brillante inteligencia creo un valioso número de empresas albergadas en la
magnificencia del castillo Getsemaní, admirable monumento arquitectónico que
amó infinitamente.
Domingo
Antonio Quintero fervoroso religioso y paladín del trabajo productivo, quién
con su sola firma logró cimentar un imperio económico, orgullo de otros tiempos
mejores en nuestro desarrollo productivo; un hombre superior a su tiempo que
creó riqueza y ayudó personas desvalidas y pobres, fiel colaborador de la
iglesia en muchas obras de beneficencia. Sencillo y laborioso
al exceso, su periplo vital es uno de los más vibrantes ejemplos de nuestro
desarrollo económico a mediados del siglo pasado.
Rindo
testimonio de admiración a su nombre y a sus descendientes, el orgullo de un
ser humano excepcional.
Gabriel
Echeverri González
Miembro
de Número de la Academia de Historia del Quindío.
[1]
Calderón,
Tomás. 1944. La Patria. En Historia y región, blogspot del historiador Alfredo
Cardona Tobón. 11 noviembre 2015.
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