Un episodio interesante de mi paso por la Gobernación del Quindío en la
década de los ochenta del siglo XX, transcurrió incidentalmente cuando se creó
la empresa Cicolsa que hoy muy pocos rememoran. En desarrollo de una promesa de
adelantar proyectos agroindustriales para mi comarca[1], ya
posesionado en 1984 decidí mover cualquier proyecto de esa naturaleza que
combinara no solo la inversión privada sino el compromiso de la administración
pública en apoyarlo enteramente.
Pasaron los meses y parecía que no había ninguna perspectiva, ni un adelanto promisorio, hasta que un lector avisado del diario La Patria de Manizales tropezó con una noticia donde se reproducían unas declaraciones del Dr. Jorge Cárdenas Gutiérrez, a la sazón presidente de Fedecafé, en las cuales anunciaba la construcción de una planta de cítricos en el departamento de Caldas para cubrir la oferta de estos frutos en las tres secciones del eje cafetero.
La asesoría oportuna
Como una especie de reto, esa noticia tocó mis fibras
regionales. De inmediato me apersoné de la nota periodística y, atendiendo a mi
sola intuición, reuní a mi equipo de asesores en la casa campestre de Cesar
Hoyos Salazar en “La Aldea”, jurisdicción de Circasia, a quienes les hice partícipes
de una idea: “pidámosle a la Federación que la planta de cítricos se ubique en
el Quindío de tal modo que los recursos del Fondo Nacional del Café irriguen
por igual a los tres departamentos”. En esta reunión el abogado Oscar Jiménez
Leal sugirió llamar a Héctor Rojas Castro, su pariente calarqueño quien
entonces trabajaba como Director encargado del diario manizaleño mientras
duraba la ausencia de su titular, y por supuesto era quien estaba a cargo de
los editoriales principales de cada día.
Héctor Rojas, inolvidable cooperador de nuestra iniciativa, accedió a
ocuparse del tema pero pidió que le enviáramos por adelantado una especie de
memorando donde se describiera la intención de tener esa planta de cítricos
para el Quindío. Escrito a cuatro manos, el aludido mensaje se le remitió por
fax… y cuál no sería nuestra sorpresa cuando al día siguiente, inopinadamente y
con muy pocos ajustes, el mensaje salió publicado en La Patria con todo el protocolo de un editorial de la fecha.
La repercusión del editorial fue sorprendente, no solo en las filas de
los cafeteros caldenses y risaraldenses sino en las oficinas principales de
Fedecafé en Bogotá. En principio la posición del diario en favor de la idea no
les gustó a los altos funcionarios del gremio dado que el rotativo manizaleño
siempre había defendido a capa y espada los intereses de la Federación y del
Comité de Cafeteros de Caldas, en especial cuando se trataba de decisiones orientadas
a esa región. Muchos años después Héctor, antes de morir, me contaba que sus
problemas ulteriores con los propietarios del periódico se habían despejado
gracias a la rapidez como Cárdenas Gutierrez aceptó enfrentar el asunto sin
conflicto, quizás por el temor de que un disturbio mayor pudiera acrecentar los
reclamos de otras unidades cafeteras y hacerlo inmanejable. Por supuesto, habíamos
ganado el primer round.
Una sociedad quindiana
De inmediato procedimos convocar a los cafeteros locales, y a otros
empresarios de diferentes sectores, con el objeto de que le hicieran compañía a
la Gobernación en el compromiso de adquirir acciones de la nueva empresa,
contando con un capital semilla que se había previsto con fondos
gubernamentales. Reunidos en el Teatro de la Cruz Roja una cantidad enorme de quindianos,
de risaraldenses y personas del norte del Valle que deseaban ser accionistas (con
esta que comenzaba como una empresa industrial y comercial del Estado con
aportes públicos y aportes privados del Fondo Nacional del Café), se consiguió
una notable proporción de las acciones públicas gracias a que la Asamblea
Departamental, sesionando en forma extraordinaria, llegó una noche al propio Teatro
con una Ordenanza autorizando aportar $ 27 millones de pesos que nos hizo tener
la mayoría accionaria en Cicolsa. La empresa agroindustrial era un hecho.
Después de sortear las diversas dificultades para una empresa que tenía
sus acentos políticos, porque la oposición acusaba al Gobernador de derivar
beneficios de la misma, la fábrica fue puesta en marcha con todos sus
desarrollos. Sería innumerable la cantidad de detalles que se sucedieron
después de mi dejación al cargo de Gobernador, removido por sorpresa gracias a
la trama de los conservadores que deseaban ese cargo para sus intereses
electorales hasta vencer la voluntad del Presidente Betancur para darles la
razón. No conozco las causas del manejo que le dieron a la empresa Cicolsa pero
en unas administraciones ulteriores, y sin saberse las razones completas, la empresa
se privatizó y la nostalgia de un propósito frustrado es mi única recordación.
Cicolsa y sus desarrollos
Cicolsa nace, como es comprensible, en calidad de un programa de diversificación
de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia. En ese año de 1984 se
constituyó la sociedad anónima denominada Cítricos de Colombia S. A. con el
objeto de desarrollar un proyecto agroindustrial dedicado a la producción y
exportación de concentrados de frutas. Como dijimos, el socio principal de la
Gobernación era la Federación Nacional de Cafeteros y tenía como accionistas a cafeteros
de los departamentos vecinos y aquel importante aporte societario de la
administración departamental aprobado por la Asamblea de esa época.
