Hugo
Galvis Valenzuela, miembro de la Academia de Historia del Quindío
Jesús
Alberto Alzate Villegas, Licenciado en Ciencias Sociales e Historiador
Gonzalo
Alberto Valencia Barrera, Secretario Academia de Historia del Quindío
Además
del avance físico en sus edificaciones, el adelantamiento económico de
Alejandría comenzó a darse con la petición hecha al Concejo Municipal de
Filandia el 22 de agosto de 1914 por 27 vecinos, encabezados por don José
Ignacio Gutiérrez, para establecer el mercado público el día domingo ante la
falta de sitios para proveerse y la dependencia con Montenegro, localidad que
se beneficiaba fiscalmente de la situación. Aprobada la solicitud, se iniciaron
los mercados dominicales el 30 de ese mismo mes. Se generó así una dinámica de
negocios con el establecimiento de tiendas, carnicerías, cantinas, boticas,
compras de café, trilladoras, herrerías, almacenes, etc., que prontamente
llevaron a la nueva localidad a distinguirse por su progreso, muy por encima
del que mostraba el otro corregimiento, Pueblo Rico. Otra señal de ese
adelantamiento fue la creación de la Escuela Rural Alternada de Alejandría
(Acuerdo del Concejo Municipal de Filandia No. 28, de diciembre 24 de 1915),
que iría a funcionar en la capilla y que en el curso de 1916 se separaría en
dos escuelas urbanas: la de varones, General Santander, y la de niñas, Sagrado
Corazón de Jesús.
Un
evento significativo en los primeros años de Alejandría fue el diferendo de
límites que sostuvieron los Distritos Municipales de Filandia y Cartago en la
parte norte de la jurisdicción del corregimiento. No obstante que los
departamentos de Caldas y Valle habían precisado los límites en 1916 en el
tramo de la línea recta que unía el río La Vieja con Pavas, las dificultades
prácticas de atender asuntos de orden judicial y fiscal en Cartago o Filandia
llevaron a que la usanza o costumbre en esa época tuviese como referencia el
cauce de la quebrada San Felipe como el límite entre los dos distritos. Ello
devino finalmente en una aceptación legal de estos límites, lo que significó
para Filandia la pérdida de territorio, pero también le significaba consolidar
su presencia económica a través de Alejandría, que comenzaba a ejercer
influencia sobre La Balsa (hoy día, Alcalá).
Un
testigo de excepción da cuenta del progreso alcanzado por Alejandría, el
viajero Rufino Gutiérrez, quien en su travesía por estas tierras en febrero de
1918, narraba lo siguiente[1]:
“… En La Balsa se abandona el
camino del Quindío, y por uno bastante mal conservado y peor trazado, por entre
potreros y sementeras de maíz, caña y plátanos y fértiles guaduales, y
marchando a la ventura, pues la vía no está cercada, se llega en menos de dos
horas a la naciente población de Alejandría, Corregimiento de Filandia,
habitada únicamente por antioqueños.
En 1916 [sic] se juntaron varios
propietarios de predios vecinos y formaron fondo común para comprar un lote de
tierra en sitio que se llamaba La Soledad, y fundar en él una población;
demarcaron plazas y calles, reservaron lotes para oficinas públicas, iglesia y
escuelas, trajeron agua abundante de media legua de distancia, y hoy, después
de poco más de un año, hay allí una población bastante grande, con buen templo
en construcción, local de teja de barro para una escuela alternada y se
construye una más para que se funde otra y haya una para cada sexo. Las buenas
casas de teja son numerosas y entre ellas hay ya cinco de dos pisos, casi todas
de cuerpo de madera o de guadua; y semanalmente hay feria de víveres. Es tal la
concurrencia de nuevos pobladores, que sólo en esta semana se han repartido
gratuitamente casi 200 lotes de 10 varas de frente por 40 de fondo para nuevas
edificaciones.
De allí en adelante el camino
está más abierto y mejor conservado y atraviesa muchas quebradas de regular
caudal y el río El Roble, con buenos puentes, hasta llegar a Montenegro.”
En
los años siguientes se daría la lucha por la conversión de Alejandría en
municipio, la cual se concretó el 4 de abril de 1922 cuando la Asamblea
Departamental de Caldas en su Ordenanza No. 26 aprobó la creación de Quimbaya
compuesto por los Corregimientos de Pueblo Rico y Alejandría, con cabecera en
este último.
La
propuesta inicial era mantener el nombre de Alejandría, o en su defecto se
sugirieron los de Bolívar, Andalucía o Lorena, pero el diputado Carlos
Jaramillo Isaza propuso el nombre de Quimbaya como homenaje a la civilización
que habitó las tierras en donde se localizaría el nuevo municipio.
[1]
Academia Caldense de Historia. Viajeros
por el Antiguo Caldas, “Rufino Gutiérrez”. Manizales: Editorial Manigraf, 2008,
p. 351.
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