De la Violencia a la paz


 

La violencia de mediados del siglo pasado se precipitó sobre Colombia, al tiempo que, paradójicamente, inició un periodo de crecimiento económico acelerado que se vio marcado por enfrentamientos que incluyeron a diversos actores (con todo tipo de motivaciones) que cometieron diversos crímenes y atrocidades incalculables e insuperables.

El Quindío era epicentro de la producción cafetera (y de la riqueza generada por ella) y el cruce de caminos entre el Tolima y el Valle del Cauca. En la región, se desató una violencia que fue afectando hombre tras hombre, vida tras vida, familia tras familia, vereda tras vereda, en una cadena interminable de horrores (que muchas veces escondía propósitos de lucro ocultos tras caretas partidistas).

La escalada de violencia y el clamor de los habitantes motivó a la Junta Militar de Gobierno a disponer la activación de la Jefatura Civil y Militar del Quindío (octubre de 1957), con sede en Armenia, en vista de la grave situación de orden público y de descomposición social que estaba afectando profundamente la integridad de las personas, la seguridad de los campos y la economía. A la Jefatura, le otorgaron poderes para pacificar la región (como el mando directo sobre las Fuerzas Armadas, el Servicio de Inteligencia Colombiano, las autoridades civiles y judiciales, entre otros). El área de responsabilidad incluyó nueve municipios de Caldas y cuatro del Valle, la cual quedó dependiendo de la III Brigada con sede en Cali y la IV acantonada en Medellín (Diario Oficial, 1957).

Mientras la situación de orden público recrudecía, las tareas de la junta pro-departamento del Quindío (constituida en 1951) continuaban avanzando. En marzo de 1958, diez municipios de Caldas y cuatro del Valle firmaron un pacto de honor, como base de la campaña a escala nacional encaminada a la creación del departamento. Así mismo, se adelantó en Bogotá una reunión de personalidades de la región (Ancizar López, Horacio Gómez, Yolanda Ceballos y Emilia Jaramillo, entre otras) con el general Rafael Navas Pardo (miembro de la Junta Militar). En ella, hicieron entrega de un memorial en el que reclamaban por el centralismo exagerado del gobierno caldense, la apropiación presupuestal escasa, entre otros aspectos; además, en este proponían la concentración del mando de las tropas y de la policía en Armenia, con la intención de lograr una mayor efectividad. (El Tiempo, 1958)

Contrariando los deseos de la población, de la dirigencia política y de las corporaciones cívicas, dicha Jefatura fue suprimida en julio de 1958, debido a dificultades logístico-administrativas. Un llamado de urgencia del diario El Tiempo, en su editorial (Contra la violencia), del 5 de septiembre de 1958, reflejó nuevamente la angustia de la gente del Quindío que clamaba por la paz en la región: “[…] En momentos en que todas las fuerzas vivas de la nación se unifican para la reconstrucción nacional, el drama de la violencia en el Quindío mantiene los más agudos relieves. […] Se comprende, naturalmente, que no solo medidas de orden militar son indispensables para recobrar la paz y la seguridad social”. (El Tiempo, 1958a)


En 1961, se creó el Destacamento Operacional del Quindío (y norte del Valle), el cual fue el encargado de implementar, por primera vez, el plan Lazo, una estrategia propuesta por el general Alberto Ruiz Novoa que permitió neutralizar temidos bandoleros y cuadrillas de la época (Comando del Ejército, 1962).  La clave estuvo en la integración de las medidas militares con los planes sociales y económicos (acción cívico-militar). En ese Destacamento, convergían las jurisdicciones de las brigadas III (Cali), IV (Medellín) y VI (Ibagué). En abril de 1962, fue agregada la Compañía Flecha de la Escuela de Infantería. Los avances del Destacamento fueron exitosos, sin embargo, las dificultades logísticas y operativas eran evidentes (además del mando y control).

Por estas razones, mediante la resolución 877 del 12 de septiembre de 1962, el ministro de Guerra (general Ruiz Novoa) aprobó la disposición del 1º de septiembre (emitida por el Comando del Ejército) por medio de la cual se activó la VIII Brigada. En sus inicios, tuvo bajo su responsabilidad 32 municipios de Caldas, 19 del Valle y 1 de Chocó (10500 km²).

De la violencia a la paz (pág. 17)

Para cumplir su misión, le fueron asignados 3 batallones de infantería (Vencedores, Voltígeros y Rifles), 1 batallón de artillería (San Mateo), 1 batallón de ingenieros (Francisco Javier Cisneros), la compañía de lanceros (que cobró protagonismo por su efectividad), el Batallón de Infantería No. 22 Cazadores (en calidad de segregado) y 1 compañía de comando y servicios. Tiempo después, llegó otra compañía proveniente de la Escuela de Infantería (Arpón). Posteriormente, en octubre de 1962, le fue agregado el Batallón Colombia (que operó hasta abril de 1963 en el norte del Valle).  

En 1962, cerca de 30 bandas criminales asolaban el territorio. El drama de la violencia era preocupante. Se volvió nota común el abandono de las fincas y la huida de los propietarios, las familias y los trabajadores hacia los poblados cercanos u otros centros urbanos (como Armenia, Manizales o Pereira). Con este panorama tan difícil, la VIII Brigada inició sus tareas.