Se me han suministrado nuevos datos. En el año 1990 la empresa de origen
norteamericano Meals de Colombia
S.A. ingresa como socia (con el 49% de
la propiedad) y más adelante, en 2002, se
escinde la sociedad Cicolsa, transfiriendo en bloque parte de su
patrimonio a Meals con excepción del
área agrícola que, en ese momento, es denominada como la División
Agroindustrial de Meals. En noviembre
12 de 2004 se liquida la sociedad Cicolsa, pasando como área agrícola a la mencionada
División Agroindustrial de Meals de
Colombia S.A.
Nuevas inversiones se suceden en aquel tiempo. En enero de 1992 se había
inaugurado la planta de producción de concentrados de maracuyá y naranja, con
destino al mercado internacional. En 1994 inicia operaciones el vivero. En 1997
se abre la promoción de la siembra de la variedad Sweety Orange. En 2002 Meals
de Colombia adquiere el 100% de las acciones y se formaliza la División Agrícola,
D.A. En 2002 se traslada la planta de producción de Country Hill de Bogotá a la
D.A. y se direcciona el manejo de marca desde la D.A. En 2003 comienza el
proceso de abastecimiento de ingredientes especiales a las plantas de Manizales
y Bogotá, para las líneas Cream Helado, Yoplait y Country Hill.
Las variedades de cítricos que se impulsaron
Dentro de los temas importantes de Cicolsa, desarrollados con el
empresario Alberto Montoya Fayad a la cabeza, estuvo la variedad Sweety Orange que hoy se comercializa en
todas las cadenas del país y se convirtió en la más importante alternativa para
la siembre de cítricos en toda la región de influencia de la planta. En el
presente la industria de los cítricos en Colombia, dice Montoya Fayad, “parece
que tiene que dar un importante giro, ya que debe ir adecuando las calidades de
los concentrados producidos en el país, de acuerdo a las normas
internacionalmente aceptadas”.
Cuando se inició la operación de la División Agroindustrial de Meals de Colombia (antes llamada Cicolsa,
S.A.) se tenía como prioritario el acopiar volúmenes importantes de fruta con
el fin de tener una adecuada ocupación de la planta, situación que no se dio,
de un lado por la baja área sembrada de naranja y de otro, por el inesperado
incremento de la demanda para el mercado.
Esta experiencia de crear una empresa agroindustrial en el Quindío, con
fondos públicos y privados, fue quizás uno de los primeros esfuerzos para darle
una orientación de dicha naturaleza al desarrollo económico de la región y una
señal de que dicho camino podría ser viable como lo había señalado Gomez
Ceballos.
Los canadienses se acercan
En aquellos mismos días en que estábamos organizando a Cicolsa, llegó a
Armenia una comisión estatal de canadienses interesados en comprar alimentos
para su país con la siguiente propuesta: Canadá se comprometía a adquirir todo
lo que la cordillera central produjera en papa, hortalizas y verduras que
serían llevadas totalmente en contenedores por Buenaventura a Montreal sin
dejar nada para el consumo local. A cambio de esa inusitada compra de contado,
y en moneda fuerte, los canadienses suministraban a los quindianos toda la
asistencia técnica con agrónomos de ese país, las semillas, los fertilizantes y
empaques necesarios para una operación en grande que fortalecería el comercio
exterior y la balanza comercial con ese país del Norte.
Estábamos felices: la propuesta agroindustrial progresaba con esta nueva
iniciativa. Entonces nos pusimos en acción para aceptar las formidables expectativas
que un proyecto como estos nos ofrecía; visitamos a varios propietarios de
fincas ganaderas de la cordillera, por Navarco y Santo Domingo arriba, donde
pudimos convencer a varios finqueros de dar en arrendamiento al Departamento
una porción de unas cuantas hectáreas para construir los invernaderos
apropiados para esa clase de cultivos.
En varios casos, alcanzamos a firmar cartas de intención con los
ganaderos, las cuales serían dadas a conocer a los canadienses para preparar los
primeros desembolsos pues ello significaba el aval del gobierno departamental
al proyecto. Precisamente estando en esos preparativos, y en la víspera de
reunirnos con la delegación de Canadá, el Presidente decidió nombrar un nuevo
Gobernador para darle satisfacción a su propio partido y desplazar al liberal
lopista que allí estaba. En consecuencia, entregué toda la documentación de los
canadienses al nuevo mandatario, Rodrigo Gómez, recomendándole que prosiguiera
con un proyecto tan importante y beneficioso para la región, y aún hoy
ignoramos las razones por las cuales los canadienses nunca más volvieron a
pisar tierra quindiana.
Marzo 2021
Jaime Lopera Gutiérrez
Presidente de la Academia de Historia del Quindío
Nota: En la foto que acompaña este escrito durante la ceremonia de la primera
piedra de Cicolsa aparecen: con boina, un sacerdote que acompañó la ceremonia;
Alberto Espinosa, Presidente de Meals
en aquel tiempo;; Alberto Montoya Fayad, miembro de la Junta Directiva y luego
Gerente desde 1995-2017; Julio Cesar Rodríguez, Gerente en ese entonces; Samuel
Grisales, Gobernador del Departamento; Víctor Beltrán, miembro de la Junta
Directiva; Cesar Hoyos Salazar, Alcalde popular a esa fecha; Horacio Jaramillo
Bernal; Oscar Jaramillo, Director del Comité Departamental de Cafeteros del
Quindío y miembro de la Junta Directiva; y el Comandante de Policía Quindío.
[1]
En apoyo de la idea de
mi amigo J. Alberto Gomez Ceballos quien abrió un importante y novedoso debate
al respecto con su libro Industrializar
al Quindío: ¿una Utopía?, en 1974.
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