Los tres libros


Este episodio de la vida real sucedió así: en un pasillo por el cual circulaban los cientos de participantes del Congreso Nacional de Historia en Armenia, el 3 de octubre de 2019, me encontraba tratando de responder a la pregunta de un amigo antioqueño quien quería conocer mi versión sobre los libros que se habían utilizado para la enseñanza de la historia en Colombia en este y en el siglo pasado.

En realidad, la inquietud concreta consistía en saber si el libro de historia de Henao & Arrubla todavía se usaba o, por lo menos, si había un sucesor. En esos momentos pasó por mi lado un miembro de la academia quindiana a quien agarré del brazo y, sin muchos preámbulos, se lo presenté así a mi colega de Medellín: --“Mira, este es el autor de la “Historia Socioeconómica de Colombia”, en compañía de la historiadora Margarita Peña, un libro de culto que cubrió esta asignatura de bachillerato por varias décadas al final del siglo XX”.

El tímido Carlos Alberto Mora Buitrago bajó los ojos, se ruborizo un poco pero no atinó a negar que ese libro suyo cobijó la enseñanza de historia en Colombia por un largo lapso con la bendición del Ministerio de Educación de su época. Muchísimas ediciones y ejemplares salieron de las imprentas de Norma entre 1983 y 2002 en un formato de fácil lecturabilidad, ilustrado con mapas, cuadros, índices, dibujos, borradores cartográficos y fotos antiguas y de actualidad. Alguien decía que el famoso texto del mexicano Daniel Cossío hubiese podido ser una referencia de Mora para elegir el formato más apropiado para la enseñanza.

Lo que Mora Buitrago suele omitir de sus trabajos en torno a este libro es la verdadera noticia política del mismo: en un debate del senador Álvaro Gómez Hurtado al Ministro de Educación durante el cuatrienio de Barco, el político conservador pidió la palabra con el libro de Mora Buitrago en la mano anunciando que era una obra comunista –por su enfoque social, por supuesto-- y por lo tanto el ministro debía retirarlo del mercado y, obviamente, de las aulas escolares. Así se hizo y el libro, hasta la actualidad, pasó a las páginas de un Índice conservador que se llevó de calle a otras obras, como los libros de Vargas Vila, acusados de pecados de los que habría que salvar a los jóvenes.

Mi reflexión personal va un poco más allá de la anécdota: terminado el reinado del libro de Henao & Arrubla, sobre el cual se han dicho muchas cosas, fue el momento de la “Historia Socioeconómica de Colombia” en las aulas escolares. Y ahora, uno de nuestros ilustres visitantes al Congreso de Historia, Jorge Orlando Melo, ha escrito la “Historia Mínima de Colombia” que cubrirá la enseñanza de la historia por muchas décadas más. Estos tres libros principales (y tal vez otros que omitimos por falta de espacio), más el libro de Salomón Kalmanovitz sobre el mismo tema publicado hace unos años, son un estupendo abrebocas histórico a la realidad económica y social del país.

Creo que la inquietud de mi amigo antioqueño quedó despejada y que nosotros también podemos encontrar, con estos testimonios, el pretexto para hacerle un reconocimiento a quien no puede ya ocultar sus verdaderos y eruditos aportes a la historia de Colombia. Mora Buitrago (el hijo del boticario Mora) vive por estos andurriales y no solo es un emblemático amigo y colega de la Academia, con antecesores en la fundación de Calarcá, sino un investigador que apreciamos y respetamos en demasía.

Jaime Lopera Gutiérrez
Miembro de Número de la Academia de Historia del Quindío


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