De la violencia a la paz (pág. 266)

En la batalla tenaz, por lograr la pacificación de la región, humildes soldados cayeron en el combate contra los bandoleros; oficiales y suboficiales y también cientos de campesinos rindieron sus vidas en medio de un espiral de violencia que parecía no tener fin. Sin embargo, para junio de 1963, el coronel Omar Gutiérrez Ospina, comandante de la Brigada, expuso la situación de la región: “[…] El Quindío, en estos últimos meses, ha recobrado su pujanza de pueblo progresista y de paz. Demostrando al país que una página de prensa no solo se puede llenar de muertos, sino también de obras de relieve y aliento cívico” (El Tiempo, 1963).  

En 1965, se publicó el libro De la Violencia a la paz, escrito por el coronel Armando Vanegas Maldonado, en concurso con el estado mayor de la VIII Brigada. En él, se detalló el trabajo llevado a cabo para pacificar la región. En una nota del inicio del texto se resaltó lo siguiente: “[…] La vinculación de todas las fuerzas vivas de la región que, mediante el esfuerzo conjunto, lograron erradicar la violencia y dar paso al progreso y la tranquilidad” (VIII Brigada, 1965). A la par con esta publicación, el 18 de junio del mismo año, se presentó a la Cámara de Representantes el proyecto de ley que creó el departamento del Quindío.

De la violencia a la paz (pág. 87)

En concurso con las personas de la región, esta Brigada fue recuperando la tranquilidad perdida. Lo ocurrido en la celebración del 75º aniversario de Armenia, el 14 octubre de 1964, dio cuenta del ambiente que se vivía. La visita del presidente Guillermo León Valencia (episodio relatado en la columna

Las fiestas de antaño) marcó un antes y un después para el futuro departamento. A su llegada, Valencia ofreció un discurso en el salón del aeropuerto El Edén. En uno de sus apartes, destacó la labor de las tropas: “[…] La paz de la región se consiguió gracias a la voluntad de los ciudadanos y al trabajo de las Fuerzas Armadas. […] La violencia empezó a naufragar cuando el gobierno aprobó la ‘Operación Lazo’, propuesta por los militares”. El mandatario finalizó prometiendo convertirse en un “[…] vocero para reclamar las transformaciones que necesita el Quindío” (Castaño, 2023).

Periódico El Tiempo, 2 de julio de 2966, 1 pág.

El 19 de enero de 1966, el Senado creó y organizó el departamento del Quindío. Como gobernador de Caldas (1966-1967), al brigadier general Vanegas Maldonado le correspondió hacer la transición política para la disgregación del ‘viejo Caldas’ y la creación del nuevo departamento. El 1º de julio de 1966, el presidente Valencia, en el discurso pronunciado en la inauguración oficial del 19º departamento de Colombia, destacó: “[…] la obra de     pacificación del país con el concurso de las Fuerzas Armadas”. Así mismo, señaló: “[…] mientras aquí, estas se mantienen unidas para respaldar a las instituciones, en otros países se coligan para romper los regímenes constitucionales”.


Así, la historia de la región tiene como protagonista de excepción a la VIII Brigada; unidad que hoy cumple 61 años. No cabe la menor duda de que su presencia seguirá siendo fundamental para el cuidado del medio ambiente, la participación en los planes de emergencia y la protección de la vida, la seguridad y el desarrollo del territorio. A quienes la integran, muchas gracias. 


César Castaño Rubiano, capitán (r)

Miembro de la Academia de Historia del Quindío y la Academia de Historia Militar.


Nota:  De la Violencia a la paz (La VIII Brigada y la creación del Departamento del Quindío)

Diario La Crónica del Quindío

Especial - 61° aniversario de la VIII Brigada. 1 de septiembre de 2023


Bibliografía

 

Castaño, C. (2023, 10 de agosto). Las fiestas de antaño. Crónica del Quindio. https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/las-fiestas-de-antano

Castaño, C. (2023, 13 de septiembre). De la Violencia a la paz. Crónica del Quindío. https://cronicadelquindio.com/noticias/por-ejemplo/de-la-violencia-a-la-paz

Comando del Ejército. (1962). Plan de Operaciones Lazo (Copia n.º 43)

Decreto 250 de 1957. Por el cual se toman medidas para la pacificación de la Región del Quindío. 9 de octubre de 1957. D.O. No. 29517.

El Tiempo. (1958, 5 de marzo). La Junta quiere contar con la opinión pública. El Tiempo, pp. 1,15

El Tiempo. (1958a, 6 de septiembre). Contra la Violencia. El Tiempo, p. 4

La Nueva Prensa. (1963). Quindío 1963. La Nueva Prensa, p. 25-30

O. Arango, comunicación personal, 7 de septiembre de 2023.

Ramírez, H. (1963, 10 de junio) El Quindío tierra de paz. El Tiempo, p.7

Revista Semana. (1958, 29 de julio). La Junta Militar. Semana, p.9

VIII Brigada. (1965). De la Violencia a la Paz. Imprenta Departamental de Caldas.

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